Hablar de los Salemi, es hacer referencia a una de esas familias que construyeron la rica historia que tiene Santa Fe. A Juan y a Liria los conocen todos, mejor dicho, al "turco" y a la "turca" los quieren todos. Son propietarios del histórico negocio ubicado en calle Santiago del Estero, el cual mantienen y atesoran desde hace muchísimos años, como cada trabajador que tiene la ciudad. Pero además, existe una relación que se da de manera automática a la hora de pensar en ellos, y tiene que ver con el sentimiento y la pasión por uno de los tantos clubes que tiene el territorio que fundó Juan de Garay: Ciclón Racing.
Liria y Juan, llevan cerca de 56 años al servicio de la institución "Lagunera". Trabajan incansablemente en el club de sus amores y son parte de la historia de un club que está en constante crecimiento y que se convirtió en uno de los pilares del barrio de Guadalupe. Para ellos es su segunda casa, no solo por su vinculación dirigencial, sino que también allí se formó Martin, su único hijo. Un matrimonio honesto y de corazón transparente, muy querido por los suyos, responsable de haber sentado las bases de una Santa Fe trabajadora y en haber sido pioneros para que las instituciones de barrio sean una "casa" para los chicos.
Desde Piamonte y Sicilia hasta Santa Fe
Su historia comienza en Italia, desde donde sus padres llegaron, como tantos extranjeros que pisaron suelo santafesino hace mucho tiempo atrás: "Nací en la localidad de La Pelada, provincia de Santa Fe, departamento de Las Colonias donde se originó toda mi infancia. Siempre representando a nuestros orígenes, en mi caso al Piamonte, y en el de mi esposo a la Sicilia. Realmente tengo muy buenos recuerdos de varios viajes que hemos podido realizar. Mis padres eran piamonteses, por parte de mis abuelos quienes se radicaron en la ciudad de Rafaela y Humberto Primo. En La Pelada hice la primaria y luego me vengo a hacer el secundario a Santa Fe, en donde eche raíces. Con Juan nos conocimos en mi juventud, había un grupo de chicas en La Pelada que íbamos a los bailes aledaños y a él lo conocí en un baile en María Luisa. Juan acompañaba siempre a su orquesta "Jazz Olimpo", así que de a poco empezamos a frecuentar en ese baile. Después yo me vine a vivir a Santa Fe, donde a los 7 años de habernos conocido nos casamos. Para ese entonces yo trabajaba en el centro comercial de la ciudad, en la parte jurídica. Una vez afirmados, tuvimos un hermoso hijo, Martín, quien nos dio tres nietos que son la pasión de nuestras vidas" cuenta Liria.
Mirá tambiénLa santafesina pionera en la industria de eventos y la lucha por la accesibilidadPor su parte, Juan comenta: "Fue mi padre quien llegó a Argentina. Siciliano de origen vino buscando nuevos horizontes, porque en aquella época Italia, era muy difícil con la guerra y el acá tenía parientes. Se radicó en Paraná, ahí conoció a mi madre, que era de allá. Luego por razones de trabajo se trasladaron a Santa Fe, con mis cuatro hermanas, una lamentablemente falleció, todas nativas de Paraná, y yo junto a mi hermana menor nacimos en Santa Fe. Mi papá era albañil, éramos una familia no pobre, pero si trabajadora. Nos enseñaron la virtud del trabajo, a todos nos dieron educación, todas mis hermanas tienen título menos yo, que lamentablemente hice el secundario y cuando tenía 14 años entré a la empresa de calefones Orbis como mecánico, cosa que me gustó y me aferré a la profesión. También incursioné en el fútbol sin haber jugado, porque no tenía tiempo para otras cosas, me agencié en Ciclón Racing por un amigo que me llevó de visita al club. Llegué a ser presidente, estuve en la Liga como delegado y también dirigente. Pasé la mitad de mi vida en el club y una gran parte conectado con el fútbol, donde he conocido mucha gente y muchos jugadores. Hoy me encuentro en un estado más pasivo, pero siempre acompañando un poco a Ciclón".
Las raíces no se olvidan
Con mucha emoción y nostalgia, Juan relata en simples palabras cómo fue el paso de su padre y la vinculación con su localidad: "Mi padre por razones económicas no pudo volver enseguida a su pueblo natal, recién pudo hacerlo en el año 70 con la intención de visitar a su madre. Lamentablemente cuando estaba a una semana de su partida, nos llega la noticia de que ella fallece. El primer viaje que hicimos a Europa, que fueron 48 días que estuvimos en el pueblo de mis padres, conocimos hermanos, tíos y primos que todavía estaban vivos. Recorrimos toda la zona, incluso un primo mío me ofreció quedarme allá, él me insistía que con mi negocio iba a andar bien… pero ya teníamos todo organizado acá, con la familia y nuestras cosas. Era imposible volver a Europa, así que desistimos de eso".
Además, Liria, agrega "Por eso con Juan estamos en el Círculo Siciliano de Santa Fe, tenemos mucha vinculación con Rosolini y mucha vinculación con todas las primas de allá, algo que para nosotros significa una gran alegría".
La vida dedicada a Ciclón Racing
Los Salemi llevan al Lagunero en el corazón. Así como los Rosso para Guadalupe, han dedicado su vida para que el club crezca. Liria recuerda como comenzaron a pisar y a querer a la institución: "Cuando yo vine a Santa Fe hicimos una peña de matrimonios en Ciclón Racing, donde estaba Pirito Gúrpide con su esposa Vilma, también Cancellieri con su esposa, Palo Molina junto a su mujer. Teníamos una hermosa peña, nos juntábamos todos los viernes ahí en el club, en Calle Belgrano al 3800 donde era la vieja sede de Ciclón Racing. Ahí hicimos este grupo de matrimonios hermoso, donde festejábamos los carnavales, nos disfrazábamos, todo era algo muy lindo. A través de los años nos fuimos vinculando cada vez más y hoy tenemos una pasión por el club que es inexplicable. Después Martín empezó a jugar al fútbol, así que eso también nos llevó a seguir estando cada vez más comprometidos junto con Coco Suárez, con Víctor, su hijo y ahora con Ariel Gomila y con toda la gente que ha pasado por Ciclón y siempre ha dejado algo. Cuando vamos por la calle y nos dicen: "hola turca, hola turco" nos damos cuenta de lo que significa la institución a la cual le hemos dedicado gran parte de nuestra vida".
Juan también aporta lo suyo: "en el club hemos tenido muchas alegrías y sinsabores también. Hemos descendido, salimos campeones, pero así es la vida de los clubes. Hay que conocer una institución por dentro, sobre todo amateur, donde no hay grandes recursos. Es algo difícil, pero como uno lo hace con pasión se va aliviando el hacer diario. Liria ahora está como tesorera y realmente ha ordenado al club en cuestión de papeles. También estuvo como tesorera en la Liga acompañándolo a Carlos Lanzaro y ahora otra vez la invitaron para participar, todo alrededor del fútbol, sin dejar de lado lo que es nuestro recurso que es el negocio, que ahora también nos está ayudando nuestro hijo. Esperemos que él pueda continuar cuando no estemos más, con esto que tanto nos costó a nosotros" reflexiona.
Ayudar desde el corazón
Nadie más que Liria sabe bien de las necesidades que pasan ciertos sectores. Por eso, desde hace un tiempo, se dedica a ayudar en la fundación del Hospital de Niños: "En la fundación hace 17 años que soy tesorera. Nunca me olvido de Elva Bobbio, que vivía a la vuelta del negocio y teníamos una gran amistad, siempre me decía: 'Vos tenés que venir a ayudarme a la fundación porque vos sos una mujer que podés ayudar'. Elva iba casa por casa, negocio por negocio trayendo a los padrinos. También recuerdo a Beba Renier, Ana María, todas trabajadoras y excelentes personas de la fundación, al igual que el doctor Aparo. En fin, tanto me insistió, que fui a una reunión a ver de qué se trataba. Ingresé a la Fundación ya hace mucho tiempo, fue pasando la gente, pero seguimos trabajando. Realmente es un placer estar en la Fundación, ayudar al Hospital de Niños. Me siento totalmente gratificada de estar en la Fundación del Hospital de Niños y poder colaborar en los espacios que puedo" cuenta.
Los nietos y el futuro del negocio familiar
Juan (81 años) y Liria (75) son abuelos de tres hermosos nietos: Felipe, 11 años, Mateo, 8 y Pilar 3. Pasan su vida entre el negocio, el club y los momentos compartidos con los hijos de Martín. "Nosotros somos muy familieros, imagínate cuando llegaron estos tres pequeños. Nos alegran la vida, los fines de semana los disfrutamos un montón, a la pequeña que tiene ahora casi un año y también a Felipe y Mateo. Sincera y honestamente vivimos por y para ellos. Yo soy un chico más para ellos porque los chacoteo, los peleo y juego a la par. Bueno, tratando de seguir con las actividades que tenemos hasta que Dios diga, yo soy muy católica, todos los días le digo gracias a Dios por darme un día más de vida y seguir trabajando, haciendo, quizás no en la magnitud de años anteriores, pero por lo menos seguir manteniendo viva esta llama que hemos encendido hace tantos años y que perdure a través del tiempo. Ojalá que se traslade hacia nuestros nietos, todo esto que nosotros hemos hecho. Poder tener una vida sana, tratar en lo posible de no tener tantos problemas y priorizar las cosas importantes de la vida",dice Liria.
Mientras que, Juan se toma un momento y reflexiona: "Yo ya estoy en el ocaso de mi vida, porque pronto cumplo 82 años, gracias a Dios que todavía puedo seguir trabajando, acompañando a mis empleados. Lo que yo pretendo es tener poco o bastante más de vida para ver a mis nietos crecidos y dejarles todo para que ellos puedan, junto a mi hijo principalmente, seguir con lo que hemos hecho nosotros durante tantos años. Es decir, yo lo único que aprendí en mi vida es este oficio. Lo agarré porque me encantaba y todo eso me dio la posibilidad de tener lo que tengo hoy. Solo espero tener vida para ver mi hijo ya establecido, y mis nietos crecidos".
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