Se identificó una señal vinculada al agua en el cometa 3I/ATLAS
El telescopio Neil Gehrels Swift captó emisiones ultravioletas asociadas a gas hidroxilo en 3I/ATLAS. El hallazgo sugiere liberación de agua a casi tres veces la distancia Tierra-Sol
El telescopio espacial Neil Gehrels Swift de la NASA detectó el 30 de octubre de 2025 emisiones ultravioletas atribuibles a gas hidroxilo (OH) en el cometa interestelar 3I/ATLAS, según los reportes del equipo que lideró las observaciones. La presencia de OH, un subproducto que acompaña habitualmente al agua, indicó que el cometa estaba liberando vapor incluso a grandes distancias del Sol. La observación se realizó desde el espacio, ya que la radiación ultravioleta queda bloqueada por la atmósfera terrestre.
El estudio estuvo liderado por investigadores de la Universidad de Auburn, que analizaron el débil resplandor ultravioleta para identificar la señal. Los cálculos iniciales mostraron que 3I/ATLAS liberaba alrededor de 40 kilogramos de agua por segundo mientras se encontraba a casi tres veces la distancia entre la Tierra y el Sol. A esa distancia, los cometas habituales del sistema solar suelen presentar escasa actividad, por lo que el comportamiento de ATLAS resultó inesperado para los astrónomos.
El hallazgo representa la primera confirmación de una señal vinculada al agua en un cuerpo procedente de otro sistema estelar. Los científicos consideraron que la detección equivale a obtener información directa sobre la química de otro sistema planetario. Además, señalaron que el cometa puede conservar volátiles que resistieron su paso por el medio interestelar, y que su composición puede aportar pistas sobre procesos de formación planetaria fuera del Sistema Solar.
Cómo se hizo la detección
La medición se basó en la sensibilidad del instrumento a la radiación ultravioleta, una banda que no se puede estudiar desde la superficie de la Tierra. Swift captó el débil resplandor del OH y el equipo de la Universidad de Auburn realizó el análisis espectral que permitió asociar la emisión al gas hidroxilo. La identificación requirió filtrar otras fuentes de luz y modelar la intensidad observada frente a la distancia del cometa al Sol.
El telescopio Neil Gehrels Swift.
Los investigadores compararon la señal con los patrones típicos de cometas del Sistema Solar y concluyeron que la actividad observada en 3I/ATLAS era consistente con la descomposición de agua en la coma del cometa. Los cálculos de pérdida de masa indicaron una tasa aproximada de 40 kilogramos de agua por segundo, un valor que se obtuvo a partir de modelos físicos y mediciones ultravioletas. El método aprovechó la ventaja de Swift para captar longitudes de onda que la atmósfera arruina desde Tierra.
El equipo encabezó las observaciones desde Alabama y coordinó seguimientos con otros instrumentos para verificar la persistencia de la actividad. Las mediciones confirmaron que 3I/ATLAS mostró liberación de volátiles en condiciones donde cometas locales suelen estar inactivos. Por su parte, los científicos desplegaron modelos para estimar la edad y la composición del cuerpo a partir de los datos disponibles.
Qué aporta el hallazgo a la astronomía
El descubrimiento se suma al conjunto de datos sobre cometas interestelares, que ya incluye a Oumuamua y Borisov con características distintas. Oumuamua se presentó como un cuerpo seco y Borisov mostró abundancia de monóxido de carbono. En contraste, 3I/ATLAS exhibió actividad asociada al agua, lo que añade diversidad a los visitantes interestelares y sugiere variedad en las condiciones de formación en otros sistemas estelares.
Los autores del estudio estimaron que 3I/ATLAS podría tener más de siete mil millones de años, lo que convertiría al cometa en una reliquia de las primeras etapas de la galaxia. De ser así, su composición podría conservar señales de la química primordial de su sistema de origen y ofrecer claves sobre la distribución de compuestos esenciales para la vida. El estudio de estos materiales ayuda a entender cómo se forman planetas y qué ingredientes circulan entre las estrellas.
El físico Dennis Bodewits señaló que cada detección de agua o sus rastros en un cometa procedente de otro sistema estelar refuerza la idea de que los ingredientes básicos para la vida no son exclusivos del Sistema Solar. Bodewits explicó que la composición de 3I/ATLAS apunta a condiciones de formación distintas y que su análisis puede ofrecer claves sobre procesos químicos que favorecieron ambientes potencialmente habitables, según las declaraciones publicadas por el equipo.
Imagen ilustrativa. Cometa 3I/ATLAS.
Los astrónomos informaron que continuarán los seguimientos cuando el cometa vuelva a ser observable después de mediados de noviembre de 2025, al aproximarse otra vez al Sol. Esperan realizar observaciones complementarias que permitan rastrear la evolución de la actividad y afinar estimaciones sobre su masa, composición y edad. Los nuevos datos ayudarán a completar el rompecabezas sobre la diversidad de cuerpos que atraviesan la galaxia.