Por Luis María Calvo (*)
Doce días después de haber entrado a Lima al frente del ejército libertador, el general José de San Martín proclamaba la independencia del Perú en la plaza mayor. Entre las autoridades presentes se encontraba un santafesino.
Por Luis María Calvo (*)
El 24 de julio de 1821, doce días después de haber entrado a Lima al frente del ejército libertador, el general José de San Martín proclamaba la independencia del Perú en la plaza mayor. Entre las autoridades presentes se encontraba un santafesino, el deán Francisco Javier de Echagüe y Andía. Días más tarde, el domingo 29, al celebrarse una Misa de Acción de Gracias por la independencia, el mismo deán junto a otros canónigos recibía a San Martín en la puerta de la Catedral y le acompañaba hasta su sitial.
¿Qué hacía un santafesino en el centro de los acontecimientos de la independencia del Perú? ¿Quién era este deán que a partir de ese momento adquiriría mayor relevancia durante el protectorado del Libertador San Martín?
Orígenes familiares y estudios
Francisco Javier de Echagüe y Andía nació en la ciudad de Santa Fe el 3 de marzo de 1753, hijo de Narciso Javier de Echagüe y Andía y de María Teresa Ruiz de Arellano y Lacoizqueta. Su bisabuelo, Francisco Pascual de Echagüe y Andía, había sido el primero de su apellido en Santa Fe, donde fue teniente de gobernador entre 1691 y 1699. Su abuelo Francisco Javier de Echagüe y Andía, cuyo nombre llevaba, fue un célebre militar que ocupó la tenencia de gobernación entre 1732 y 1742 y acordó paces con los mocovíes de las que resultó la fundación de San (Francisco) Javier.
Los Echagüe y Andía eran una familia de militares, Francisco Javier sería el primero en seguir la vocación eclesiástica. En 1768, cuando tenía quince años, se trasladó a Córdoba para estudiar filosofía en 1768-1770 y teología en 1771-1774. Recibido de bachiller en teología, en 1776 se trasladó a Santiago de Chile para estudiar leyes en la Real Universidad de San Felipe, bachillerato que obtuvo en 1780.
Ordenado sacerdote, desde Chile regresó a Santa Fe donde obtuvo la cátedra de latinidad y de primeras letras en la escuela que funcionaba en el Colegio que había sido de los jesuitas. Encontrándose en su ciudad natal, fue designado por el Rey para integrar el Cabildo de la Arquidiócesis de Lima.
Echagüe y Andía en Lima
En 1787 asumió como Beneficiado de Medio Racionero y pasó a formar parte del Cabildo Eclesiástico de Lima; en 1797 se recibió de Canónigo Penitenciario, cargo que se otorgaba a quienes se destacaban por su doctrina e integridad de vida; en 1809 tomó posesión como Canónigo Tesorero; en 1812 fue designado Arcedeán y en 1814, dos años más tarde, Deán. Con esta última designación alcanzaba la mayor dignidad en la arquidiócesis después de la del arzobispo.
Mientras ascendía en sus funciones catedralicias, Echagüe y Andía ingresó como catedrático en la Real Universidad de San Marcos, de la que fue rector entre 1803 y 1805.
Ya plenamente insertado y con altas responsabilidades en la vida limeña, Echagüe y Andía tuvo noticias de la muerte de su madre acaecida en Santa Fe en 1800 y cinco años más tarde, el 16 de enero de 1805, cedió sus bienes radicados en su ciudad natal a dos de sus hermanos: José Ignacio y José Manuel.
El deán Echagüe y la independencia peruana
Antes de entrar en Lima, San Martín había recabado información sobre las opiniones del clero para saber quién era "amigo o enemigo de los patriotas". Años antes había sido informado que si bien el arzobispo era contrario a la causa patriota, entre los sacerdotes "más acreditados en el Cabildo eclesiástico" se encontraba el deán Echagüe y Andía, quien era uno de los "dos patriotas muy sabios y de probidad y opinión" con que contaba el Cabildo. Por su parte, el comandante inglés Tomás Gutrie, aconsejó a San Martín que escribiera "al canónigo doctor Echagüe y Andía que, además de ser un patriota decidido, es un hombre de talento".
Habiendo hecho su entrada en Lima, San Martín fue recibido por el arzobispo y al día siguiente por el Deán, Cabildo eclesiástico y demás corporaciones de la ciudad. Esa fue la primera vez que Echagüe y Andía y San Martín se encontraron personalmente.
Dos días más tarde, el 15 de julio de 1821 se celebró el Cabildo Abierto en el Ayuntamiento de Lima con la participación de autoridades religiosas y vecinos, labrándose un acta en la que los concurrentes manifestaron su voluntad por la independencia del Perú. El deán Echagüe fue uno de los firmantes del Acta de Independencia.
El deán Echagüe y Andía, gobernador eclesiástico
Mientras tanto, el arzobispo Bartolomé María de Las Heras había continuado en sus funciones pero algunas desavenencias con el poder civil hicieron que decidiera abandonar el Perú y regresar a España, dejando a cargo del gobierno eclesiástico al deán Echagüe y Andía, de quien opinaba que "aunque amigo de San Martín era buen eclesiástico y de sana doctrina".
Fue así, como bien resalta monseñor Fasolino, que el gobierno del Perú quedó en manos de dos "paisanos" (tal como ambos se trataban en su correspondencia) nacidos en el Río de la Plata: el eclesiástico en el doctor Echagüe y Andía y el civil y militar en el Libertador San Martín.
Además, el Estatuto Provisorio promulgado por San Martín estableció un Consejo de Estado compuesto por doce miembros entre los que se contaba "el Deán de esta Santa Iglesia"; por lo tanto Echagüe y Andía sumó a su condición de gobernador eclesiástico la de miembro del Consejo.
En reconocimiento a su contribución en la consolidación de la independencia del Perú, el deán Echagüe recibió, en el grado de benemérito, la condecoración de la Orden del Sol creada por San Martín. El mismo Deán ofició en la iglesia de Santo Domingo el 16 de diciembre de1821 una misa solemne con motivo de la instalación de la Orden.
El 20 de septiembre de 1822 se inauguró el primer Congreso del Perú en la Universidad de San Marcos y luego se celebró una misa en la Catedral en la que se tomó juramento a los diputados, finalizando con una oración patriótica pronunciaba por el deán Echagüe. Luego de esta ceremonia, San Martín abandonó el Perú, en tanto que Echagüe y Andía continuó a cargo del gobierno eclesiástico, tanto en el período en que los realistas volvieron a ocupar Lima como, más tarde, cuando ya restablecida la independencia el gobierno estuvo en manos de Simón Bolívar y del mariscal Santa Cruz.
En octubre de 1827 el cabildo eclesiástico nombró vicario a Echagüe y Andía, ya de 78 años y en precario estado de salud. El 17 de diciembre de 1830, tres meses más tarde, el Deán murió. A pesar de los intentos del Cabildo de enterrarlo con honores, su albacea hizo cumplir su voluntad testamentaria y su cadáver fue llevado a medianoche y sin solemnidad desde su casa a la Iglesia Catedral para luego ser enterrado en el Panteón General de Lima.
La memoria del Deán perduró entre los anales de la independencia del Perú y también en su lejana Santa Fe natal. El 28 de mayo de 1845, al ser reinaugurado el Instituto Filosófico San Jerónimo en una ceremonia presidida por el gobernador Pascual Echagüe, sobrino del Deán, el padre José de Amenábar recordó entre los "hijos ilustres de Santa Fe" al "Deán Echagüe consejero de San Martín". Más tarde Ramón J. Lassaga en sus "Tradiciones y Recuerdos" despejaría la duda que historiadores peruanos tenían sobre el lugar de nacimiento del Deán confirmando que había nacido en Santa Fe, y en 1955 monseñor Nicolás Fasolino le dedicó una muy documentada biografía que ha servido para redactar esta.
(*) Contenidos producidos para El Litoral desde la Junta Provincial de Estudios Históricos
Antes de entrar en Lima, San Martín había recabado información sobre las opiniones del clero para saber quién era "amigo o enemigo de los patriotas".
El 20 de septiembre de 1822 se inauguró el primer Congreso del Perú en la Universidad de San Marcos y luego se celebró una misa en la Catedral en la que se tomó juramento a los diputados, finalizando con una oración patriótica pronunciaba por el deán Echagüe.