India atacó tres bases aéreas en Pakistán y aumentó la tensión
La reciente ofensiva contra instalaciones militares paquistaníes disparó las alarmas en la región, generando un escenario de creciente inestabilidad y preocupación internacional.
Un hombre camina entre los escombros de una casa dañada, tras la operación contra India. Foto: REUTERS.
12:08
En la madrugada del sábado, las tensiones entre India y Pakistán escalaron bruscamente tras una serie de ataques lanzados por Nueva Delhi contra objetivos estratégicos en territorio paquistaní. Misiles aire-tierra y drones armados impactaron directamente en tres bases aéreas ubicadas en la provincia de Punjab, al noreste del país.
Las instalaciones atacadas fueron las bases de Nur Khan, Murid y Shorkot, localizadas en los distritos de Rawalpindi, Chakwal y Jhang, respectivamente.
Según fuentes militares pakistaníes, el operativo indio fue coordinado y ejecutado con precisión milimétrica, pero a pesar de la intensidad de los bombardeos, los activos estratégicos y principales centros de mando de la Fuerza Aérea de Pakistán no sufrieron daños significativos.
Sin embargo, la ofensiva dejó al menos cuatro personas heridas, que fueron trasladadas rápidamente a hospitales cercanos. El estado de salud de las víctimas no fue especificado, pero se indicó que todos eran personal presente en las instalaciones al momento del ataque.
La bandera india sobre una casa dañada, luego de la operación militar de Pakistán. Foto: REUTERS.
La base aérea de Nur Khan, uno de los blancos más relevantes, se encuentra a escasos kilómetros de la capital Islamabad, lo que envió una señal clara de alcance y capacidad operativa por parte de India.
Esta base, considerada una de las más importantes del país, alberga equipos de defensa aérea y unidades de respuesta rápida. Las otras dos bases atacadas, Murid y Shorkot, cumplen funciones logísticas y de entrenamiento, aunque también cuentan con pistas capaces de recibir aviones de combate.
El ataque fue interpretado por el gobierno pakistaní como una agresión no provocada y deliberada, que apunta a desestabilizar la región. La ofensiva se produjo en un contexto de alta tensión bilateral, especialmente tras el atentado ocurrido semanas atrás en la región india de Cachemira, en el que murieron más de veinte personas.
Aunque Nueva Delhi responsabiliza a militantes apoyados por Islamabad, Pakistán ha negado rotundamente cualquier vinculación con ese hecho.
La respuesta de Pakistán
Ante el ataque, Pakistán activó de inmediato una operación de respuesta militar, conocida como “Bunyan Ul Marsoos”, dirigida contra objetivos específicos en territorio indio. En esta contraofensiva, unidades de artillería y drones lanzaron ataques sobre instalaciones militares en las regiones de Punjab y Jammu y Cachemira.
Islamabad sostuvo que su respuesta fue “proporcional” y dirigida únicamente contra blancos militares, aunque del lado indio se registraron víctimas civiles y al menos un alto funcionario del gobierno murió en la región afectada.
Policías inspeccionan restos de metal, en medio de hostilidades entre India y Pakistán. Foto: REUTERS.
Este intercambio bélico representa uno de los enfrentamientos más serios entre ambos países en los últimos años, especialmente por el uso simultáneo de drones y misiles de mediano alcance, una combinación que eleva el nivel de amenaza y reduce el margen de reacción.
El gobierno paquistaní advirtió que este tipo de acciones no quedará sin consecuencias y aseguró que está dispuesto a defender su soberanía con todos los medios disponibles.
Escalada peligrosa
La comunidad internacional observa con creciente preocupación la escalada del conflicto. Tanto India como Pakistán son potencias nucleares, y cada nueva provocación eleva el riesgo de una confrontación a gran escala. Aunque ambos países afirman no buscar una guerra, el aumento de la actividad militar en la frontera y el cruce de ataques generan un clima de incertidumbre.
Los últimos acontecimientos no solo afectan la estabilidad regional, sino que también amenazan con interrumpir rutas comerciales clave y agravar tensiones étnicas y religiosas en la zona. Por el momento, no hay señales claras de un alto al fuego, y el intercambio de ataques continúa, tanto en el terreno como en el plano diplomático.
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