En el '83 se salvó del descenso, en el 2020 hizo historia en la Sudamericana...
20 de febrero: una fecha muy querida del almanaque tatengue
Las separan exactamente 37 años de diferencia, pero nadie las olvida. Esos partidos con Quilmes, en Junín, y con Atlético Mineiro, en Belo Horizonte, fueron trascendentes en la historia de Unión.
Archivo Pitazo final en Belo Horizonte y los jugadores de Unión dan rienda suelta a la alegría. Sentían que habían hecho historia. Fue un 20 de febrero, de hace dos años. Justo antes de la pandemia.
Coinciden las fechas, posiblemente también las alegrías del momento o la trascendencia, no así la jerarquía y sus consecuencias. Deben haber muchos partidos oficiales de Unión que se jugaron un 20 de febrero, pero ninguno equiparará lo ocurrido en 1983 y en 2020. Insisto que se jugaban cosas diferentes, que la del 20 de febrero del '83 era una jornada llena de angustias y miedos para el hincha tatengue. Y que la del mismo día de 2020 fue de un sufrimiento no exento de regocijo y con la sensación de que se estaba haciendo historia.
Archivo Luis Abdeneve era un pibe aquél 20 de febrero de 1983, cuando Unión se salvó del descenso en Junín, ganándole a Quilmes.
Luis Abdeneve era un pibe aquél 20 de febrero de 1983, cuando Unión se salvó del descenso en Junín, ganándole a Quilmes.Foto: Archivo
En ambos partidos, el éxodo fue importante. En el '83, miles de tatengues colmaron buena parte de la tribuna lateral del estadio Eva Perón en Junín. Hace dos años, pasó lo mismo en Belo Horizonte con los 2.000 tatengues que armaron su propio carnaval en Brasil. En el '83, la victoria ante Quilmes sirvió para quedarse en Primera. En el 2020, pese a haber perdido 2 a 0, Unión hizo historia al dejar en el camino a un grande del continente como Atlético Mineiro en la Sudamericana, con una gran actuación de Sebastián Moyano aquella noche en el estadio Independencia.
En el '83, toda esa parte final estuvo rodeada de mucho dramatismo. En el último partido de la fase regular, Unión le había ganado 1 a 0 a Sarmiento de Junín con el gol del Pelado Centurión, en un partido que arrancó más tarde y que estuvo parado 17 minutos por falta de luz. Esa misma noche del 5 de febrero, Quilmes le ganaba a Instituto con gol de Jorge Sanabria y así, los dos debían verse las caras en un desempate por no descender. Era el Metropolitano del '82, que por el Mundial había invertido roles con el Nacional, que se jugó primero, y que fue ganado con absoluta justicia por el Estudiantes de Bilardo. Recuerdo dos hechos muy puntuales: Unión concentró en la localidad de Rojas, cerquita de Junín y fue llamativo observar la tranquilidad de Súper Corral, Gerónimo Veglia y Julio Baldi, horas antes del partido, cuando visitamos la concentración de Unión junto a Ricardo Porta y Rodolfo Raviolo, por entonces uno de los comentaristas de El Litoral. El otro, ver al doctor Corral en la locura del festejo en el vestuario de Sarmiento de Junín, paseándose con un calzoncillos rojo y blanco que, según él mismo lo dijo, lo acompañaba desde el ascenso del '74 en Campana.
En el 2020, todo arrancó un par de semanas antes con el partidazo que jugó el equipo de Madelón en el partido de ida (3 a 0 en Santa Fe que lo dejaba en óptimas condiciones para pasar de fase). Pero la revancha se complicó y mucho. El plan inicial no funcionó, el equipo perdía 2 a 0 al término del primer tiempo y había que cambiar; el segundo tiempo fue otra cosa y se mantuvo el resultado. Unión perdió pero ganó. Franco Calderón, por entonces con poquitos partidos y la responsabilidad de suplantar a Yeimar Gómez Andrade, también jugó un gran partido esa noche, al igual que Javier Méndez. Al término del mismo, Madelón llevó al uruguayo volante central a la sala de conferencias para que lo acompañe en las declaraciones. Lo llenó de elogios. "Con todo lo que dije de él, espero que la próxima vez me traiga por lo menos un kilo de yerba uruguaya", le dijo al pasar a este enviado de El Litoral, entre sonrisas, mientras afuera se seguía escuchando el griterío hasta la afonía de esas 2.000 almas, en una noche que los tatengues jamás van a olvidar.