La artista argentina radicada en España, figura del teatro musical, lanzó el disco "De repente". Presentará este material el jueves 26, con la rosarina Delfina Beltramone como invitada. El Litoral conversó con Solange sobre su momento artístico y su reinvención constante.
Gentileza producción A los 43 años, su participación en el Got Talent España demostró que todavía tenía mucho para dar.
Solange Freyre es una artista argentina radicada actualmente en España, con amplia trayectoria en ambos países: habiendo debutado en el teatro musical con "Drácula", de Pepe Cibrián y Ángel Mahler, con el tiempo comenzó a escribir sus propios espectáculos, como "Diario de un ama de casa", que estrenó en el Teatro Maipo bajo la dirección de Valeria Ambrosio. A los 43 años, se lució en el programa televisivo español Got Talent España y su participación y talento se volvió viral.
En medio del contexto adverso de la pandemia, y con el afán de reinventarse, decidió grabar su primer disco con canciones propias; en "De repente" recorre varios géneros, mezcla ritmos y experiencias rioplatenses americanas y españolas.
De regreso en la Argentina, Solange brindará un show íntimo acompañada por destacados músicos, invitando a viajar con ella por su historia, su experiencia y su manera de transformar sus sentimiento en canciones. Como invitada, abriendo el show, estará la juvenil artista rosarina Delfina Beltramone. El mismo será el jueves 26 de noviembre.
De todos estos temas conversó la artistas con El Litoral, calentando los motores de una carrera activa a pesar de las adversidades.
Con voz propia
-¿Qué se va a escuchar en el concierto del 26 de noviembre?
-Principalmente va a ser mi disco, que fue una sorpresa incluso para mí. La gente que me conoce sabe que llevo veintitantos años dedicada a las artes escénicas, al teatro musical, aunque también hice bastante tango; pero nunca había sacado mis propias canciones. En esta cuarentena, donde fui obligada a parar como todo el mundo, es como si me hubieran venido a visitar una serie de canciones que querían salir; yo ya estaba en una búsqueda artística de ver como cantante quién soy, qué quiero proponer, cómo sería mi propia música. Y surgió esto: se me puso por delante, no lo forcé ni lo busqué con mucho ímpetu; y me salió un disco entero. Y me lancé como una loca a producirlo, me tiré sin red (risas). Estoy feliz con el resultado, con lo que ha salido, y ahora empieza el camino de verdad. Siempre le digo a los músicos: "Bueno, hemos trabajado un montón, pero ahora empieza el verdadero camino, que es hacerlo conocer".
-Con esa gran trayectoria a tus espaldas en el teatro musical, ¿te ves abocándote a una carrera como cantante o suponés que vas a combinarlas?
-A mí como artista me pasa que voy cambiando todo el tiempo mis ganas de hacer arte, dónde las pongo. Por ejemplo: el año pasado estrené mi unipersonal, una obra de teatro que escribí, y uno cree que le apetece estar tres años haciendo sólo ese unipersonal, porque estás haciendo esa catarsis que necesitás en ese momento. Pero la pandemia no me dejó estrenar este año mi obra, ni en marzo ni en septiembre (que estaba programada en Madrid); entonces surgió lo del disco, y ahora lo que más me apetecería en el mundo es hacer conocer mi música: por ahora por streaming, a través de Internet. Pero apenas se abran otra vez las giras y los espacios de conciertos me encantaría estar girando como loca con mis canciones.
Pero seguramente combinándolo todo: creo que uno cuando está inmerso en esta profesión va haciendo todo lo que surge y lo que puedas hacer, todo lo que te enriquezca. Por ahí si me preguntás "¿irías ahora a un casting para un musical?", por ahí eso me apetece menos. Pero si se trata de mis propios proyectos, no me importa hacer teatro como hacer mis conciertos.
-Recién hablabas de tu obra, "Diario de un ama de casa", que se estrenó el año pasado en el Maipo de Buenos Aires, con dirección de Valeria Ambrosio. ¿Cómo fue esa experiencia?
-Maravillosa, porque para mí era una súper gran apuesta el hecho de escribir una obra de teatro y representarla. Siempre había estado como intérprete en grandes musicales y también obras pequeñas. Entonces poner un texto tuyo en escena ya es un gran reto: que a la gente le guste, le llegue el mensaje, se divierta y se emocione. Entonces necesitaba una gran directora, con esa sensibilidad y ese saber hacer para transmutar una obra que en principio el texto es bastante duro (incluso triste por momentos), y poder llevarla para el lado del humor, de la ironía: que esta mujer se pudiera reír de sí misma. Y eso fue un poco lo que me dio Valeria con su locura. Enriquecedora la experiencia por todos lados: por aprender de Valeria y por animarme como autora, e intérprete de mi propio guión.
Canciones urgentes
-Contabas que el disco surgió en pandemia. ¿Cómo fue el momento de desazón en que se cerraba todo y cómo fue grabarlo en las condiciones restrictivas que hay para trabajar?
-El primer mes de cuarentena estuve muy para adentro, no estuve haciendo absolutamente nada artístico: no me apetecía ni siquiera cantar, estuve con la boca cerrada un mes. Intentando incorporar lo que estaba ocurriendo, y empatizando mucho con la gente que estaba sufriendo, no podía accionar.
A partir de ese mes empecé a hacer directos desde casa: me montaba mis shows desde el salón de casa. Veía que a la gente le gustaba, y se enganchaban y me agradecían mucho, como que les hacía bien. Con esta sensación es como que recuperé las ganas de volver a mi arte como sea. Te da la motivación, la gente lo necesita también.
Ya habían pasado tres meses del encierro más restrictivo, y a partir de ahí me senté a componer: me senté con esta búsqueda de "¿Qué artista soy? ¿Qué quiero contar?", empezaron a bajarme las canciones. Fue un proceso que no puedo ni siquiera describirlo, porque no pude controlar ese proceso: venían las canciones a mí y las anotaba, como si fuera que se abrió un canal y bajaran a mí.
Una vez que ya tenía eso (más o menos a mediados mayo), estuve un mesecito parada buscando el equipo de músicos que hubiera sido ideal para poder acompañarme en este proceso. Y a partir de ahí, en junio, di con los músicos que iban a llevar estas ideas, estos esqueletos de canción, a lo que es la música; porque había que hacer arreglos, armonizar, hacer un montón de trabajo, que no podía hacer sola. Primero con un ida y vuelta totalmente digital, y después cuando las restricciones se empezaron a levantar ya pudimos juntarnos a esbozar las canciones a piano y voz.
-¿Con quién?
-Con Juan Sánchez Molina, quien fue mi pianista de siempre, con quien trabajo en España desde hace 18 años. Es pianista, compositor, arreglador; es también argentino, lo que pasa es que lleva en España 35 años, ni yo me acuerdo que es argentino, no tiene ni acento: al final todo queda en casa.
Después de esbozar estos esqueletos los trabajamos en el primer estudio, con batería y bajo, era el germen de las canciones. Una vez grabado esto pasamos a otro estudio, con un productor y un músico (Francisco José García García, alias Francis J, dueño de El Callejón Estudios) que puso las guitarras y el resto de instrumentos con músicos de sesión y se hicieron las mezclas. Eso fue en Villena, otra localidad cerca de Alicante. Ahí podíamos salir, ya era agosto. En septiembre se siguió mezclando, porque había mucha riqueza instrumental, diferente en cada canción: hay vientos, distintas cosas.
Por supuesto es que con el productor de Villena todo el trabajo prácticamente fue virtual: era ida y vuelta de enviar cosas, excepto la semana que me pude escapar en agosto, que ya estaba abierto todo, para poder ir a grabar la voz allí.
Después hubo músicos que simplemente mandaron la música por WeTransfer, grabada en su casa: es mágico, esto nos obligó a utilizar este tipo de recursos. De repente yo estaba en Madrid y tenía un solo de clarinete de un músico argentino que es Fabián Fazio, que me lo regaló para una canción; o tenía el bandoneón de Claudio Constantini, un chico peruano que está radicado en España, que me mandó su solo.
Músicos de acá
-¿Quiénes te van a acompañar en el concierto?
-Esteban Rozenszain es el director musical y pianista; me acompañó en varia oportunidades, porque un concierto hace tres años en Domus Artis, a partir de ahí quedó una amistad. Cuando hice "Broadway Baby" en el Maipo fue también mi director musical y pianista; y luego el "Diario de un ama de casa", donde fue director musical, arreglista y pianista.
Luego está Mauricio Pasculli en batería, Fabián Fazio va a estar en los vientos (saxo, clarinete, flauta), y Flavio Romero en bajo.
-¿Cómo se dio la invitación a Delfina Beltramone?
-La verdad es que no la conozco personalmente a Delfi. Esto fue por Eduardo Estrella, que conoce mucho a sus padres y la escuela de teatro musical que ellos tienen. Nos puso en contacto, dijimos que sería bueno hacer virtualmente este streaming, porque ella va a grabar su parte en Rosario, y yo en Buenos Aires. Va a ser un concierto compartido: ella va a abrirlo con tres canciones suyas, y después ya es mi concierto. Ya que surgió este ida y vuelta con Delfi, grabamos juntas hace un par de semanitas una versión de "Sin miedo" de Rosana, que nos apetecía hacer juntas, para que las gente nos empiece a juntar las caras.
Volver a creer
-Si bien aquí tenías años de carrera, allá te dio un aire participar del Got Talent España. ¿Cómo viviste ese momento, y qué te dio para realimentar tu carrera?
-Siempre lo digo: llevaba unos años un poquito decepcionada, luchando mucho, sin encontrar muy bien mis espacio artísticos. Entonces el Got Talent fue como un poco el aliciente que me volvió al camino. No gané el concurso: tuve tanta suerte que en esa edición hubo un hackeo en el sistema informático, y un foro de muchos suscriptores (como 300.000), que estaba en contra del jurado Risto Mejide, hicieron que gane justo el concursante que Risto detestaba: como una vendetta.
Más allá de gana o no, tuve una primera audición que fue viral y que la gente amó; me siguen escribiendo, hay gente que la descubre ahora después de tres años y me dicen: "No puedo creerlo, me emocioné un montón". Eso me dio muchísima fe otra vez en mí: el hecho primero de haberme animado, de haber tenido la valentía. Esos programas son muy expuestos, pueden salir muy bien o muy mal: no tenés un ensayo, una prueba de sonido, ningún tipo de red. Te tirás a la pileta total. Salió bien, y encima conseguí emocionar: no es que te salga el agudo, es que emociones; es lo que más me importa: poder traspasar la pantalla es vital. Además vengo del teatro, nunca hice televisión: cómo iba a ser esa experiencia no lo sabía.
Después en la semifinal y la final ya hice cosas más producidas, guiada por la producción del programa que me pedía determinadas cosas. Pero siempre con mucho corazón: sobre toda la "Evita" que hice en la final, que fue muy mío porque quería hacer algo que tuviera con la Argentina; yo recibí mucho apoyo de la Argentina durante el concurso. Entonces quería darles algo especial.
Resumiendo, el concurso me devolvió la fe en mí y en mi carrera, demostrarme que por la edad no era que "ya está, se acabó"; no, hay muchas fuerzas, muchas ganas y mucho que dar. Creo que eso fue la bandera que saqué al mundo y que la gente me agradeció: demostrar que por tener más de 40 años no es que se acabó; tenés mucho que contar y podés seguir haciendo lo que amás y creyendo en eso. Me devolvió al camino.