René Favaloro, el corazón que trascendió la ciencia y abrazó la patria
Una vida marcada por la lucha contra la desigualdad y un compromiso con la educación y la ética, dejó un legado que inspira a generaciones. Fue un miembro activo de numerosas sociedades científicas y recibió incontables distinciones internacionales. Sin embargo, siempre sostuvo que "quisiera ser recordado como docente más que como cirujano", dedicando gran parte de su tiempo a la enseñanza, tanto a nivel profesional como popular.
Favaloro siempre sostuvo que el acto médico "debe estar rodeado de dignidad, igualdad, piedad cristiana, sacrificio, abnegación y renunciamiento".
Este 12 de julio de 2025 se cumplen 102 años del nacimiento de René Favaloro, el cardiocirujano argentino que revolucionó la medicina mundial con la invención del bypass aortocoronario. Su legado, sin embargo, trasciende el ámbito científico para erigirse como un faro de humanismo, ética y compromiso social.
Nacido en 1923 en el humilde barrio "El Mondongo" de La Plata, desde los cuatro años, supo que quería ser médico, una vocación que quizás germinó al observar a su tío -quién era doctor- o simplemente por un innato espíritu de servicio.
Sus primeros años estuvieron marcados por los valores inculcados en su hogar: el aprecio por el trabajo y el esfuerzo, transmitidos por sus padres –su padre ebanista y su madre modista– , y el amor por la tierra, heredado de su abuela materna, a quien dedicaría su tesis doctoral.
Estudios y su compromiso social
Tras un riguroso examen, Favaloro ingresó al Colegio Nacional de La Plata en 1936, donde figuras como Ezequiel Martínez Estrada y Pedro Henríquez Ureña le infundieron principios humanísticos, forjando en él ideales de libertad, justicia, ética y búsqueda de la verdad.
Al finalizar la secundaria, se adentró en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata. Su compromiso excedía el aula, dedicando tardes enteras a observar la evolución de los pacientes en el Hospital Policlínico y conversar con ellos. Su paso por el practicantado en este hospital, un centro de referencia en la provincia de Buenos Aires, le brindó una visión integral de las patologías y, fundamentalmente, le enseñó a respetar a los enfermos, en su mayoría de condición humilde.
Un giro inesperado en 1949 lo llevó a Jacinto Aráuz, un pequeño pueblo pampeano. Lo que inicialmente sería una suplencia de pocos meses, se extendió por 12 años, revelando un profundo compromiso social con la comunidad.
Allí, junto a su hermano Juan José, también médico, crearon un centro asistencial que elevó el nivel social y educativo de la región, logrando erradicar la mortalidad infantil, reducir infecciones en partos y la desnutrición, y organizar un banco de sangre viviente. Favaloro siempre sostuvo que el acto médico "debe estar rodeado de dignidad, igualdad, piedad cristiana, sacrificio, abnegación y renunciamiento".
En 1967, el Dr. René Favaloro fue pionero en la cirugía de bypass de arteria coronaria.
La revolución del bypass en Cleveland
La pasión por la cirugía torácica resurgió en Favaloro con la lectura de las últimas publicaciones médicas y los avances en intervenciones cardiovasculares. En los años 60, decidió viajar a la Cleveland Clinic en Estados Unidos para especializarse en cirugía cardiovascular. Allí, en colaboración con destacados profesionales, dedicó horas al estudio de la anatomía de las arterias coronarias y las cinecoronarioangiografías.
Fue a principios de 1967 cuando Favaloro concibió la idea de utilizar la vena safena en la cirugía coronaria. En mayo de ese mismo año, llevó a la práctica esta técnica por primera vez. La estandarización de este procedimiento, conocido como bypass aortocoronario o cirugía de revascularización miocárdica, se convirtió en el trabajo fundamental de su carrera.
Este avance, considerado uno de los "400 inventos más importantes de la historia de la humanidad", cambió radicalmente la historia de la enfermedad coronaria, mejorando la calidad de vida y salvando incontables vidas.
El bypass consiste en "armar un puente para que la sangre pase por arriba de la parte enferma de la coronaria y llegue del otro lado", utilizando la vena safena de la pierna. Esta técnica evita síntomas como dolor de pecho, falta de aire e infartos, y aumenta la calidad y tiempo de vida de los pacientes.
El impacto de su aporte no fue casual, sino resultado de profundos conocimientos, horas de investigación y una intensa labor, siempre destacando el trabajo en equipo y el bienestar del paciente como objetivo primordial. Favaloro, con gran generosidad, no dudó en poner su técnica a disposición de todos los cirujanos del mundo.
Un sueño llamado Fundación Favaloro
El profundo amor por su patria impulsó a Favaloro a regresar a la Argentina en 1971. Su sueño era desarrollar un centro de excelencia similar a la Cleveland Clinic, que integrara la atención médica, la investigación y la educación. Con este objetivo, en 1975, fundó la Fundación Favaloro.
La Fundación se convirtió en un baluarte de la medicina argentina, formando a más de 450 residentes de toda Argentina y América Latina. Contribuyó a elevar el nivel de la especialidad a través de innumerables cursos, seminarios y congresos.
En 1980, Favaloro creó el Laboratorio de Investigación Básica, que posteriormente dio origen a la Universidad Favaloro en 1998, una institución que hoy abarca diversas facultades y carreras de grado y posgrado. La investigación en la universidad se extiende a más de treinta campos, en colaboración con importantes centros científicos internacionales, con más de 150 trabajos publicados en revistas especializadas.
En 1992, se inauguró el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de la Fundación Favaloro, una entidad sin fines de lucro. Bajo el lema "tecnología de avanzada al servicio del humanismo médico", el instituto brinda servicios altamente especializados en cardiología, cirugía cardiovascular y trasplantes.
Favaloro, rodeado de un equipo selecto de profesionales, continuó haciendo hincapié en la prevención de enfermedades y la educación para la salud, tal como lo había hecho en Jacinto Aráuz.
Más allá de la salud individual, Favaloro se preocupó por los males que aquejan a la sociedad en su conjunto, denunciando problemas como la desocupación, la desigualdad, la pobreza, el armamentismo, la contaminación y la droga.
Favaloro, con gran generosidad, no dudó en poner su técnica a disposición de todos los cirujanos del mundo.
Un legado inmortal
René Favaloro fue un miembro activo de numerosas sociedades científicas y recibió incontables distinciones internacionales. Sin embargo, siempre sostuvo que "quisiera ser recordado como docente más que como cirujano", dedicando gran parte de su tiempo a la enseñanza, tanto a nivel profesional como popular.
El 29 de julio de 2000, sumido en una profunda depresión a causa de las graves dificultades financieras que enfrentaba la Fundación Favaloro por deudas millonarias de obras sociales, especialmente del PAMI, René Favaloro tomó la trágica decisión de quitarse la vida.
En una de las cartas que dejó, explicaba que la sociedad argentina necesitaba de su muerte para tomar conciencia de los problemas en los que estaba envuelta, expresando su cansancio de "ser un mendigo en su propio país" y denunciando la corrupción en el manejo de los fondos de las obras sociales.
A pesar de las maniobras para evitar a la prensa, sus cenizas fueron esparcidas en los campos de Jacinto Aráuz, el pueblo donde el médico comenzó su carrera y forjó su profundo compromiso social. Su partida dejó un vacío inmenso, pero su legado de honestidad, solidaridad y lucha por la dignidad del hombre perdura, siendo una fuente de inspiración para las nuevas generaciones.
La Fundación Favaloro, bajo el liderazgo de su sobrina Liliana Favaloro, sigue trascendiendo internacionalmente por su prestigio, excelencia médica e investigaciones científicas, manteniendo el compromiso de luchar por una salud digna para todos.
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