Las áridas tierras del oeste de Estados Unidos nos muestran un curioso espectáculo natural que desde hace ya más de un siglo ha traído de cabeza a científicos de todo el mundo: las piedras viajeras del Valle de la Muerte, en California.
El Parque Nacional del Valle de la Muerte ( Death Valley National Park ) ocupa una superficie de más de 13000 km¦, distribuidos entre el Valle Salino, el Valle de la Muerte y la Cordillera de Panamint. Hay que tener en cuenta que la zona está separada del océano pacífico por cinco cordilleras montañosas, por lo que la humedad del lugar es prácticamente nula; lo que lleva a que en ella zona se hallan registrado las temperaturas más altas de norteamerica ( 58,1º C, año 2006 ).
Pues bien, en la Cordillera de Panamint, concretamente entre las montañas de Cottonwood y Last Chance Range, existe un lago seco “bautizado” con el nombre de Racetrack Playa, que es donde se encuentran estas “piedras viajeras”. La peculiaridad de estos pedruscos es que se desplazan lentamente sobre la superficie de la playa. Si, como suena. Pero, ¿cómo puede ser eso?.
Pues desde que a finales del siglo XIX los buscadores de oro descubrieron el fenómeno han sido múltiples las teorías que se han sacado al respecto; desde que se movían a causa del campo magnético de la tierra hasta que el desplazamiento lo causaban los fuertes vientos que azotan la zona ( hay rocas de más de 300 kg que necesitarían vientos de casi 300 km/h para moverse ); incluso los nativos de la zona argumentaban que quienes las movían eran los espíritus. No era este el caso.
Una respuesta científica
La realidad del caso es que en invierno, con las intensas lluvias que caen sobre la zona, se crea un pequeño lago de escasa profundidad que al evaporarse deja el lecho cubierto de barro y hielo. Esta superficie resbaladiza, junto con los fuertes vientos que azotan el lugar, hace que las piedras se desplacen dejando el rastro de sus movimientos tras de si.






