Lucía Mónica Maidana es correntina, pero lleva una década radicada en Santa Fe. Formada en el canto lírico y conocida en el ámbito coral como directora y preparadora vocal, nunca olvidó su vena popular, de la mano de canciones que empezó a componer en su ciudad y continuó en su nuevo hogar. Hoy ese camino se materializó en “Popea”, álbum realizado de la mano del guitarrista Juan Lorenzo Osorio Gómez, que incluye ocho de esas canciones y fortalece su camino de cantautora.
De ese trayecto habló El Litoral con la artista, para entrar en un universo personal.
-“Popea” es una de las primeras canciones que compuse. Empecé con la guitarra de oído a los 12 años, desde muy chica me gustaba cantar. Mi papá sabiamente me mandó a estudiar guitarra en Corrientes, donde soy nacida y criada. Desde antes de los 12 me gustaba escribir poesías; cuando empecé a tocar la guitarra empecé a ensayar un poquito esto de complementar letra y música.
Un día haciendo zapping en la tele paré en Canal (á) y estaban pasando la ópera “L'incoronazione di Poppea”, de (Claudio) Monteverdi; y aun sin saber de ópera me marcó: me llamó mucho la atención el nombre. Después investigué y conocí que fue la segunda esposa del emperador de Roma, Nerón; y al margen de que hay mucho por ahondar en su historia, de su estrategias un poco malvadas (porque se asoció con Nerón para matar a su primera esposa para ella acceder al trono), lo que me llamó la atención fue que ella muere porque Nerón le propina una patada en el vientre cuando ella estaba embarazada.
Fueron dos impactos: ver la ópera por la tele y la investigación de la historia con ese final trágico. Pero en el medio de la tragedia el modo de presentarlo en la canción tiene mucho de naif: hago una confrontación entre lo histórico y la actualidad. Esta Popea se viste con ropas largas porque es su tradición, pero ella quisiera vestirse con un jean. Va entrando al Coliseo y los periodistas se acercan a hacerle preguntas para ver qué piensa y ella en el fondo tiene el mandato de no hablar, porque tiene que cuidar las formas.
-Varias de las canciones que están en el disco te acompañaron mucho tiempo. Es como concretar un sueño esperado.
-Este sueño de poder editar mi primer disco fue la razón por la cual de muy joven empecé a estudiar canto. Más terminando la secundaria, a mis 17 años me puse a estudiar guitarra académica y después me cautivó el canto lírico; terminé la Tecnicatura Superior en Canto allá en Corrientes y después me metí en el mundo de la ópera: sentía que (al margen de todo ese recorrido que siempre hay que hacer con el canto) me hacía falta saber cantar para hacer mis canciones. Sentía que no estaba a la altura de lo que esperaba: quería sentirme cómoda a la hora de cantar. Fue un recorrido largo para entender cómo funciona mi instrumento vocal y desde ahí aportar algo.
-Fue largo, porque terminaste trabajando con coros como directora y preparadora vocal. Estás activa con los Líricos a la Gorra. Fuiste mucho por ese lado y ahora la idea es poder llegar a estar música popular, que hoy podés mostrar, como lo hiciste el día del Músico junto a Guillermo “Topo” Gervasoni.
-Ese Día del Músico, el 23 de enero, actué con el Guille, que lo conozco hace muchos años y es un gran compañero, gran músico. Pero en este disco los arreglos son de Juan Lorenzo Osorio Gómez, que es un guitarrista colombiano que vive en Paraná desde 2009. Toda la grabación está hecha en su estudio, o sea que tenemos que hacerle una mención especial porque hay un gran laburo.
Cuando empecé a cantar mis canciones, al margen de tocar la guitarra siempre sentía que me hacía falta desarrollar más virtuosismo; y cada vez que encontraba un guitarrista me terminaba seduciendo ese sonido de la guitarra. Cuando me encontré con Juan, que lo conocí en 2010 (cuando me vine a vivir a Santa Fe), después de un tiempo de conocernos nos pusimos a trabajar en esto: cuando lo escuchen se van a dar cuenta de que su virtuosismo es avasallante.
-¿Cómo fue mostrarle las canciones y pedirle los arreglos y la producción, para terminarlas en el estudio?
-Empezó con mi decisión de mostrar mis producciones: estas canciones tienen unos cuantos años, las he presentado en Corrientes en su momento, cuando me vine a Santa Fe hacía muchos viajes para allá y las presentaba, acá también lo hice. Pero el hecho de dejarlo registrado en un trabajo discográfico demanda un compromiso de querer hacerlo más prolijamente, de buscar la verdadera identidad para que quede estampada, como una foto final. Al margen de que después va cambiando, no la identidad sino por evolución.
No recuerdo en qué momento nos pusimos a coordinar esto. Lo que sí puedo decir es que fue muy intenso, porque el estudio queda en Paraná; entonces era viajar los sábados; a eso sumale que él tiene mucho trabajo, también como docente, y viaja bastante. Entonces era internarse los sábados a ajustar los arreglos juntos. Tiene mucho de diálogo: buscar de qué modo podemos hacer que el sonido traduzca lo que la poesía está diciendo. Es un trabajo de mucha investigación interna; para después transmitirle esa idea a Juan, eso fue muy intenso.
-¿Cómo fue tu llegada de Corrientes a insertarte en un nuevo “ecosistema” laboral y profesional?
-Fue una aventura, porque estando en Corrientes terminé la Tecnicatura en el Instituto Superior de Música “Carmelo Horlando De Biasi”. Una hermosa carrera, formé parte de la primera promoción de técnicos en canto, un orgullo. Sentía que tenía que salir de las fronteras para seguir formándome, y un par de años viajé a Buenos Aires para tomar clases particulares y seguir creciendo; diversos cursos, pero estaba muy enfocada en el canto.
En un momento, como tenía amigos residiendo en Santa Fe que me contaban de la carrera en el Instituto de Música, un buen día tomé la decisión y en el 2010 me mudé a Santa Fe. Ingresé al Profesorado de Música con orientación en Canto; me formé con Susana Caligaris, que la considero mi maestra, de todo corazón: la persona que me dado un salto, no sólo en la parte técnica sino en la docente. Por eso estoy tan ligada a ella en todo este movimiento del canto lírico.
En 2016 terminé el profesorado, pero desde el principio estuve trabajando en coros, en técnica vocal y dirección. Conocí muchísima gente en Paraná, Santo Tomé, Santa Fe, Rafaela; no puedo creer todo lo que hemos hecho. Con toda esa gente puedo celebrar este logro del disco.
-El disco te da el punto de partida para tu carrera como solista y compositora: ahora hay que defenderla.
-Ojalá: estamos en esa. En un momento en que (al margen de que tenés que seguir formándote) tenés muchas ganas de abrirte, de compartir, de hacer que la gente quiera escucharte. Porque es tan cierto el poder del mensaje, cuando uno experimenta esta convicción de “esto está bueno para compartirlo”, que tenés una fuerza extra.
Y este envión lo estoy sintiendo en este momento: siento que este disco tiene un valor artístico muy grande, que no solamente es el producto de lo venimos haciendo desde hace tres años con mi compañero Juan, sino que conlleva el aporte de tantas personas, aunque más no sea para acercarme a felicitarme y decir que se identificaron con tal o cual canción. Todas esas personas están metidas de algún modo en este disco que finalmente sale a la luz.
-Sale en una época rarísima para presentar discos. De todos modos te las estás ingeniando para darle empuje a las canciones: ir a presentarlas donde se pueda.
-Sí: estamos intentando. En realidad es una circunstancia de todos los músicos: el encierro, aprovechar el streaming, las posibilidades de la virtualidad para acercarnos a gentes distantes. Se abren nuevas puertas, a pesar que hay muchas otras que quedan restringidas. Es raro, y definitivamente nos toca ser creativos en todos los estratos y profesiones, pero especialmente en los artístico: para insistir con el arte en esta época tan especial.
-Pusiste tu arte al servicio de varias actividades vinculadas a la visibilización de la violencia de género.
-La verdad es que estoy muy sensibilizada de un tiempo a esta parte con esta tarea. Me parece sumamente importante que los artistas nos comprometamos con las cosas que sentimos que necesitan ser visibilizadas, para de ese modo poder llegar a la sociedad, y que desde la sociedad podamos cambiar las cosas: dialogando en distintos estratos, en familia, con amigos, uno puede ser ayudar a la visibilización de la violencia contra la mujer. No puede ser una lucha solamente de las mujeres, sino que nos compete a todos. Y de ahí también el hecho de sumar también a los varones.
Venimos haciendo diferentes campañas. Estamos en un Colectivo de Mujeres Músicas, estuvimos participando ahí con un par de canciones y con todo lo que tiene que ver con esta campaña. Como también trabajo en Recreo, en la Casa de la Cultura, me han convocado como mujer de la sociedad de allí a una campaña en contra de la violencia contra la mujer. Vengo haciéndola desde el año pasado, me parece muy importante sostenerla, visibilizarla, y poder comprometernos entre todo.
-Sos de las que primero logró sacar el disco físico, va a estar en plataformas también. Preguntarles “cómo sigue” a los artistas hoy es muy difícil, porque la incertidumbre la vivimos todos. ¿Qué planeás o te gustaría poder hacer durante este 2021 para seguir en este caminito?
-En principio estamos planeando una presentación en Santa Fe, en Paraná también. Ya tenemos fecha para Recreo, en el Auditorio de la Casa de la Cultura, para el 14 de mayo. Lentamente vamos una agenda de presentación del disco para que vaya viajando. Paralelamente también estamos haciendo las tratativas para subirlas a las plataformas digitales, YouTube y Spotify (que son las más comunes) y otras tantas que estoy conociendo ahora, yo que no soy de época de las plataformas, soy del disco físico. Pero en esto de ser creativos, de ir evolucionando, tenemos que abrirnos también a esto.
Me gustaría también presentarlo en Corrientes, que es mi tierra natal, la ciudad que vio gestarse cuatro de las canciones de las ocho: es un disco 50 % correntino, 50 % santafesino (risas), para que nadie se ponga celoso.
“Guillermo Gervasoni participa en la percusión en el disco, en la zamba ‘Llega la noche’. Cuando empecé a cantar “Popea” allá en Corrientes me acompañó un amigo muy querido que hace unos cuantos años está viviendo en Portugal; fue la primera persona que me empujó al precipicio de desplegar las alas para poder cantar: él es Martín Toledo Cristaldo. Él hizo los arreglos de la canción y después Lorenzo lo que hizo fue darle un cierre (es el arreglador de las otras canciones). El diseño es de Ivar Isea”.