De la Redacción de El Litoral
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Adolfo Pérez Esquivel, el premio Nobel de la paz y activo defensor de los derechos humanos, dijo que Jorge Bergoglio “no tenía vínculos con la dictadura”, en declaraciones a BBC Mundo, en las que recordó la complicidad de la Iglesia Católica Argentina con la dictadura militar y sus crímenes.
“A Bergoglio se le cuestiona porque se dice que no hizo lo necesario para sacar de la prisión a dos sacerdotes, siendo él el superior de la congregación de los jesuitas, pero yo sé personalmente que muchos obispos pedían a la junta militar la liberación de prisioneros y sacerdotes, y no se les concedía”, expresó Pérez Esquivel.
“Hubo obispos que fueron cómplices, pero Bergoglio no”, señaló.
Pérez Esquivel, quien recibió el premio Nobel en 1980 por su trabajo en defensa de los derechos humanos en América Latina, destaca que durante el gobierno militar “hubo muchos obispos que fueron pasivos” y que “la jerarquía eclesiástica en muchos casos guardó silencio”.
“Si la Conferencia Episcopal se hubiera unido y hubiese tenido una sola voz, habría tenido una gran fuerza para salvar vidas, pero eso no pasó en Argentina”, lamentó. En cualquier caso, Pérez Esquivel recuerda que muchos religiosos “hicieron gestiones silenciosas para liberar a muchos presos”.
“Hubo muchos sacerdotes y religiosas que fueron perseguidos, encarcelados y torturados. La persecución se daba en todos los sectores sociales. No sólo de religiosos sino también de laicos que participaban en las comunidades de base, en las parroquias, que también fueron secuestrados y desaparecidos, hasta el día de hoy”, recordó.
Las expresiones de Pérez Esquivel fueron tomadas, en Buenos Aires, por la periodista de BBC Mundo, Verónica Smink.
Casaretto
El obispo emérito de San Isidro afirmó que ante la Justicia “quedó claro” que el ahora Papa hizo gestiones para que dos curas jesuitas que habían sido secuestrados fueran puestos en libertad.
Aseguró que Bergoglio “intercedió por sacerdotes” durante la dictadura.
El administrador apostólico de la diócesis Merlo-Moreno, monseñor Jorge Casaretto, replicó hoy a un sector del kirchnerismo que acusó a Francisco de ser “cómplice” de la dictadura.
Planteó volver a tratarse “como hermanos y no como enemigos”, al tiempo que destacó la labor del ex arzobispo de Buenos Aires que permitió la multiplicación de los denominados “curas villeros” en los últimos años.
“Bergoglio fue interpelado por la Justicia y quedó claro que él intercedió por dos sacerdotes (durante la última dictadura): uno de ellos murió y el otro mantiene buenas relaciones con Bergoglio”, enfatizó Casaretto.
“Pedimos perdón en su momento porque muchas de nuestras actitudes no fueron las más justas y las que correspondían (durante la última dictadura)”, dijo.
Dos libros
Sobre el rol de Jorge Bergoglio durante los años ’70, existen dos libros que hoy se citan, a ambos lados de la polémica, sobre el tema. Uno es “Iglesia y dictadura”, editado en 1986, cuando Bergoglio no era aún conocido fuera del mundo eclesiástico.
Allí, su autor Emilio Mignone (un católico a quien la dictadura le secuestró e hizo desaparecer una hija) ejemplificó con el caso de Bergoglio “la siniestra complicidad” con los militares, que “se encargaron de cumplir la tarea sucia de limpiar el patio interior de la Iglesia, con la aquiescencia de los prelados”.
El otro es “El Jesuita”, libro autobiográfico de Jorge Bergoglio, publicado en 2010, donde el religioso rechazó las acusaciones en su contra. “Hice lo que pude con la edad que tenía y las pocas relaciones con las que contaba, para abogar por personas secuestradas”. Y agregó que no había respondido a la imputación hasta ese momento “para no hacerle el juego a nadie, no porque tuviese algo que ocultar”.






