Desde el pitazo final de Néstor Pitana hasta la salida del avión con el que regresaron a Santa Fe, fue todo festejo en el vestuario "local" del Bicentenario. Las promesas, la emoción de todos y una alegría que no tuvo límites.
Pablo Aguirre Wilson Morelo sonríe en el momento del desguace de la red del arco en el que Colón convirtió los tres goles de la final.
Aunque cueste creerlo, hubo gente de Colón que fue a San Juan simplemente para estar en el "lugar de los hechos". Viajaron 2.000 kilómetros sólo para llegar hasta la puerta del Bicentenario, porque entrar no podían. Y algunos hasta se animaron a hacerlo en los dos partidos, contra Independiente y ante Racing. La "locura" por verlo a Colón, por estar allí, por sentirse cerca y, de alguna forma, partícipes de una fecha histórica, hizo que se trasladen hasta la lejana ciudad cuyana. Un ejemplo más de la pasión que despierta Colón en su gente y de lo que hubiera sido San Juan si es que la pandemia no impedía la presencia de público en los estadios. Entre el lunes del partido con Independiente y el viernes de la final con Racing, San Juan se hubiera convertido en una "sucursal" sabalera.
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-¿Me vas a mostrar la camiseta del campeón que tienen puesta algunos jugadores?
-Te voy a mostrar algo mejor: la medalla del campeón.
La charla, en un vestuario eufórico, fue de El Litoral con "Charly" Sandaza, alguien que en cada partido de local -y en los dos que se jugaron en San Juan- debió atender esas cuestiones que tienen que ver con los protocolos de cancha que se tuvieron que respetar en medio de la pandemia. Recordó a su padre y a su tío, Luis Sandaza, quien integró comisiones directivas de Colón allá por los '60, junto Ítalo Giménez, Nahum Kessler, Osvaldo Grass, Armando Fiocchi, Rodolfo González, Emilio Pardo, Fernández Rudy y Toribio Rojas, entre otros.
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Hotel Villa Don Tomás. Jueves 3 de junio. Hora: 16.40. El plantel de Colón ya estaba en San Juan y arribaba al lugar de concentración luego de bajarse del avión en la estación aérea después de algo más de una hora de vuelo. Horacio Darrás se emocionaba en la charla con El Litoral. "Es una final y ya el hecho de haber llegado a esta instancia es un gran mérito y hay que disfrutarlo. Como toda final, puede ser para nosotros o para ellos, pero te digo una cosa... Mañana es 4 de junio... El 4 de junio no es una fecha más para mí (se le llenan de lágrimas los ojos y mira al cielo)... Yo sé que mañana no me va a fallar... Dios quiso que la final se juegue el 4 de junio... Fijate todos los cambios que hubo, las suspensiones... Se iba a jugar el 30, después el 2 y ahora esta fecha... Todo está dado para que seamos campeones", dijo el vice sabalero sin ocultar la emoción. Al otro día, en el vestuario, él mismo se encargó de recordar la fecha y otra vez los ojos llenos de lágrimas. Un motivo más para que el 4 de junio sea, para él, un día que no podrá olvidar hasta el último instante de su existencia.
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A propósito de Darrás, andaba en el vestuario con dos medallas de campeón. Una era la suya y la otra era la de Facundo Farías, quien no pudo viajar a San Juan por haber contraído Covid. La mostró a las cámaras en la transmisión maratónica que hizo El Litoral por Cable y Diario y el canal de youtube y dijo: "Acá está la medalla de 'Facu', yo mismo se la llevaré y entregaré personalmente", dijo el vice sabalero. Y además, cuentan que el propio Domínguez pidió que le llevasen la copa. Y Farías se sacó una foto durmiendo con la copa.
Pablo Aguirre Emocionado hasta las lágrimas, Horacio Darrás vivió un 4 de junio muy especial porque es una fecha muy sentida para él, en lo personal y fue el día en el que su Colón fue campeón.
Emocionado hasta las lágrimas, Horacio Darrás vivió un 4 de junio muy especial porque es una fecha muy sentida para él, en lo personal y fue el día en el que su Colón fue campeón.Foto: Pablo Aguirre
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Dicen que los únicos que realmente sabían, eran Domínguez y Vignatti. Así como el técnico le dijo al presidente, antes de subirse al micro allá por las 5 de la tarde del viernes, "tranquilo presidente, vamos a salir campeones", también reparaba en la molestia del Pulga Rodríguez (que no jugó bien y al final tuvo que salir porque se desgarró en el partido). Su hermano, Walter, lo confirmó: "El jueves me llamó y me dijo que tenía una molestia en el aductor y que esto y que lo otro… Yo le dije: 'Vos sos el referente del plantel, tenés que estar, tenés que jugar, tenés que romperte adentro de la cancha… Si te tenés que romper, hacelo, pero adentro de la cancha… No es lo mismo que juegue Colón con vos a que juegue sin vos… No los dejes solos a esos chicos'. Y también le recordé de qué manera jugó Maradona con el tobillo destrozado en el Mundial de Italia y que si se rompía adentro de la cancha, era preferible eso antes de que la gente lo trate de 'cagón' por no haber querido jugar la final…". Y el Pulga la jugó como pudo, sin desequilibrar como lo hizo en tantos otros partidos del torneo y debiendo salir de la cancha cuando no dio más.
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"Ojo con el equipo que va a jugar esta noche porque hay una sorpresita". Era el mediodía del viernes sanjuanino, con una temperatura que trepaba cálidamente aunque luego bajaba a la noche, típico de un clima seco como el cuyano. "¿No se quedará afuera el Pulga?", fue la primera pregunta que nos hicimos. "No viene por ahí", señaló el interlocutor. La 'sorpresita' era Cristian Ferreira. Nadie lo tenía, pero así como Domínguez sorprendió poniendo a Bernardi de enganche ante Independiente (y acertó), también lo hizo cuando eligió a Ferreira para que se tire por derecha y se junte con Alexis Castro. Los dos se adueñaron del partido y le manejaron la pelota a Racing. Bernardi y Ferreira aparecieron por el "balancín del baño" en el equipo titular y dejaron a todos con la boca abierta.
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"Cábalas no tengo, nunca tuve... Pero te voy a contar algo que hice: fui a pedirle a la Difunta Correa... Y no me falló", le contaba José Alonso a El Litoral en el propio campo de juego, cuando todavía los jugadores daban rienda suelta a la alegría. El santuario de la Difunta Correa está ubicado en un pueblo llamado Vallecito, ubicado a unos 63 kilómetros de la capital sanjuanina.
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Uno de los más "revoltosos" era Facundo Garcés. Tomó el redoblante cuando el Pulga se lo cedió y en un momento de la transmisión en vivo de Espn irrumpió con la copa y abrazó al Bichi Fuertes, que estaba compartiendo el set televisivo montado a un costado del campo de juego junto a Gustavo López y el resto de los colegas de la cadena televisiva.
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"La gloria no tiene precio", decía una y otra vez el Pulga Rodríguez después del partido. Y recordaba algunos momentos duros que le tocó vivir en Santa Fe, como la muerte de su padre o lo que ocurrió después de haber perdido la final en Asunción del Paraguay. "A la gente le digo que los jugadores damos todo, pero que a veces eso no alcanza para ganar. Tuvimos malos momentos y nos reprochaban mucho, pero siempre entrábamos a la cancha queriendo lo mejor para el equipo, para el club y para nosotros mismos". Y hablando de precio, la Copa de la Liga Profesional no tenía premio estipulado para el club que lograra el título de campeón, lo cual resulta inentendible. El reglamento sólo estipulaba que en el caso de los partidos que se jueguen en campo neutral, como ocurrió con semifinales y final, los ingresos por venta de entradas y comercialización de publicidad estática o dinámica, el reparto sería del 70 por ciento para el ganador y 30 por ciento para el perdedor. En este punto, hay algo que ha complicado rotundamente y es que la pandemia impidió que la gente asistiera a los estadios en todo el torneo, incluida la fase final. Por lo tanto, no hay ingresos por ventas de entradas. ¿Qué puede pasar?, que algo se haya podido generar del otro rubro (el publicitario) para que alguna "moneda" le haya correspondido a Colón.
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De todos modos, el premio económico indirecto es que Colón ha sido el primer equipo argentino en clasificar a la Libertadores del 2022. Ya por eso, se asegura un ingreso que todavía no está determinado fehacientemente pero que en este 2021 fue de 3 millones de dólares por participar en la fase de grupos (se asegura seis partidos). Y si clasifica para la ronda siguiente, es 1.050.000 dólares más. Esa clasificación directa a la Libertadores 2022 y un lugar en la final por el Trofeo de Campeones contra el vencedor del próximo torneo (Liga Profesional 2021), que se jugará el 17 de diciembre en Santiago del Estero, son los premios deportivos que logró la institución, al margen de bordar su primera estrella.
Pablo Aguirre Yeiler Góez intenta ponerle ritmo colombiano al bombo en un momento del festejo.
Yeiler Góez intenta ponerle ritmo colombiano al bombo en un momento del festejo.Foto: Pablo Aguirre
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Si hay alguien que puede contar la historia como ninguno en Colón, es Ricardo Lavini. Vivió todas las épocas, conoció centenares de dirigentes, jugadores y entrenadores. Vivió por y para el club. Se lo veía contento, obvio, pero la felicidad iba por dentro. Seguramente, en algún momento, cuando los ecos de la gloria empezaron a aplacarse, se habrá puesto a repasar cada uno de esos momentos durísimos que le tocó vivir, cuando en el club había que tapar agujeros y esquivar problemas. Su cargo fue (es) de gerente, pero hizo de todo un poco. Y solucionó problemas que ni los propios dirigentes de turno sabían cómo había que hacer para solucionarlos. Lo vivió a su manera. Cauto, silencioso, con austeridad emocional, por más que la procesión iba por dentro.
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Domínguez mantuvo su postura hasta que los jugadores lo revolearon por el aire y lo llenaron de cerveza. No habló. Se mantuvo al margen. Es cierto que su personalidad es así, aunque cuando tuvo que "explotar", no dudó en hacerlo. Sin estridencias, hablando en forma pausada y sin levantar la voz, pero no dudó cuando dijo que "es difícil pelear contra las corporaciones", después de aquel vergonzoso y perjudicial arbitraje de Merlos (estuvo de cuarto árbitro en la final) en el partido ante San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro por la Copa Diego Maradona.
Las medias a la Difunta y el corte del Pulga
"Era todo San Juan con nosotros, la misma Traffic de utilería nos llevó los dos partidos, el que iba conmigo era un señor de 71 años muy seguidor de la Difunta Correa y había prometido que, si salíamos campeones, algo le llevaba y a la vuelta le regalamos un par de medias para la Difunta y una camiseta de entrenamiento para él y él nos regaló 2 cajas de vinos", le cuenta a El Litoral el dirigente Carlos Espartaco Sandaza, uno de los que más trabajó en los días de partido, junto con Pablo Haidar, atendiendo a los árbitros en toda la campaña.
Gentileza Charly Sandaza, uno de los dirigentes más laburadores en todo este proceso. Era el oficial de cancha y atendía a los árbitros.
Charly Sandaza, uno de los dirigentes más "laburadores" en todo este proceso. Era el "oficial de cancha" y atendía a los árbitros.Foto: Gentileza
-¿Tenés alguna anécdota que no se sepa de esa noche?
-Que el Pulga se cortó con la copa de vidrio... Yo estaba a su lado y entonces le fui a buscar agua. Mientras le hacían la nota, le tiraba agua en el corte que tenía sin que saliera en cámara...
-¿Cómo fue el viaje de regreso a Santa Fe?
-El avión tardó en despegar, había una euforia descontrolada y nadie se sentaba... Imaginate que los pilotos no podían levantar vuelo así.
-¿Y cuando llegaron?
-Demoramos más desde el aeropuerto de Sauce Viejo al predio que en el viaje desde San Juan.
-¿Qué tal fue el operativo cuando bajaron del avión?
-Todo bien organizado y, por lo visto imposible parar a la gente... Por la colectora, la gente salía de las zanjas, estaban escondidos... Una alegría única.
-¿Qué otro recuerdo te quedó?
-Yo organizaba para que suban a recibir las medallas, primero los dirigentes, después los jugadores y cuerpo técnico y por última el Pulga, que ya tenía dos curitas por su corte... Adelante mío estaba Ricardo Lavini, un emblema, más años en Colón de los que llevaba Grondona en AFA... ¡Subí Ricardo!, le dije... Y él me decía que no... Vos sos el que más te lo merecés, pasaste todas y este es tu premio... Y subió muy emocionado.