El campo vuelve a la protesta en las rutas. Será el próximo viernes, cerca de mediodía, en San Nicolás. Se trata de una protesta que nació impulsada por los productores autoconvocados por medio de las redes sociales, fortalecida con mensajes que llaman a reclamar contra las políticas del Gobierno que perjudican al sector, como la intervención del mercado de la carne bovina. Pero ese es solo una razón. Los productores de cualquier parte del país coinciden en que parece haberse reinstalado una política nacional con claro sesgo anti-campo. Por eso, la convocatoria es amplia e incluye a todos los actores productivos del país, para participar de un encuentro nacional que se manifieste en reclamo de medidas que alienten la producción y el trabajo.
Los que impulsan la concentración dicen que llegó el momento de salir a enfrentar una posición política. Los elementos que colocan en el escenario pretenden mostrar que desde su asunción, el actual Gobierno inició su campaña contra el campo con un aumento repentino de retenciones. La pandemia que generó el Covid-19 frenó el reclamo de aquel momento aunque vinieron decisiones que generaron mayor descontento, como el desdoblamiento cambiario, el intento de expropiación de Vicentin, el cupo de exportación del maíz, el apoyo a Grabois y los suyos ante la usurpación de campos, el cierre de la exportación de carnes, y el remanido discurso que consideran anti-campo. "No es una marcha por el campo, sino por todos los argentinos honestos y trabajadores que aspiran a algo más que vivir de la limosna del Estado", explicaron los autoconvocados en el anuncio de la movilización, en el cual señalaron que el Gobierno demostró ser "enemigo de cualquiera que quiera vivir sin depender del Estado".
Lo que reclama el campo es también parte del reclamo de los otros sectores de Argentina: la política fiscal y económica. Porque miles de pequeñas y medianas empresas se sumarán a las que ya cerraron, y millones de argentinos engrosarán el número de desempleados. Los chacareros siguen insistiendo en que la del 9 no es una marcha por el campo, sino por todos los argentinos honestos y trabajadores que aspiran a algo más que vivir de la limosna del Estado. La gota que rebasó el vaso fue el decreto que dispuso la suspensión de la exportación de asado con o sin hueso, falda, matambre, tapa de asado, cuadrada, paleta y vacío hasta el 31 de diciembre, además de la disposición del cupo de exportación de hasta el 50 por ciento de volumen mensual exportado en promedio el año pasado hasta el 31 de agosto, medida que le genera un gran perjuicio al productor ganadero porque no puede exportar la vaca de descarte, esa que aquí no se consume porque es una carne dura, pero se exporta porque en China esa carne se procesa. Coinciden esos productores en sostener que al cerrar la exportación de ese animal no se mejora en nada el precio al consumidor y perjudica mucho al productor, porque éste con el valor que vendió esa vaca prácticamente no compra una nueva y sigue su descapitalización.
La posición del gobierno se escuchó claramente el martes 18 de mayo. El presidente Alberto Fernández dijo que "no podemos seguir viendo cómo la carne crece sin ningún justificativo. Se desmadró claramente la situación. Ellos (exportadores) entienden el problema pero no les gusta la solución. Pero les pedí que ayuden a poner en orden el mercado interno para luego volver a abrir". La suspensión es parte del conjunto de medidas de emergencia que busca ordenar el funcionamiento del sector, optimar la trazabilidad de las exportaciones, restringir las prácticas especulativas y evitar la evasión fiscal en el comercio exterior. "Es necesario poner orden en quienes exportan porque la demanda de carne para exportación tergiversa el precio del mercado interno", remarcó. Lamentablemente, el objetivo central, que era bajar los precios para el consumidor, no se estaría alcanzando. El IPC subió un 48,8% en mayo frente al mismo mes del año pasado mientras los precios de la carne aumentaron 72,9% y acumularon en lo que va del año un alza del 27,6%.