

Tras una votación anticipada récord, millones de estadounidenses se movilizaron este martes para elegir al próximo presidente, renovar toda la Cámara Baja del Congreso, un tercio del Senado y las legislaturas de la mayoría de los estados.
Como lo anticiparon las encuentas, Biden sacó ventaja en cuatro días de conteo de votos, sin embargo el resultado no está definido. Por su parte, Trump pretende judicializar la elección e incluso pidió detener el recuento.
Como se explicó con anterioridad, estas elecciones tienen muchos "condimentos nuevos": fue la campaña más cara de la historia de Estados Unidos; todo indica que por primera vez también, mucha más gente habrá votado, sea por correo electrónico o presencialmente, antes del día de las elecciones que durante los comicios propiamente dichos; el propio presidente agitó el fantasma de un fraude, al punto de generar temores declarados de la oposición de una crisis poselectoral.
A todo esto, se suma la inédita combinación de una pandemia que mató a más de 231.000 personas y profundizó la polarización entre un oficialismo que no la considera la prioridad política y una oposición que exige un cambio de rumbo. Y una crisis económica que frenó el período de crecimiento más largo de la historia del país e inauguró una recesión, aún pese a algunos signos de recuperación.