Por María del Carmen Villaverde de Nessier
Oralidad, narración, poesía y canción, palabras claves de quienes pretenden hacer del lenguaje un concierto cálido de sonidos entusiastas.
Por María del Carmen Villaverde de Nessier
Que las palabras, por estos tiempos, pueden despojarse, según Chomsky, de las adherencias socio-políticas y culturales, convirtiéndolas en cementerios semánticos, desvistiéndolas de sus verdaderos significados… y que "la polución verbal os puede conducir a la ruina moral porque las palabras han sido seducidas y la subversión ha penetrado indecorosamente la semántica", dice Gabriel Janer Manila en: "Literatura oral y ecología de lo imaginario".
Es el narrador la voz cantante del imaginario general, quien sin dejarse contaminar por "chantajes lingüísticos", se transforma en el eje de la difusión del hecho cultural.
Vargas Llosa dijo también: "El narrador es la columna vertebral, el alfa y el omega de toda ficción"...
Cuando el narrador narra, su voz, sus imágenes, sus propuestas, hacen germinar en los oyentes ideas textuales y contextuales; dice Di Benedeto: "Deben integrarse el yo personal y el yo social".
Según Brunner: "Somos una colonia de yoes posibles" y podemos unir la opinión de Janer Manila: "La palabra crea la forma incesante con mundos paralelos con estrategias textuales que organizan generativamente nuevas construcciones dialogales, con nuevos cánones para explorar, imaginar y decir".
En la voz del que narra resuena la memoria colectiva, la armonía que pone en sus palabras, con el ritmo, la voz , la coreografía necesaria para cada pasaje de lo que narra.
Al comenzar… "érase una vez"… abre sin tiempo, el tiempo de cada uno mágico y creador, como pasa en los niños, llamando a ficcionar sobre la realidad, a sentir y soñar.
Las primeras palabras escuchadas desde el seno materno abren así como un portal para que se transformen todas las cosas, los espacios, los personajes y ese tiempo continuo del imperfecto penetra en el escucha se intensifican generativamente uniendo lo divino, lo fantástico, lo abismal, el sueño, uniendo los yoes sin interferencias comunicacionales.
"Los narradores de hoy deben encontrar de nuevo las VIRTUDES FECUNDANTES del mito y el simbólico cuento popular de las viejas leyendas y de las nuevas conjugando el patrimonio cultural histórico y la modernidad. Se llega a concretar así un público urbano plenamente formado"… Janer Manila.
A ese narrador debemos apuntar desde la comunicación personal en rueda familiar / social con miradas encontradas y voces compartidas.
Es por todo esto que la entrada al mundo de la palabra con toda su grilla de movimiento, tonos, imaginaciones y realidades debemos apuntar para que florezca en todos una clara y segura comunicación. Ya sabemos que la CULTURA es CULTIVO, no es una mera acumulación de palabras e imágenes sino la auténtica capacidad de entender, discriminar, elegir y obrar. No debe llegarse , como dice Umberto Eco: "a un CAOS MENTAL desde pequeños"…
Oralidad, narración, poesía y canción, palabras claves de quienes pretendemos hacer del lenguaje un concierto cálido de sonidos entusiastas.
Todo esto engarza la multiplicidad del eje mágico con que rueda cada palabra desde el comienzo de su uso siendo en sí la NARRACIÓN una armoniosa suma de imágenes y sentidos que es imposible dejar de lado.
Narrar, contar, decir, jugar en este tantas veces "mundo del revés" recurriendo también al humor y al revés:
"Vi salir fuego de una cantimplora…
Vi salir agua viva de un arado…
Vi dos bueyes hablar y a una señora y dos hombres
comunicándose con un caballo
y unos perros jugando a la pelota"…
"El mundo del revés" de Saturnino Calleja
Alejémonos un poco, como para PENSAR, del diario envoltorio de tantos medios de comunicación. Que hoy podamos crear espacios familiares, escolares y/o sociales desde las invalorables ruedas de CONTAR Y CONTAR….
"Con la "M" del beso para decir MAMÁ
uniendo los labios con misión de abrazar
al niño-hombre
que regresa buscando la rueda familiar"…
La CULTURA es CULTIVO, no es una mera acumulación de palabras e imágenes sino la auténtica capacidad de entender, discriminar, elegir y obrar.
Oralidad, narración, poesía y canción, palabras claves de quienes pretendemos hacer del lenguaje un concierto cálido de sonidos entusiastas.