Kenya, la elefanta africana que fue trasladada desde el Ecoparque de Mendoza al Santuario de Elefantes de Brasil, falleció en las últimas horas en el establecimiento ubicado en el estado de Mato Grosso.

La elefanta había sido trasladada a un santuario en Mato Grosso en julio, luego de un arduo operativo y un largo entrenamiento. “Estamos sumamente tristes. Vamos a esperar los resultados oficiales de la necropsia. La comunicación con el santuario fue permanente y estábamos al tanto de que Kenya venía presentando dolencias”, expresó el director de Biodiversidad y Ecoparque, Ignacio Haudet.

Kenya, la elefanta africana que fue trasladada desde el Ecoparque de Mendoza al Santuario de Elefantes de Brasil, falleció en las últimas horas en el establecimiento ubicado en el estado de Mato Grosso.
La información fue confirmada por el propio santuario, que comunicó que el deceso se produjo de manera tranquila, mientras el equipo especializado la acompañaba de forma permanente.

“Estamos sumamente tristes. Vamos a esperar los resultados oficiales de la necropsia para entender qué pasó. La comunicación con el santuario fue permanente y estábamos al tanto de que Kenya venía presentando dolencias”, expresó el director de Biodiversidad y Ecoparque, Ignacio Haudet.
Kenya tenía 44 años. Nació en 1981 y llegó a Mendoza en 1985, con apenas cuatro años de edad, mediante un canje realizado en el marco de un convenio con el zoológico alemán Tierpark Hagenbeck.
Fue durante décadas la última elefanta del entonces zoológico provincial y, posteriormente, de Argentina.
Su traslado al Santuario de Elefantes de Brasil, concretado en julio de este año, marcó un hito para el personal del Ecoparque de Mendoza y para el país.
El proceso de preparación comenzó en 2017 e incluyó años de trabajo técnico, sanitario y conductual, con el objetivo de garantizar que el traslado se realizara respetando el bienestar del animal y reduciendo al mínimo posible cualquier situación de estrés.
Durante ese período, Kenya fue entrenada mediante el método de condicionamiento operante con refuerzo positivo, un enfoque basado en la cooperación voluntaria del animal.
Esto permitió realizar controles veterinarios periódicos, obtener muestras biológicas, completar los estudios sanitarios requeridos y avanzar en la tramitación del Certificado Veterinario Internacional y los permisos nacionales e internacionales exigidos por la normativa vigente.

El traslado implicó un recorrido de aproximadamente 3.600 kilómetros y se realizó en un contenedor especialmente diseñado para elefantes, en cumplimiento de las normas internacionales establecidas por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
Durante el viaje, solo tres personas mantuvieron contacto directo con Kenya: Scott Blais, fundador del santuario; la veterinaria especializada Trish London y Marcos Flores, su entrenador en el Ecoparque de Mendoza. La prioridad durante todo el trayecto fue garantizar que el animal se sintiera acompañado, tranquilo y seguro.
El Santuario de Elefantes de Brasil (SEB) es una organización sin fines de lucro única en Sudamérica, creada con el objetivo de transformar la vida de elefantes que han vivido largos años en cautiverio. Su origen se remonta a 2012, a partir de una alianza entre Elephant Voices y Scott Blais, cofundador de The Elephant Sanctuary, en Tennessee, Estados Unidos.
El establecimiento cuenta con un bioma adecuado para la especie, grandes extensiones de territorio natural, áreas abiertas con vegetación nativa y recintos que van desde 40 hasta 400 hectáreas.
Allí, los elefantes reciben dietas especialmente diseñadas y atención veterinaria permanente, en un entorno que permite conductas naturales y la posibilidad de socializar con otros individuos de su especie.
Tras su llegada, Kenya comenzó un proceso de adaptación al nuevo entorno y pudo interactuar con otros elefantes, avanzando hacia una vida en condiciones significativamente más cercanas a su naturaleza.
Desde el santuario informaron que, en los días previos a su fallecimiento, el equipo mantuvo un monitoreo constante debido a que el animal presentaba dificultades físicas. La elefanta fue acompañada durante toda la noche por cuidadores especializados y su muerte se produjo de manera rápida y sin signos de sufrimiento.
Actualmente, el santuario se encuentra coordinando con una universidad local la realización de la necropsia correspondiente. Los resultados demandarán varios meses y serán comunicados oficialmente una vez concluidos los estudios.