La recuperación de la región "será parcial" y estará apalancada "por el mejor precio de los productos primarios y el crecimiento de la demanda" que derivará en la reprimarización de las economías; los gobiernos deberán implementar políticas públicas que enfrenten la pandemia al mismo tiempo que permitan una recuperación "transformadora, con igualdad y sostenibilidad" y, finalmente, será necesario que la inversión extranjera directa se canalice hacia actividades que generen "mayor productividad, innovación y tecnología, y que contribuyan al desarrollo".
Estas son algunas conclusiones a las que arribó el trabajo que publicó la Cepal en el que informa que la inversión extranjera directa fue en 2020 un tercio menos que en 2019 y alcanzó el valor más bajo de la última década, una caída solo comparable a la de 2009.
La caída de los ingresos en concepto de Inversión Extranjera Directa afectó a todos los países de la región a excepción de Bahamas y Barbados en el Caribe, México en América del Norte y Ecuador y Paraguay en América del Sur.
En Argentina ingresaron en 2020 en concepto de Inversión Extranjera Directa 4.019 millones de dólares, 2.644 millones menos que en 2019. Esto representa una caída interanual del 39,7%, apenas unas décimas por debajo del promedio de la región que fue del 40,4%.
De acuerdo al informe, las inversiones que más cayeron fueron las dirigidas al sector de los recursos naturales que en 2020 se redujeron (-47%) respecto a 2019, seguido por las destinadas al sector de manufacturas (-37,8%), servicios (-11%).
También en 2020 las empresas extranjeras mostraron un menor interés por adquirir o invertir en empresas ya existentes y en anunciar nuevas inversiones. En el primero de los casos se redujeron en un 21% (ya habían caído también en 2019) y en el segundo la caída fue del 49% respecto a 2019, con lo que hay que remontarse hasta mediados de la década de 2000 para encontrar otro derrumbe similar.
¿Que pasa en 2021? La Cepal dice que el panorama sigue siendo "bastante complejo" ya que las previsiones indican un crecimiento de entre 10 y 15 %, con lo cual la Inversión Extranjera Directa llegaría a un nivel 25% inferior al de 2019, el que se alcanzaría recién en 2022, aunque dependerá del desempeño de la economía global.
Para Cepal, la economía crecería este año en la región el 5,2% promedio, lo que significa que no recuperará el PBI de 2019, razón por la cual "es difícil pensar que las inversión extranjera directa vaya a crecer más del 5%".
Pero no solo la recuperación de la economía debe ser impulsada por la inversión extranjera directa. En los últimos días el Wall Street Journal publicó un artículo con el título "La 'política industrial' está de vuelta: Occidente desempolva la vieja idea para contrarrestar a China" donde cuenta la fuerte ayuda estatal que EEUU le está dando a la industria de los semiconductores.
Allí se describe que, después de mucho tiempo por parte de EEUU y sus aliados de presionar a China para que dejen de ayudar a las industrias favorecidas con subsidios, preferencias gubernamentales y otras intervenciones, el mes pasado el Senado americano votó subsidios directos a la industria por 52.000 millones de dólares para nuevas plantas de fabricación de semiconductores.
En tanto la UE se comprometió a casi duplicar su participación en la capacidad mundial de fabricación de semiconductores, hasta el 20%; Corea del Sur aprobó hasta $ 65 mil millones en apoyo para semiconductores, y Japón prometió igualar la ayuda de semiconductores de otros países mientras planea convertir a Japón en un centro de datos asiático.
Los gobiernos occidentales se están apresurando a promover las industrias que consideran estratégicas, desde baterías de automóviles eléctricos hasta productos farmacéuticos. En conjunto, dice el artículo, "esto representa un abrazo de la 'política industrial', la idea de que los gobiernos deben dirigir los recursos a industrias críticas para el interés nacional en lugar de dejar las cosas al mercado".