En medio del escándalo, el príncipe Andrés renuncia a todos sus títulos reales
Con el respaldo de su hermano, el rey Carlos III, la dimisión del duque de York busca proteger a la monarquía británica de las acusaciones ligadas al caso Epstein, evitando una crisis mayor.
El Príncipe Andrés argumentó su paso al costado en un escrito oficial. Chris Jackson/REUTERS
La presión mediática y el creciente escándalo que rodea al príncipe Andrés, duque de York, forzaron una decisión inminente y definitiva: el hermano del Rey Carlos III renunció a utilizar públicamente todos sus títulos y honores reales, incluido el prestigioso nombramiento de caballero de la Orden de la Jarretera.
El anuncio, oficializado a través de un comunicado del Palacio de Buckingham, busca blindar a la Corona de las permanentes acusaciones vinculadas al caso Jeffrey Epstein.
Con el acuerdo de Su Majestad, creemos que debo ir más allá", dice el comunicado. REUTERS
El acuerdo con Carlos III
El comunicado confirma que la determinación de distanciarse de la esfera real fue tomada en consenso con el monarca, el Rey Carlos III, quien busca estabilidad en los primeros años de su reinado.
Esta maniobra evita que la Corona deba recurrir al Parlamento para retirarle formalmente el ducado de York, un procedimiento complejo que el Rey no puede ejecutar de forma automática. Al conseguir una renuncia voluntaria al uso de los títulos, la decisión tiene efectos inmediatos.
El príncipe Andrés argumentó su paso al costado, tal como se reproduce a continuación en el escrito oficial:
“Tras hablarlo con el Rey y mi familia más cercana y lejana, hemos concluido que las continuas acusaciones sobre mí distraen del trabajo de Su Majestad y la Familia Real. He decidido, como siempre he hecho, anteponer mi deber con mi familia y mi país. Con el acuerdo de Su Majestad, creemos que debo ir más allá", comenzaba el comunicado.
"No utilizaré mi título ni los honores que se me han concedido. Como he dicho previamente, niego categóricamente las acusaciones contra mí”, expresó el duque de York.
Si bien como hijo de la Reina Isabel II, Andrés conservará el rango de príncipe, dejará de recibir el tratamiento de Alteza Real. Asimismo, pierde su condición de caballero de la Orden de la Jarretera, la distinción más importante del Reino Unido, a la que pertenecía desde 2006.
Consecuencias de la renuncia
Esta dimisión no solo afecta la representación pública de Andrés, sino también su participación en los círculos íntimos de la realeza. A partir de ahora, no podrá formar parte de las celebraciones familiares tradicionales, como la misa de Sandringham, un evento de gran visibilidad que anualmente es analizado al detalle por la prensa.
A diferencia del duque, esta decisión no tendrá impacto en su entorno más cercano. Sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, podrán mantener sin alteraciones su actividad tanto pública como privada. De la misma manera, su exesposa, Sarah Ferguson, ya no utilizaba el título de duquesa de York.
El príncipe argumentó su paso al costado, tal como se reproduce en el escrito oficial.
Escalada del escándalo
El acorralamiento del príncipe Andrés se intensificó en las últimas semanas, alimentado por la filtración de nueva información sensible. Uno de los puntos de inflexión fue la revelación de correos electrónicos entre el duque y Jeffrey Epstein, el financiero que murió en prisión por tráfico sexual de menores. Estos mensajes desmintieron la versión del príncipe sobre haber cortado todo contacto con Epstein tras su imputación.
A este hecho se sumó la conmovedora publicación de un extracto de las memorias póstumas de Virginia Giuffre, la mujer que lo acusó de abuso sexual cuando era menor de edad y quien lamentablemente se quitó la vida en abril pasado a los 41 años. En el texto, la presunta víctima asegura: "Él creía que tener sexo conmigo era su derecho de nacimiento".
El escándalo original, que marcó la caída en desgracia de quien fuera el hijo favorito de Isabel II, se remonta a hace seis años. Fue la relación con Epstein y la aparición de una foto con Giuffre, menor de edad en ese momento, lo que precipitó su ostracismo. Un intento por lavar su imagen en una entrevista con la periodista de la BBC, Emily Maitlis, resultó ser un fracaso rotundo, donde se mostró soberbio y poco convincente.
El duque creyó haber cerrado este capítulo en 2021, cuando Giuffre presentó una demanda en Estados Unidos. El caso se saldó con un acuerdo extrajudicial millonario, financiado en parte con fondos privados de la entonces Reina Isabel II, pero hoy queda claro que el costo de su asociación con Epstein es un lastre que ni siquiera el acuerdo económico pudo eliminar de forma definitiva.
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