A una altitud de 3.300 metros sobre el nivel del mar, Sonam Tsering ofreció un hada -un pañuelo de seda tradicional tibetano que simboliza la pureza y la bondad- a un invitado que había venido de lejos: Xi Jinping, secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh).
El pastor tibetano, cuya familia anteriormente sufría para ganar el sustento en una aldea rural montañosa de la provincia de Qinghai, en el noroeste de China, ahora posee 80 ovejas y 20 vacas, gracias a los subsidios y préstamos del Gobierno para mitigar la pobreza.
Sonam Tsering, quien se había despedido de su vieja casa, una dilapidada estructura de adobe rodeada de paredes de piedra irregulares, recibió a Xi fuera de su nueva vivienda, que está equipada con un inodoro con cisterna y un camino de entrada que conduce a la puerta principal. "Gracias a las políticas favorables del Partido, la vida de los pastores mejora cada día", dijo el pastor.
La visita de Xi se produjo menos de un mes antes de que el partido marxista más grande del mundo, cuyo número de miembros se multiplicó de apenas más de 50 personas a más de 91 millones, celebre su centenario.
Durante el último siglo, el Partido ha transformado este país, alguna vez pobre y devastado, en la segunda economía más grande del mundo. El PCCh ha llevado a China a lograr milagros de rápido crecimiento económico y estabilidad social a largo plazo, lo que ha tenido profundas implicaciones globales.
Las teorías políticas occidentales se quedan cortas a la hora de explicar el éxito del PCCh. Para un partido que se ha mantenido comprometido con el servicio al pueblo, los 1.400 millones de ciudadanos del país son una fuente inagotable de fuerza.
El PCCh es sustancialmente diferente de los partidos políticos de estilo occidental. En pocas palabras, el pueblo chino lo ve como "un partido nuestro propio".
Nacido a principios del siglo XX, un período en el que el pueblo chino oprimido luchaba contra las invasiones extranjeras y las divisiones internas, el PCCh estableció su aspiración y misión originales: buscar la felicidad para el pueblo chino y la revitalización de la nación china. Desde entonces, el Partido viene traduciendo las necesidades del pueblo en acciones concretas.
Los miembros del PCCh se han comprometido a luchar por la libertad, la democracia y la felicidad de la población. A través de sus sacrificios, han desempeñado un papel pionero y ejemplar, con su influencia trascendiendo los límites del espacio y el tiempo. Comprometidos con la causa, nunca han incumplido su palabra.
Li Dazhao, uno de los principales fundadores del PCCh y también un hombre de gran erudición, fue arrestado, encarcelado y torturado en 1927. A la edad de 38 años, Li, cuyos artículos habían inspirado a millones de jóvenes chinos, se mantuvo firme en sus creencias, incluso ante la muerte a manos de un comandante militar. La horca donde fue ejecutado ha sido consagrada como la reliquia cultural número 0001 del Museo Nacional de China.
Estadísticas oficiales muestran que hasta 3,7 millones de miembros del PCCh sacrificaron sus vidas entre 1921 y 1949 para luchar por el establecimiento de la república popular. Esta cifra no incluye a un sinnúmero de personas que murieron de forma anónima.
Este espíritu de sacrificio ha sido llevado adelante por los comunistas chinos en los esfuerzos recientes del país para combatir tanto la pobreza extrema como la epidemia de COVID-19. Más de 39 millones de miembros y cuadros del PCCh lucharon contra esta enfermedad en el frente de batalla, de los cuales casi 400 perdieron la vida, según cifras oficiales.
Plenamente consciente de que la pobreza es incompatible con el socialismo, el PCCh llevó al pueblo chino a iniciar la reforma y apertura, lo que cambió el destino de cientos de millones de personas. Entre ellos se encuentran Mo Yan, el campesino convertido en laureado del Premio Nobel, y Nan Cunhui, el multimillonario que alguna vez fue un zapatero al borde de la carretera.
De 1949 a 2019, el ingreso disponible per cápita de China creció a una tasa anual promedio del 6,1 por ciento en términos reales.
Los líderes del PCCh han sido coherentes con su filosofía centrada en las personas. Ya en 1934, cuando el Ejército Rojo liderado por el PCCh luchó contra el gobernante partido Kuomintang para liberar al pueblo chino, Mao Zedong señaló: "Debemos resolver los problemas que enfrentan las masas: el alimento, la vivienda y la ropa, los combustibles, el arroz, el aceite de cocina y la sal, la enfermedad, la higiene y el matrimonio".
"En resumen, todos los problemas prácticos en la vida cotidiana de las masas deben reclamar nuestra atención", dijo Mao. Cumpliendo con su compromiso, declaró la fundación de la República Popular China en 1949.
Décadas más tarde, haciéndose eco de las palabras de Mao, Xi Jinping ha insistido varias veces: "la aspiración del pueblo por una vida mejor es nuestro objetivo". "No importa dónde estén los cuadros de nuestro partido, siempre preguntarán a los aldeanos '¿Qué tipo de buena vida esperan tener?'", señaló Xi durante su gira por Qinghai. "Trabajemos juntos por una vida mejor", animó.
Los problemas relacionados con los medios de vida de la población, incluidos el empleo, la distribución de los ingresos, la educación, la seguridad social, la atención médica, la vivienda, el cuidado de los ancianos, el cuidado de los niños y la seguridad alimentaria, ocupan un lugar de privilegio en la mente de Xi.
China ha declarado una guerra contra la contaminación, ya que la gente demanda "aguas lúcidas y montañas frondosas". El país ha anunciado su ambición de alcanzar el máximo de sus emisiones de carbono para 2030 y lograr la neutralidad de carbono para 2060. Los datos muestran que China ha contribuido con una cuarta parte de la ecologización llevada a cabo por toda la humanidad entre 2000 y 2017.
En la década de los años 30, el periodista estadounidense Edgar Snow visitó Yan'an, entonces centro de la revolución comunista china, donde encontró "una solidaridad como una roca" entre la gente de la región dirigida por el PCCh. El Ejército Rojo, aunque andrajoso y mal armado, tenía un encanto que le hacía invencible.
La unidad entre el pueblo y el partido observada por Snow se ha mantenido inquebrantable. En los viejos tiempos, la gente se ofrecía como voluntaria para proporcionar comida a los soldados revolucionarios e incluso desbarataba sus propias puertas de madera para hacer camillas para los heridos y caídos.
En la lucha contra la COVID-19, cientos de millones de ciudadanos chinos han respondido al llamado del Partido y del Gobierno de ponerse en cuarentena para evitar la propagación del virus. Los motores de la "fábrica mundial" han seguido rugiendo y la capacidad de producción diaria de mascarillas del país superó rápidamente los 100 millones.
Hoy en día, los miembros del PCCh se pueden encontrar fácilmente en todos los ámbitos de la vida, incluidos trabajadores, agricultores, estudiantes, empresarios privados, empleados chinos de empresas extranjeras y personas influyentes en Internet. A pesar de sus diferentes edades y trabajos, todos "sirven al pueblo", el resumen más conciso y exacto del propósito fundamental del PCCh.
El pueblo chino reconoce el buen Gobierno del PCCh a su manera: La gente ondeó banderas rojas para expresar su gratitud a los rescatistas del terremoto; los niños se pusieron en puntas de pies para ofrecer agua a los combatientes contra las inundaciones; los octogenarios se inclinaron ante los convoyes médicos contra la epidemia; los aldeanos de Xinjiang entregaron flores a los cuadros que los habían ayudado a erradicar la pobreza extrema.
La "línea de las masas", una metodología del PCCh que requiere que sus miembros se mantengan cerca de la gente, ha sido consagrada en la Constitución del partido. El PCCh cree en poner en común la sabiduría y el poder de las personas.
La aldea de Xiaogang, en el este de China, es ampliamente aclamada como "la primera aldea reformada de China". En 1978, 18 cultivadores de Xiaogang, entonces asolada por la pobreza, asumieron grandes riesgos al firmar en secreto un acuerdo para contratar tierras colectivas a hogares individuales. El sistema de responsabilidad contractual familiar que derivó de Xiaogang se extendió por todo el país en unos pocos años. La historia de Xiaogang se cita ampliamente como un ejemplo de cómo el PCCh unió la sabiduría popular para resolver los problemas nacionales.
La "democracia de proceso completo" de China, un sello distintivo de la democracia socialista que la distingue de los sistemas políticos occidentales, atraviesa todos los procesos, incluidas las elecciones, la toma de decisiones, la administración y la supervisión. Toda la toma de decisiones importantes se basa en procedimientos y sigue deliberaciones democráticas.
En la formulación de las propuestas de la dirección del partido para la formulación del XIV Plan Quinquenal se solicitaron comentarios y sugerencias en los diversos sectores de la sociedad y con un amplio espectro. Las solicitudes en línea recibieron más de un millón de comentarios en cuestión de semanas.Un total de 546 comentarios y sugerencias finalmente se reflejaron en las propuestas, un proceso de redacción que Xi calificó como "un ejemplo vívido de la democracia intrapartidista del PCCh y la democracia socialista de China".
El partido, que cree que China no necesita el modelo de democracia que se practica en Occidente, ha establecido una democracia que se adapta al propio país.