Cada 11 de julio se conmemora el Día Mundial de la Población, y en este 2025, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) pone el foco en un desafío crucial: la pérdida de la capacidad de acción en el ámbito reproductivo.

Las tendencias demográficas actuales exigen políticas que prioricen las necesidades de la juventud para asegurar un desarrollo sostenible y equitativo: una encuesta revela que los jóvenes desean más hijos, pero enfrentan limitaciones económicas, desigualdad de género y acceso a servicios básicos.

Cada 11 de julio se conmemora el Día Mundial de la Población, y en este 2025, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) pone el foco en un desafío crucial: la pérdida de la capacidad de acción en el ámbito reproductivo.
Lejos de la preocupación por un "colapso demográfico" debido a la disminución de las tasas de fertilidad, el organismo advierte que la verdadera crisis radica en que la mayoría de las personas desea tener hijos, e incluso más de los que pueden, pero se ven impedidas por diversas barreras.
Bajo el lema "empoderar a la juventud para que puedan formar las familias que desean en un mundo justo y lleno de esperanza", la jornada busca asegurar que las nuevas generaciones cuenten con los derechos, recursos y oportunidades para decidir su propio futuro reproductivo y familiar.

Una encuesta reciente del Fondo de Población y YouGov, que incluyó a más de 14.000 personas en 14 países, reveló una realidad contundente: la mayoría de los jóvenes anhela tener más hijos, pero se enfrenta a un muro de obstáculos.
La inseguridad económica, la persistente desigualdad de género, el acceso limitado a una atención sanitaria de calidad y a una educación adecuada, sumado a la crisis climática y los conflictos, emergen como los principales impedimentos para concretar sus deseos reproductivos.
Como señaló un joven activista al UNFPA, "los jóvenes no solo piensan en sus futuros hijos, sino también en el mundo que esos hijos heredarán". Esta perspectiva resalta la necesidad de ir más allá de los servicios básicos y ofrecer esperanza, estabilidad y un futuro que valga la pena planificar.
En este sentido, defender los derechos de la juventud se vuelve fundamental para el desarrollo sostenible, la paz y la dignidad humana.

El crecimiento de la población mundial ha sido exponencial en los últimos siglos. Si bien tomó cientos de miles de años alcanzar los primeros mil millones de habitantes, en apenas 200 años la cifra se multiplicó por siete.
En 2011, el planeta albergaba 7.000 millones de personas, una cifra que ascendió a casi 7.900 millones en 2021. Las proyecciones indican un aumento continuo, estimando 8.500 millones para 2030, 9.700 millones en 2050 y 10.900 millones para el año 2100.
Este crecimiento demográfico, impulsado en gran parte por el aumento de personas en edad reproductiva, ha venido acompañado de importantes cambios. Las tasas de fecundidad han disminuido significativamente: de un promedio de 4,5 hijos por mujer a principios de la década de 1970 a 2,5 en 2015.
Paralelamente, la esperanza de vida ha aumentado considerablemente, pasando de 64,6 años a principios de los 90 a 72,6 años en 2019.
Otro fenómeno relevante es la creciente urbanización. Desde 2007, por primera vez en la historia, más personas residen en áreas urbanas que en zonas rurales, y se proyecta que para 2050 alrededor del 66% de la población mundial vivirá en ciudades.
Estas megatendencias tienen implicaciones de gran alcance, afectando el desarrollo económico, el empleo, la distribución de ingresos, la pobreza y las protecciones sociales. También impactan directamente en los esfuerzos por garantizar el acceso universal a servicios esenciales como la atención médica, la educación, la vivienda, el saneamiento, el agua, los alimentos y la energía.
Para una gestión sostenible de las necesidades globales, es imperativo que los formuladores de políticas comprendan la composición y distribución de la población actual y futura. Priorizar las necesidades y opiniones de los jóvenes es, en este contexto, una estrategia clave para dar una respuesta eficaz a las tendencias demográficas mundiales y construir un futuro más equitativo y prometedor.
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