Greta Thunberg y 35 activistas de Extinction Rebellion fueron sancionados en Venecia el 25 de noviembre de 2025 luego de teñir de verde el Gran Canal con un tinte fluorescente durante una protesta climática, según informaron medios.

La activista y 35 miembros de Extinction Rebellion recibieron multas de 150 euros y una prohibición de ingreso por 48 horas. La protesta incluyó un flash-mob y la colocación de una pancarta con el lema relacionado con el ecocidio

Greta Thunberg y 35 activistas de Extinction Rebellion fueron sancionados en Venecia el 25 de noviembre de 2025 luego de teñir de verde el Gran Canal con un tinte fluorescente durante una protesta climática, según informaron medios.
Las autoridades municipales impusieron a cada participante una multa de 150 euros y una orden de prohibición de ingreso a la ciudad por 48 horas, medida que afectó tanto a la activista sueca como al resto del grupo.
Los manifestantes introdujeron en el agua un trazador fluorescente que, según los organizadores, no es tóxico y se utiliza habitualmente en estudios ambientales para seguir caudales o detectar fugas.

La acción coincidió con el cierre de la cumbre COP30 en Belém, Brasil, y formó parte de una serie de intervenciones simultáneas de Extinction Rebellion en diez ciudades italianas, entre ellas Génova, Padua, Turín, Bolonia y Taranto.
En Venecia, además de teñir el canal, colgaron una pancarta con el lema relacionado con el ecocidio en el Puente de Rialto y realizaron un flash-mob silencioso: manifestantes vestidas de rojo y con velos caminaron lentamente entre los turistas para subrayar el reclamo.
La organización explicó que el color verde representaba tanto el peligro como la esperanza de actuar ante la amenaza del aumento del nivel del mar.

El municipio aplicó la sanción económica de 150 euros por persona y dictó la prohibición temporal de entrada a Venecia por 48 horas como respuesta a la intervención en el Gran Canal. Estas medidas respondieron a la valoración de las autoridades locales sobre el impacto de la protesta en el espacio público y el turismo de la ciudad.
El gobernador de Véneto, Luca Zaia, calificó la protesta de irrespetuosa con la ciudad y su patrimonio y advirtió sobre posibles consecuencias ambientales, además de señalar que la acción parecía destinada más a buscar visibilidad que a crear conciencia, según los reportes.
Esa postura reflejó la tensión entre los reclamos climáticos de los activistas y la preocupación oficial por la protección del centro histórico.
Por su parte, Extinction Rebellion defendió el carácter simbólico y pacífico de la intervención y difundió imágenes del canal para amplificar su mensaje. La organización sostuvo que el trazador usado no representaba un peligro ecológico y que la protesta buscaba visibilizar la vulnerabilidad de Venecia frente a las inundaciones y la subida del nivel del mar.

La acción en Venecia se enmarcó en una ola de protestas disruptivas de movimientos ecologistas en Europa y el mundo, y formó parte de una jornada en la que se tiñeron fuentes y ríos en varias ciudades italianas. En Génova y Padua las fuentes recibieron colorantes, mientras que en Turín, Bolonia y Taranto se colorearon tramos de ríos, según los informes sobre las movilizaciones.
La protesta coincidió con la clausura de la COP30, donde muchos activistas consideraron insuficientes los resultados.
El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva propuso una hoja de ruta para abandonar los combustibles fósiles, pero esa referencia quedó fuera del texto final por la presión de países exportadores de petróleo y otros intereses, lo que alimentó la frustración de quienes exigen medidas más firmes.
El episodio en Venecia dejó como consecuencia inmediata sanciones económicas y restricciones de ingreso a la ciudad para los implicados, una reacción institucional que busca desalentar intervenciones similares en un destino turístico y patrimonial altamente vulnerable