Rosario Ortega, la vocalista de Charly García y Meteoros lanzó su segundo álbum solista, grabado entre Ciudad de México, Miami y Buenos Aires, antes y durante la pandemia. En diálogo con El Litoral, la menor de la familia de artistas repasó diferentes momentos, encuentros y sensaciones de este proceso.
Gentileza Sony Music De la mano de su novio Lautaro Cura, la mexicana Marian Ruzzi y los productores Matías Cella y Nahuel Barbero, Rosario encontró diferentes sonoridades para las canciones.
“Otro Lado” es el segundo disco de estudio de Rosario Ortega. Grabado entre Ciudad de México, Miami y Buenos Aires, es el resultado de años de trabajo, viajes, y encuentros entre músicos y productores tales como los mexicanos Marian Ruzzi y Ernesto “El Netito” García, y los argentinos Matías Cella (Jorge Drexler, Kanaku y El Tigre), Salvador Colombo (Bándalos Chinos), Nahuel Barbero (Hipnótica), Mariano Di Césare (Mi Amigo Invencible) y Lautaro Cura (Isla de Caras). Después de varios adelantos con sus correspondientes clips, el corte que acompaña el flamante lanzamiento es “Tardes de verano”, con un video dirigido por Facundo Plaga para la productora Malasangre.
Después de años de ser la voz femenina de The Prostitution, la banda de Charly García, y de reemplazar a Julieta Venegas en Meteoros (la banda de Didi Gutman, Ale Sergi y Cachorro López), la menor del clan Ortega concretó el sucesor de “Viento y Sombra”, producido en 2012 por Jesse Harris, que le valió una nominación al Grammy Latino como Mejor Nueva Artista y un Premio Gardel como Mejor Nueva Artista de Pop.
De todo esto conversó “Rocha” (como le dicen sus allegados) con El Litoral: un camino de crecimiento que no sabe de encierros.
Sumar canciones
-¿Cómo fue el proceso de hacer este disco? Hace un año salió “Como quieras”, que fue el primer adelanto.
-Sí, en noviembre del año pasado. En un momento tenía casi todo el disco listo, me faltaban retocar canciones, terminar la producción de algunas pero me estaban faltando algunas. Entonces como el disco iba a salir en abril, y por el tema de la pandemia obviamente todo se retrasó, me tomé unos meses para cerrarlos de una manera un poco más tranquila e incluir dos temas más. Y entonces el disco termina siendo un proceso largo, y unas canciones que ya venía trabajando hace algunos años, y otras que termine en la cuarentena.
-¿Cuáles fueron las que agregaste?
-Fueron las dos primeras del disco: “Tardes de verano” y “Hablo con vos”, que las trabajé a las dos con Nahuel Barbero de Hipnótica, que una banda cordobesa que me gusta mucho; somos amigos y ya hicimos cosas juntos. Ah, y agregué otra más que es “Agua de río”: es un tema que tenía Lautaro de Isla de Caras, que es mi novio. En un viaje surgió y la tenía ahí, no la tenía cerrada. Me junté con El Príncipe Idiota (Mariano Di Césare), que toca en Mi Amigo Invencible, la terminé de componer con él y la cerramos los tres juntos a nivel producción.
O sea que se agregaron tres temas y los últimos dos te diría que en los últimos dos meses. Está bueno porque cuando uno saca un disco y lo tiene hace mucho tiempo listo, por ahí es nuevo para los demás pero para uno ya no.
-Es viejo.
-Claro. No viejo en un mal sentido, pero para uno no es una sorpresa. En cambio agregar estos tres temas que se terminaron de cocinar este año (uno se terminó de cocinar y los otros dos salieron de cero), hizo que sea muy fresco para mí también.
-En el caso de Mariano vos habías grabado una canción con él justamente como El Príncipe Idiota (“El trabajo”); es un poco como una devolución.
-Sí, totalmente: no nos conocíamos y él me llamó para cantar con él; yo soy muy fan de siempre de Mi Amigo Invencible. Después de que grabamos también nos encontramos en México: estaban de gira y y me subí a cantar con ellos y Ruzzi, que es una mexicana que sacó un single con ellos también que se llama “Algo no ha terminado”. Así surgió una como una amistad linda entre los tres en México; a su vez Ruzzi también trabajó “Trueno” y “Destiempo” en mi disco. Se arma como una red de músicos y gente que al menos yo admiro. Eso siempre está bueno: hace que todo sea más cálido.
En equipo
-Todas las canciones son composiciones compartidas tanto en música con letra. ¿Cómo cómo es sentarse a armar una canción de cero con Lautaro con Matías Cella, o con cualquiera de los que fueron a participando?
-Matías Cella estuvo muy metido en la producción, la posproducción y la mezcla; y también un poco en la composición de “Como quieras”. Para mí es una experiencia muy gratificante, porque siempre uno tiene un límite en algún punto de hasta donde sabe ejecutar un instrumento, o hasta donde sabe armonía; entonces creo que las otras personas, otros músicos, ayudan a extender ese límite: que uno pueda subir la vara. Y sacan cosas (al menos a mí me pasa) de uno que uno mismo en soledad por ahí no no llega hasta esos lugares. Entonces se genera como un ping-pong de cosas que algunas las tomás, otras las pateás, pero se va armando algo más interesante, creo yo.
-En enero también se publicó otro lado en colaboración con el mexicano Caloncho. ¿Cómo surgió ese convite?
-Este tema también salió con Lautaro: al ser mi novio es como que está todo muy cercano y hay mucha empatía musical; entonces muchos temas surgieron con él; o con él y otro músico.
Ese tema estaba ahí, y por la melodía me sonaba que tenía que tener otra voz, y Caloncho tiene una voz muy dulce y muy melódica; lo vi cantando eso. Y como tengo buena onda se la pasé, con un poco de miedo, no soy muy segura (risas); no es que pienso “obvio que se va a copar”, no, como siempre tengo dudas. Bueno, se lo mandé y enseguida se copó, y además la parte que él canta escribió la letra él; entonces fue algo colaborativo.
-El video también fueron haciendo sobre la marcha: había filmado en Japón, después fuiste a México y grabaste con él, algo casero.
-Sí, yo tenía el viaje planeado a Japón , que estoy muy contento de que lo hice antes de la pandemia, porque ahora uno para viajar tan lejos lo pensás 20 veces más, está todo mucho más difícil en todos los sentidos. Aproveché ese viaje para filmar la ciudad; después como tenía que pasar por México, por el DF, aproveché y me hice un viaje a Guadalajara, que es donde vive Caloncho.
Ahí él me presentó amigos que filman, y nos ayudaron a hacerlo. Pero es un vídeo totalmente espontáneo que no tenía idea de cómo iba a quedar: no había un plan, sino filmar un viaje y lo que iba viendo yo; y esa sensación de estar en otro lado que puede ser física o mental, y en ese viaje fue ambas. Así que cerraba hacerlo ahí.
-Si mandás a un director de locaciones para encontrar ese barrio no se le ocurría.
-Sí, eso pasa cuando se da algo de la sincronicidad, hay veces que pasan esas cosas que uno dice: “Ah, si lo planeaba no podía hacer coincidir sus tiempos con mis tiempos, con Japón, todo”. Y bueno, se dio.
-De todos modos él ya había mandado la grabación de su voz.
-Exacto, sí. La había mandado, pero el tema no estaba terminado de mezclar, me parece.
Nuevos colores
-Otro de los invitados es Kevin Johansen en “Foto mental”. Es un tema que tiene un sonido diferente en el contexto del disco, y hasta Kevin canta diferente a otras veces.
-Lo que pasó fue que lo grabamos, pero después le incluimos un poco más de letra. Él justo estaba de viaje, entonces lo mandó por notas de audio, y por eso tiene ese efecto la voz de él: lo cantó con el teléfono, y después con Matías Cella que lo produjo dijimos: “Bueno, para que quede parejo metemos toda la voz por ese procesador”. El efecto que tiene es porque no estaba ahí, en la segunda etapa.
Me gusta porque la voz de Kevin es muy particular, pero es verdad que en las canciones suena enseguida que es él; acá tiene un tinte un poco diferente.
-Otra que tiene otras texturas es “Trueno”, que arranca más acústico, después aparece el groove.
-Sí, ese surgió en un viaje a México con Ruzzi y con Neto (Ernesto García), que ahora falleció. Arrancó entre los tres, volví y lo terminamos también con Matías. Fue teniendo etapas, pero siempre conservó eso de la guitarra acústica. La primera vez que la conocí a Ruzzi, por Neto, le había preguntado con quién me convenía juntarme a componer en México. Y él enseguida me la recomendó a ella.
La primera noche que fui a la casa pegamos muy buena onda, y ella empezó a hacer ese ritmo que tiene la guitarra, y yo empecé a cantar arriba: en el primer encuentro salió esa canción. Después nos hicimos grandes amigas.
Todas las canciones tienen su particularidad y su historia. En el próximo disco me gustaría por ahí tomarme dos o tres meses para hacer todas las canciones, o gran parte. Me gustaría probar a la inversa, porque en este disco fueron canciones que están muy lejanas entre sí en cuanto a tiempo. Igualmente el resultado me gusta.
-El resultado es homogéneo.
-Sí, es homogéneo, si bien tiene como decís diferentes texturas, colores, sonoridades. Pero no me arrepiento absolutamente de nada: estoy contenta con el proceso. Solamente que un disco nuevo es como una pareja nueva: “A ver, ahora no quiero lo mismo” (risas), “quiero probar otra cosa”.
-Estabas buscando con quién componer en México. ¿Por qué ir esa voluntad de ir a buscar el talento o un complemento allá?
-Tengo una personalidad bastante curiosa y expeditiva, entonces creo que puede tener que ver con eso. No me gusta tampoco encasillarme, o trabajar siempre con la misma gente. Me gusta sorprenderme a mí misma, descubrir cosas, y me gusta mucho viajar. Quizás tienen que ver con abrir el panorama y conocer otra gente.
Conectados
-El disco estaba para salir en abril, termina saliendo ahora. ¿La primera decisión fue de esperar un mejor momento o habías cuestiones técnicas que no se podían resolver sin sentarse a trabajar cómodamente?
-Fue un poco conveniente, en el sentido de que me dio más tiempo: sentía que le faltaban canciones, no quería poner ninguna canción de relleno de la que no esté tan convencida. Entonces me dio ese “changüí” para tener esos meses. De hecho en abril hasta me iba a ir a México, pero dije :”No me voy a ir a ningún lado”, porque el mundo estaba de la misma manera; donde esté tenía que estar encerrada. Entonces “bueno, me voy a quedar acá, voy a cerrar el disco a la distancia”.
Con Nahuel, que estaba en Córdoba, era todo por WhatsApp. Es una modalidad que descubrimos, y a muchos nos sirvió y va a quedar en algunos sentidos. Como esto también de hacer terapia a la distancia, algo que probé y me parece que está buenísimo.
Se dio así. También tenía un poco de miedo: ya el disco venía demorado de por sí: mi primer disco fue hace muchos años. Entonces ya tenía la necesidad de sacarlo sí o sí, y el 2020 podría haber seguido retrasando las cosas; podría haber dicho “bueno, este no es un año para hacer nada”. Pero por suerte me pegó distinto: “Este es el año para cerrar esto”.
-Estabas tan cerca, había que terminarlo.
-Sí, me pegó para ese lado: “Tiene que ser ahora, este año, quiero soltar esto porque lo necesito internamente”. Me puse las pilas, y también fue una enseñanza: “Si me propongo hacer tres temas en este determinado tiempo lo puedo hacer”. Uno a veces está esperando que le llegue la inspiración, y lo que creo es que si la buscás algo vas a encontrar. Pero es muy cómodo decir: “Ya me va a llegar la inspiración, no me quiero esforzar”. Estuvo bueno en ese sentido.
De la montaña a casa
-En febrero tocaste en Cosquín Rock en formato de solista con banda, donde lo invitaste a Lautaro, cerraste con “Por qué te vas” de José Luis Perales...
-¿Es de Perales? Yo lo conocía por Jeanette.
-Y el gran evento fue lo de “la banda de Charly sin Charly”, donde hiciste dupla con los cantantes invitados, muchas veces guiándolos un poco. Parecía un gran arranque de año y después vino lo que todos sabemos. ¿Cómo lo viviste?
-Me lo tomé tranquila, no es que me sentí frustrada. Pero recién había sacado un tema, venía el Cosquín... Nada, lo tomé a mi favor como para encontrarme más a mí misma. Siento que no es algo de lo que diga “ay, la verdad que este año podría haber hecho tantas cosas...”; siento que las hice internamente. Entonces no lo veo como un año perdido ni ahí.
Obviamente que es un año que tuvo muchísimas cosas negativas, pero en lo personal pude usarlo muy a favor, por suerte.
-Sabemos que el futuro es hoy una entelequia, algo abstracto, pero ¿qué tenés en vista para 2021?
-No soltar el ritmo que vengo teniendo, seguir con el mismo o incluso más ritmo. Ahora estoy con ganas de sacar un disco por año. Ir a buscar las cosas, no dejar que simplemente acontezcan. Ya en enero me junto a ensayar con una banda, que es parte de la que venía tocando conmigo, y se suman un bajista y una baterista.
Ir viendo cómo fluye: como decías, no se sabe nada de lo que va a pasar. Pero si me preguntás, a mí me gustaría mucho viajar y sacar música. Viajar es algo que me encanta, entonces me gustaría que por lo menos en eso esté un poco más tranquilo el panorama. También para seguir sacando música, y si se puede para hacer unos lindos shows.