El estancamiento presupuestario que mantiene paralizadas a las agencias federales de Estados Unidos generó este viernes un colapso sin precedentes en el sistema aéreo nacional.

Más de 1.200 vuelos fueron cancelados en Estados Unidos por la reducción del tráfico aéreo derivada del cierre federal. La falta de personal en torres de control agravó el caos en los principales aeropuertos, mientras republicanos y demócratas siguen sin acuerdo.

El estancamiento presupuestario que mantiene paralizadas a las agencias federales de Estados Unidos generó este viernes un colapso sin precedentes en el sistema aéreo nacional.
Más de 1.200 vuelos fueron cancelados y decenas de aeropuertos operaron bajo estrictas restricciones debido a la falta de personal en las torres de control, una consecuencia directa del cierre del Gobierno de Donald Trump, vigente desde el 1 de octubre.

La medida afectó a unos cuarenta aeropuertos, incluidos los tres de Nueva York, los que operan en la región de Washington, y grandes terminales de Chicago, Los Ángeles, San Francisco, Miami, Boston, Filadelfia, Atlanta y Dallas. Las autoridades ordenaron reducir el tráfico en las terminales de mayor flujo para garantizar la seguridad operacional.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, confirmó el jueves la decisión de disminuir un 10 % la cantidad de vuelos en 40 de los aeropuertos más transitados del país.
El objetivo es evitar riesgos derivados de la escasez de controladores aéreos, quienes —según se denunció— llevan más de cinco semanas trabajando sin recibir sus salarios. La situación provocó ausentismo, demoras operativas y dificultades para sostener la actividad regular.
El impacto fue inmediato: de acuerdo con el sitio FlightAware, mil vuelos fueron cancelados el viernes y se proyectan otras 700 cancelaciones para el sábado. Las imágenes de pasillos semivacíos en terminales generalmente saturadas, como el aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta, reflejaron la magnitud del problema.

“Esto es frustrante. No deberíamos estar en esta situación”, afirmó Robert Isom, director ejecutivo de American Airlines, en diálogo con CNBC. Las aerolíneas, que ya enfrentan pérdidas económicas por retrasos y reprogramaciones, reclamaron una solución urgente al conflicto político que mantiene sin presupuesto al Gobierno federal.
El cierre del Gobierno responde al bloqueo entre republicanos —que controlan el Congreso— y demócratas, quienes se oponen a aprobar un paquete presupuestario que incluye recortes drásticos en el sistema de salud.
La falta de acuerdo dejó sin financiamiento a múltiples agencias, obligándolas a operar con personal mínimo o directamente suspender actividades.

En una publicación en Truth Social, Donald Trump instó a los senadores a permanecer en Washington hasta destrabar las negociaciones. Mientras tanto, Duffy confirmó que los vuelos internacionales operan normalmente y no se verán afectados por las restricciones impuestas en el mercado doméstico.
El escenario, sin embargo, sigue siendo incierto. Hasta que el Congreso no apruebe un presupuesto y restablezca el financiamiento federal, la Administración de Aviación y los aeropuertos continuarán funcionando con recursos limitados, lo que anticipa nuevas cancelaciones, demoras y un creciente malestar entre pasajeros y trabajadores del sector aéreo.