De la redacción de El Litoral
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Agencias EFE y DPA
Bajo la amenaza de represalias por parte de Turquía, el Senado francés aprobó esta semana una ley que penaliza la negación del genocidio armenio de 1915. El texto, prevé una condena de un año de prisión y una multa de 45.000 euros.
A tan sólo tres meses de las presidenciales francesas, el proyecto salió adelante pese a la división que suscita entre los senadores, tanto en las filas conservadoras como en las socialistas. Después de más de siete horas de debate, la ley fue ratificada por 127 votos a favor, 86 en contra y 24 abstenciones.
“Nuestra sociedad debe luchar contra el veneno del negacionismo”, declaró el ministro de Relaciones con el Parlamento, Patrick Ollier, mientras en el exterior del hemiciclo la tensión crecía entre grupos de francoarmenios y francoturcos. El Gobierno turco rechaza el término genocidio, aunque admite la existencia de masacres contra 500.000 armenios que perecieron en Anatolia durante el imperio otomano, entre 1915 y 1917. Los armenios elevan la cifra de víctimas mortales a 1,5 millones de personas.
“Masacre a libertad de opinión”
El primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, catalogó inmediatamente como “racista y discriminatoria” la polémica ley francesa que castiga la negación del genocidio armenio.
En su discurso ante el Grupo Parlamentario de su partido, el AKP islamista, el primer ministro aseguró que para Turquía “esta ley no existe” y agregó que tiene sus orígenes en “la mentalidad medieval que surge de su tumba”.
Horas más tarde, el presidente de Turquía, Abdullah Gül, también expresó su oposición. “Lamento y condeno esta ley. Nuestras relaciones serán diferentes a partir de ahora. Un país europeo tan importante como Francia ha entrado desde ayer en la categoría de los Estados que restringen la libertad; es una actitud impropia de un gran país como es Francia”, recalcó.
Gül expresó la esperanza de que los senadores franceses “acaben con esta sombra sobre la democracia” y recurran la ley ante el Tribunal Constitucional francés, opción posible con la firma de al menos sesenta diputados o senadores. Mientras que Erdogan calificó la aprobación de la ley como “una masacre de la libertad de pensamiento” y “un intento de conseguir votos mediante la hostilidad contra Turquía”.
Con ello aludió a las elecciones presidenciales en Francia en abril y mayo próximo, y al medio millón de ciudadanos galos que tienen raíces armenias.
“Es racismo, es un golpe contra la libertad de pensamiento”, afirmó Erdogan, para luego advertir de que “quienes se callen ante esto tendrán la responsabilidad de no haber escuchado los pasos del fascismo en Europa. Los Parlamentos no pueden escribir la Historia y esperamos que este error se compense”, agregó antes de hacer un llamamiento a los políticos, intelectuales y ciudadanos franceses “a que tengan sentido común”.
El primer ministro, de orientación islamista moderada, no anunció sanciones concretas contra Francia, pese a que en diciembre pasado había prometido “una segunda fase” de medidas si la ley pasaba por el Senado. “Mostraremos sentido común, estamos aún en un período de paciencia y revelaremos nuestro plan de acción acorde a la evolución del asunto; implantaremos las medidas paso a paso”, dijo.
Por otra parte, Erdogan volvió a recordar que los antepasados del presidente francés, Nicolas Sarkozy, eran sefardíes residentes en Salónica, una ciudad griega que durante siglos formó parte del Imperio Otomano. “Haga lo que haga, no podrá arrojar una sombra sobre la tolerancia otomana”, concluyó el primer ministro turco. El Ministerio del Exterior turco ya había condenado antes la medida, que castiga la negación de genocidios, entre otros la matanza de armenios en el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial, considerándola “irresponsable” y un golpe contra la libertad de opinión y expresión y la libertad de la ciencia.
El premier turco volvió a acusar a Sarkozy de buscar un provecho político electoral con la medida. “Esto es un intento de ganar votos a través de la hostilidad con Turquía”, señaló.
Reacciones encontradas
Turquía, Estado sucesor del Imperio Otomano, rechaza la muerte de armenios como genocidio y amenazó a Francia con duras consecuencias si la medida salía adelante.
Además, hackers turcos amenazaron a Francia con una serie de ataques online contra instituciones estatales y bancos. El grupo Akincilar, integrado por hackers, también amenazó con un “ataque total” contra Francia y su presidente Sarkozy.
Antes de la votación, hackers proturcos ya atacaron varias webs, entre ellas la de la diputada y autora de la ley, Valérie Boyer, del partido UMP de Sarkozy.
Sin embargo, también hubo críticas dentro de Francia. El ministro del Exterior francés, Alain Juppé, consideró que la ley no llega en un momento demasiado conveniente y pidió a Turquía que no reaccione precipitadamente a la legislación. Juppé destacó el interés de Francia en tener una buena relación con Turquía, pues su país es uno de los principales inversores en el Bósforo y ambos países se necesitan. “Tiendo la mano a la reconciliación”, señaló.
También Francois Bayrou, de la oposición de centro, criticó la norma al considerar que la negación del genocidio no puede fijarse por ley.
Armenia sin embargo saludó la nueva legislación y consideró que Francia desempeña un papel crucial en la defensa de los valores humanos, según dijo el ministro del Exterior armenio Edward Nalbandian citado hoy por medios en la capital. “El día en que se aprobó la ley se escribirá con mayúsculas de oro no sólo en los nombres de historia de la amistad franco-armenia, sino también en la crónica de la protección de los derechos humanos en el mundo”, señaló.
El eje del conflicto
El reconocimiento oficial de las masacres de 1915, en las que las tropas del Imperio Otomano mataron o dejaron morir de hambre a cerca de 1,5 millones de civiles armenios, es una de las grandes causas de la diáspora armenia y la que más fricción causa con Turquía.
Pese a que la República turca no existía en aquel momento, Ankara ha perseguido en los tribunales hasta fechas muy recientes la utilización del término “genocidio” bajo la acusación de “denigrar la turquicidad”.
Los historiadores turcos aseguran que se trataron de muertes ocurridas en un contexto de lucha contra las milicias armenias, aliadas de la Rusia zarista en guerra con el Imperio Otomano.
La comunidad armenia en Turquía no ha tomado claramente partido en la polémica.
“Si insisten en usar el término (genocidio) en Estados Unidos o Francia lo entiendo, pero aquí no es útil porque provoca reacciones nacionalistas e impide un diálogo”, consideró hace un año Rober Koptas, director del periódico turco-armenio Agos, que ahora ha evitado pronunciarse.
La prensa turca ha especulado con que la tensión con Francia podría ir por la misma vía que el conflicto con Israel, desencadenado por el ataque mortal de comandos israelíes al barco Mavi Marmara y que llevó a la expulsión del embajador israelí y la reducción de las relaciones diplomáticas a nivel de segundo secretario.






