Transformar la pobreza desde adentro para erradicarla: la misión de Akamasoa Argentina
A través de su labor de inclusión y apoyo integral, la comunidad fundada por un joven santafesino busca eliminar la desigualdad, ofreciendo educación, empleo y dignidad a personas en extrema vulnerabilidad.
Gastón Vigo Gasparotti busca replicar en nuestro país la obra del Padre Pedro Opeka en África.
Gastón Vigo Gasparotti, un joven santafesino con estudios en Administración de Empresas y un doctorado en Economía, decidió dar un giro radical a su vida profesional. Abandonó su carrera para involucrarse en un proyecto humanitario que marcó un antes y un después en su camino.
Impulsado por un profundo deseo de mejorar la vida de las personas en situación de extrema pobreza, fundó una sede local de Akamasoa, la organización creada por el Padre Pedro Opeka en Madagascar. Esta organización se dedica a construir comunidades y ofrecer una salida real a quienes enfrentan las condiciones de vida más extremas.
En una entrevista con Nosotros, Vigo Gasparotti explicó cómo este despertar de conciencia ocurrió durante su voluntariado en África. "Cuando comencé a ser consciente de la pobreza, supe que quería dedicar mi vida a este tipo de causas", comentó.
Abordar el problema de raíz
A medida que se involucró más en el trabajo social, Gastón se dio cuenta de que los problemas de las personas no eran solo físicos, sino también estructurales. "Aunque podamos prevenir secuelas bioquímicas y anatómicas, me preguntaba, ¿a qué escuela va a ir el niño cuando le demos el alta? ¿Qué pasa con sus padres? ¿Tienen alguna oportunidad de integrarse al mundo competitivo?", reflexionó.
El entrevistado señaló que fue en ese momento cuando descubrió la obra del Padre Opeka y entendió que para lograr una transformación real, no bastaba con atender las necesidades inmediatas, sino que había que ofrecer también educación, trabajo y dignidad.
Vigo Gasparotti dejó su carrera para unirse al proyecto, transformando su vida y la de muchos otros.
"Este hombre crea comunidades. Trabaja con los niños desde pequeños y acompaña a las personas hasta el final de sus vidas. Crea ciudades entendiendo que el pobre no debe ser solo un beneficiario, sino un actor activo en su propio progreso", relató Gastón.
Crecimiento día a día
Desde su inicio en 2019, el proyecto creció de manera notable. Actualmente, la sede de Akamasoa, ubicada en Lima, provincia de Buenos Aires se dedica a crear comunidades autosustentables que no solo brindan atención básica, sino que también permiten a las personas desarrollarse a través de la educación, el trabajo y el apoyo emocional.
"Lo que buscamos es que haya urbanización, educación en todos los niveles, atención primaria de salud y, por supuesto, la posibilidad de trabajar", explicó el fundador.
Akamasoa creció para crear comunidades autosustentables que ofrezcan oportunidades de desarrollo.
Vigo Gasparotti compartió que el trabajo en las comunidades de Akamasoa es dinámico y presenta desafíos constantes. "Nunca sé qué puede pasar durante la noche. Todos los días surgen problemas que tenemos que resolver", confesó. A pesar de las dificultades, expresó satisfacción por los logros alcanzados: "Cada jornada que compartimos nos acerca más a vencer la pobreza y a construir un futuro diferente", afirmó con optimismo.
Voluntarios: el motor del cambio
Un pilar fundamental del trabajo en Akamasoa es la integración de los voluntarios, que se suman al proyecto por diversas razones. Gastón explicó: "La gente puede unirse sin necesidad de llenar formularios. Se acercan espontáneamente, de martes a sábado, de 9 a 17 horas, simplemente porque quieren formar parte".
Al respecto, agregó que algunos voluntarios llegan a través de redes sociales, otros por medios tradicionales, y que, al darse cuenta de que "este es un ecosistema que realmente funciona, muchos deciden quedarse".
Los voluntarios son esenciales en la misión de Akamasoa.
La organización, que no recibe apoyo gubernamental, se sostiene gracias al esfuerzo colectivo, el trabajo constante de los voluntarios y los recursos que se obtienen de diversas fuentes.
Trascendiendo las expectativas
La tarea no estuvo exenta de críticas. Gastón recordó cómo, en los primeros días del proyecto, muchos dudaban de su viabilidad. "Cuando les decía que los más pobres podrían formar una comunidad y salir adelante, la gente me decía que no, que ya no querían cambiar. Hoy, veo que es posible", aseguró con satisfacción.
Este cambio fue posible gracias al apoyo de voluntarios y donantes, pero, sobre todo, a la firme creencia de que todos pueden colaborar por una causa común: la dignidad humana.
Planes a futuro
El proyecto continúa creciendo, con la construcción de dos obras clave en marcha. "Estamos en una etapa muy positiva. Ya comenzó la construcción del colegio y estamos levantando el edificio. Además, estamos trabajando en el hospital, y soñamos con la maternidad", compartió Gastón.
Tras su voluntariado en Madagascar, Gastón decidió dedicar su vida a causas humanitarias.
A largo plazo, el objetivo del movimiento es seguir ampliando la comunidad y brindar un futuro mejor a miles de personas que hoy viven en condiciones de pobreza extrema en Argentina.
Vigo Gasparotti cerró con un mensaje que sintetiza la filosofía de Akamasoa: "Servir es incomodarse. Uno viene a generarse algo para sí mismo, pero también para los demás. Esta es, probablemente, una de las actividades más nobles que puede llevar a cabo un ser humano”. Con ese espíritu sigue adelante transformando vidas, una comunidad a la vez.
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