El Gobierno de Estados Unidos se prepara para una de las mayores expansasiones de su política de veto migratorio.

La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, confirmó que el Gobierno de Donald Trump evalúa sumar más de 30 países a la prohibición de viajes vigente, en el marco de un endurecimiento migratorio impulsado tras el ataque contra dos miembros de la Guardia Nacional. La medida se suma al clima político regional marcado por denuncias de fraude en Honduras, donde Washington reclama transparencia electoral.

El Gobierno de Estados Unidos se prepara para una de las mayores expansasiones de su política de veto migratorio.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, confirmó este jueves que la administración de Donald Trump estudia incorporar a más de 30 países a la lista de naciones cuyos ciudadanos tienen prohibido ingresar al país, alegando razones de seguridad nacional.
En una entrevista con Fox News, Noem evitó precisar cuántas naciones serían incluidas ni cuáles figuran entre las candidatas, aunque sí aseguró que el presidente Trump continúa evaluando “uno por uno” los casos.
“El presidente está determinado a proteger a los estadounidenses. Se está analizando qué países representan un riesgo por falta de información confiable sobre sus ciudadanos”, señaló la funcionaria.
Actualmente, Estados Unidos mantiene restricciones severas para ciudadanos de 12 países y limitaciones parciales para otras siete naciones, bajo la justificación de evitar el ingreso de “terroristas extranjeros” o individuos provenientes de regiones sin gobiernos estables capaces de proporcionar datos biométricos y antecedentes verificables.

Las medidas afectan tanto a inmigrantes como a visitantes temporales: turistas, estudiantes y empresarios.
La posible ampliación del veto migratorio se aceleró luego del ataque armado contra dos miembros de la Guardia Nacional ocurrido la semana pasada en Washington D. C.
El sospechoso —un ciudadano afgano que llegó al país en 2021 bajo un programa especial de reasentamiento— reactivó críticas de la Casa Blanca hacia los mecanismos de admisión vigentes. Trump afirmó poco después del hecho que suspenderá “de manera permanente” la migración proveniente de “países del tercer mundo”, sin especificar cuáles.
Según publicó la prensa estadounidense, el Departamento de Estado maneja un borrador inicial que evalúa extender la prohibición a entre 30 y 36 países adicionales, aunque la lista completa aún no fue divulgada. La administración asegura que las revisiones se basan en criterios técnicos y no políticos, pero opositores lo consideran un endurecimiento ideológico con fuertes implicancias diplomáticas.
La ofensiva migratoria de Washington coincide con la tensión electoral en Honduras. El subsecretario de Estado Christopher Landau afirmó en su cuenta de X que “los ojos del mundo están puestos en Honduras”, en referencia a las denuncias de irregularidades en el escrutinio de la elección presidencial del domingo pasado.
Landau advirtió que la democracia hondureña “está en tela de juicio” y subrayó que la voluntad popular “debe ser respetada”, en medio de las acusaciones cruzadas entre los principales candidatos.

Salvador Nasralla denunció un “cambio de datos” en el sistema de conteo tras una interrupción técnica, mientras que el ente electoral afirma que las diferencias mínimas entre los aspirantes explican la volatilidad de los resultados.
La tensión política en Honduras, sumada al avance del veto migratorio y a la política de mano dura impulsada desde enero por Trump, configuran un escenario de presión creciente sobre los países latinoamericanos.
El gobierno estadounidense ha reforzado la presencia de agentes federales en ciudades gobernadas por demócratas y endureció los criterios para solicitar asilo en la frontera con México, medidas que conforman el núcleo de su estrategia para 2025.