Un atardecer invernal regaló una postal única en el cielo mendocino: la sombra del Aconcagua y del cerro Ameghino se proyectó sobre las nubes, generando la ilusión de que la montaña más alta de América podía verse desde el llano.

Durante un atardecer invernal, las nubes sirvieron de pantalla para un fenómeno visual único: la silueta del Aconcagua y el cerro Ameghino. Un fotográfo captó el momento que se hizo viral en las redes sociales.

Un atardecer invernal regaló una postal única en el cielo mendocino: la sombra del Aconcagua y del cerro Ameghino se proyectó sobre las nubes, generando la ilusión de que la montaña más alta de América podía verse desde el llano.

La imagen fue capturada por un fotógrafo mendocino y compartida en redes sociales, donde rápidamente se volvió viral. En las fotos se observa cómo, a partir del juego entre la luz solar del ocaso y la ubicación de las nubes, las siluetas de los gigantes andinos aparecen nítidamente dibujadas sobre el cielo.
Aunque desde Guaymallén —y gran parte del Gran Mendoza— no es posible ver directamente el Aconcagua debido a la presencia de cordones montañosos intermedios, ciertos atardeceres permiten presenciar su sombra.
“El Aconcagua proyecta su sombra hacia el este cuando el sol se pone al oeste. Si hay una capa de nubes altas en esa dirección, se convierte en una pantalla natural que revela su silueta”, explican aficionados a la meteorología local.
Con sus imponentes 6.962 metros, no solo es la cumbre más alta de América, sino también un ícono natural cargado de simbolismo para los mendocinos. Aunque su presencia física no siempre es visible desde el llano, fenómenos como este demuestran cómo la montaña se manifiesta de maneras sutiles y espectaculares, desafiando la percepción cotidiana del paisaje.

Junto al Aconcagua, también se percibe la sombra del cerro Ameghino, de 5.950 metros. Este pico, ubicado en la misma cordillera frontal, completa la escena con su perfil más bajo pero reconocible.
Este tipo de fenómenos no es frecuente, pero tampoco raro: se necesita una combinación precisa de luz solar rasante, cielo despejado en el oeste y nubes altas en el este. El resultado: un espectáculo natural que asombra incluso a los propios mendocinos.

Las imágenes acumularon cientos de reacciones y comentarios. “¡Qué increíble! ¡Nunca lo había visto así!”, escribió una usuaria. Otro vecino expresó: “Siempre pensé que desde Guaymallén no se veía el Aconcagua. ¡Pero su sombra sí!”.
Este tipo de fenómenos visuales no solo despiertan admiración, sino que también invitan a reflexionar sobre la conexión entre el paisaje y quienes lo habitan. En una provincia acostumbrada a convivir con la montaña, momentos como este reafirman el vínculo emocional con la Cordillera de los Andes, que sigue sorprendiendo incluso a quienes la ven a diario.
La próxima vez que alguien pregunte si desde Mendoza se ve el Aconcagua, la respuesta no es un simple no. Porque, cuando el cielo lo permite, la montaña más alta de América sí aparece en el horizonte... aunque sea en forma de sombra.
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