La Primera Guerra Mundial fue el primer gran enfrentamiento del siglo XX. La contienda tuvo una magnitud de carácter mundial, con especial énfasis en Europa, lo que le valió el calificativo de "Gran Guerra" por aquellos años.
La semana de Navidad de 1914 estuvo marcada por las treguas que tuvieron lugar entre las tropas enemigas durante la Primera Guerra Mundial. En varios de los frentes se documentaron partidos de fútbol entre los soldados de bandos rivales.
La Primera Guerra Mundial fue el primer gran enfrentamiento del siglo XX. La contienda tuvo una magnitud de carácter mundial, con especial énfasis en Europa, lo que le valió el calificativo de "Gran Guerra" por aquellos años.
El conflicto bélico se desató en julio de 1914, luego del asesinato del archiduque Francis Ferdinand de Austria en manos de un joven nacionalista serbio el día 28 de junio. El Imperio Austrohúngaro combatió en el bando de las potencias centrales junto al Imperio Otomano, Alemania, Bulgaria, y en un principio Italia. Más tarde, los italianos pasaron del lado de la Triple Entente junto a Reino Unido, Francia y el Imperio Ruso.
La guerra se extendió hasta noviembre de 1918, con la victoria de los aliados y la derrota y disolución de Austria Hungría, el Imperio Otomano, entre otros.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial en julio de 1914, muchos europeos pensaron que la lucha habría terminado para Navidad. No fue así, y casi seis meses después del comienzo de la guerra, cientos de miles de soldados celebraron las fiestas como pudieron en las gélidas trincheras de Europa occidental.
En toda Europa, las campañas navideñas recogían y distribuían regalos de Navidad a los soldados del frente. A los británicos se les enviaba una lata con el perfil de la princesa Mary en relieve que contenía chocolate, tabaco y una nota de los Reyes en la que se leía: "Que Dios los proteja y los traiga sanos y salvos a casa". Las fuerzas alemanas recibieron regalos del Kaiser Guillermo II: los soldados, pipas, y los oficiales, paquetes de cigarrillos.
Unos días antes de Navidad, el presidente francés Raymond Poincaré visitó el almacén de París, donde se acumulaban los regalos para los soldados franceses. "Un gran número de paquetes están listos para ser transportados al frente; los productores de vino han proporcionado 1200 botellas", informaba el diario parisino Le Temps el 22 de diciembre de 1914.
Las treguas espontáneas que surgieron a lo largo del frente occidental, especialmente entre las fuerzas británicas y alemanas, se cuentan entre los acontecimientos más famosos de diciembre de 1914.
En Nochebuena, los soldados alemanes decoraron las trincheras con Tannenbäume, o abetos, y cantaron villancicos. A través de aquella tierra de nadie, les llegó a los germanos una serenata británica de música navideña. A la mañana siguiente, los hombres pasaron tiempo juntos fuera de las trincheras, intercambiando saludos y regalos de ron y puros.
En este contexto, quizás la historia más inspiradora de la tregua ha sido la más difícil de documentar: los partidos de fútbol jugados el día de Navidad. Los relatos de segunda y tercera mano aparecían en periódicos y cartas, pero los testimonios de primera mano, ya fuera presenciando un partido de fútbol o jugando en uno, eran escasos.
Dos cartas escritas por soldados británicos, el cabo Albert Wyatt y el sargento Frank Naden, en las que describían el juego en Wulvergem, Bélgica, permitieron comprobar la existencia de un "partido de fútbol". El relato de Wyatt se publicó en el artículo del Thetford Times que describía "patear una pelota entre las dos líneas de fuego".
Utilizando métodos similares, los historiadores confirmaron que se había disputado otro partido en Frélinghien, Francia. Aunque los partidos fueron más pequeños y menos numerosos de lo que se creía originalmente, eso no impidió que se celebraran conmemoraciones por el centenario de la tregua en 2014, incluida una escultura develada en Liverpool, Inglaterra, y una pelota de fútbol de acero sobre un proyectil que explotó que se presentó en Saint-Yvon, Bélgica, para honrar los partidos.
La tregua de 1914 no duró y los combates no tardaron en reanudarse en el frente occidental. Mientras que los relatos de los periódicos sobre la celebración de las fiestas podían haber encantado a la gente en casa, los mandos militares estaban horrorizados.
En las tres navidades que siguieron, se dictaron órdenes que impedían cualquier nueva confraternización entre las fuerzas combatientes. El salvajismo implacable de la Primera Guerra Mundial podría haberlas hecho innecesarias.
En diciembre de 1914, la guerra aún era joven, pero a medida que se prolongaban las hostilidades, los soldados curtidos en batalla se endurecían tras años de horror en las trincheras, lo que llevó a una actitud diferente hacia los "intercambios de regalos".
El fútbol también ha sido la excusa para cesar el fuego en otros conflictos bélicos. En la Guerra Civil Española (1936-1939) se dio una situación similar puntualmente en Andalucía, al sur del país ibérico. Con motivo de la Navidad de 1936, apenas medio año después de la sublevación, los combatientes del frente entre las localidades de Vélez y Zafarraya, unos niños, cansados, agotados, hartos de las trincheras, pactaron una tregua navideña que incluía un partido de fútbol entre los dos bandos en contienda, disputado sobre las 12 de la mañana del 25 de diciembre. Cuentan las crónicas que vencieron los republicanos por 3-2 y, al parecer, no fue el único partido que se disputó por España durante el conflicto.
En 2005, Costa de Marfil se encontraba en pleno conflicto civil armado. El 8 de octubre, el país entero se paralizó para ver a su selección, posiblemente la mejor de su historia, que se jugaba contra Sudán la clasificación para el Mundial de Alemania del año siguiente. Lo logró tras ganar por 1-3 y, después del partido, el capitán, Didier Drogba, pronunció este mensaje: «Ciudadanos de Costa de Marfil, del norte, del sur, del este y del oeste. Hoy hemos demostrado que los marfileños podemos convivir […]; les pedimos de rodillas que se perdonen los unos a los otros. Perdonen. Perdonen. Un gran país como el nuestro no puede rendirse al caos. Dejen las armas y organicen unas elecciones». Una semana después se produjo el alto el fuego, aunque la paz absoluta tardó aún meses en llegar. El fútbol unió al pueblo.
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