En tiempos donde cada vez más personas buscan formas de reconectarse con lo natural y tener una alimentación saludable, las huertas urbanas se multiplican. Sin embargo, no todos cuentan con patios, terrazas o terrenos amplios para cultivar.
Una alternativa sencilla, económica y sustentable para producir alimentos frescos en balcones, patios o rincones con poco espacio, sin necesidad de tierra o macetas tradicionales.
En tiempos donde cada vez más personas buscan formas de reconectarse con lo natural y tener una alimentación saludable, las huertas urbanas se multiplican. Sin embargo, no todos cuentan con patios, terrazas o terrenos amplios para cultivar.
En ese contexto, la técnica de la huerta en bolsas aparece como una alternativa simple, accesible y efectiva para producir alimentos en casa, incluso en balcones o rincones de departamentos.
La huerta en bolsas es una modalidad de cultivo que consiste en utilizar bolsas de materiales resistentes como contenedores para sembrar y cosechar hortalizas, aromáticas o plantas pequeñas. En lugar de recurrir a grandes macetas o canteros, esta técnica se vale de recipientes flexibles que pueden adaptarse a diferentes espacios y necesidades.
Se pueden usar bolsas de arpillera, de polietileno reutilizadas, o incluso sacos de alimento animal, siempre que se les hagan las perforaciones adecuadas para el drenaje del agua.
Este tipo de huerta tiene múltiples beneficios. Por un lado, no requiere tierra firme ni estructuras costosas, lo que la hace ideal para quienes viven en departamentos o casas sin jardín. Además, permite reutilizar materiales que de otro modo se desecharían, promoviendo prácticas sostenibles.
Otra ventaja es la movilidad: las bolsas pueden trasladarse según la necesidad de sol o sombra, o para resguardar las plantas ante lluvias o heladas. También facilitan el control de plagas y enfermedades, al estar más aisladas del suelo y permitir una mayor supervisión de cada cultivo.
Elegir las bolsas adecuadas: deben ser resistentes, transpirables y de un tamaño acorde a la planta que se desea cultivar.
La huerta en bolsas permite el desarrollo de una gran variedad de cultivos. Entre los más comunes se encuentran:
Verduras de hoja: lechuga, espinaca, acelga, rúcula.
Las bolsas también permiten ensayos con sistemas de cultivo vertical, apilando estructuras livianas o usando soportes colgantes, maximizando aún más el uso del espacio.
Más allá del beneficio tangible de cosechar alimentos frescos, la huerta en bolsas representa también una actividad terapéutica y educativa. Permite reconectar con los ritmos de la naturaleza, reducir el estrés y mejorar la alimentación familiar. Además, es una excelente herramienta para enseñar a los más chicos el valor del cuidado del medioambiente y la producción propia.
En resumen, si el espacio no sobra, pero las ganas sí, la huerta en bolsas es una gran puerta de entrada al mundo del cultivo urbano. Práctica, económica y adaptable, es una muestra de que no hace falta tener una chacra para empezar a cosechar verde.
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