Claudio H. Sánchez (*) Docente y divulgador científico


Claudio H. Sánchez (*) Docente y divulgador científico
En "Bart contra Australia", Lisa le explica a su hermano que, cuando una pileta se vacía en el hemisferio norte, "el agua corre hacia la izquierda". En un episodio de "The Big Bang Theory", uno de los personajes sugiere que, cuando un desnudista australiano baila alrededor del caño, gira "en la otra dirección". En la película "Plan de escape", el personaje de Sylvester Stallone deduce que el barco en que se encuentra prisionero navega por el hemisferio norte por la forma en que gira el agua al descargar el inodoro.
Todas estas observaciones se basan en la creencia de que, cuando se vacía un recipiente, el remolino que forma el agua gira en un sentido o en el otro según nos encontremos en el hemisferio norte o en el hemisferio sur. Una supuesta consecuencia de la rotación terrestre y del llamado "efecto Coriolis", un fenómeno que se produce cuando un cuerpo se mueve sobre otro que está girando.
Para entender esta cuestión imaginemos una plataforma giratoria, como la base de una calesita. En el centro de la plataforma hay un tirador que dispara una flecha hacia un blanco ubicado en el borde. Si suponemos que el tirador tiene buena puntería, la flecha debería clavarse en el centro del blanco. Pero, como la plataforma está girando, cuando la flecha llega al borde, el blanco se habrá corrido un poco. El tirador, que confía en su buena puntería, verá que la flecha se desvía de su camino hacia el blanco. Hacia la izquierda si la plataforma gira en sentido horario y hacia la derecha en caso contrario. Esta desviación es una de las manifestaciones del efecto Coriolis. Debe su nombre al ingeniero y matemático francés Gaspard-Gustave de Coriolis que lo describió en 1835.
Algo parecido ocurre con el movimiento del agua en el desagüe. Así como la flecha se desvía de su trayectoria, debido al giro de la plataforma, lo mismo le pasa al agua debido al giro de la Tierra. Y como la Tierra en distinto sentido según desde dónde la miremos (horario desde el polo sur, antihorario desde el polo norte) la desviación también debe tener distinto sentido en cada hemisferio.
Pero la Tierra gira muy despacio. Tarda todo un día en completar una vuelta. Por eso el efecto Coriolis debido a la rotación terrestre es demasiado débil como para afectar el movimiento del agua en el desagüe de una pileta. Puede calcularse que cualquier otra perturbación, como corrientes de aire, irregularidades en la forma del desagüe o corrientes remanentes del llenado del recipiente, influye más en el giro del agua que el movimiento de la Tierra.
Umberto Eco menciona este efecto en su novela "El péndulo de Foucault":
"Amparo me había dicho que en su hemisferio, cuando el agua se va por el agujero del lavabo, gira de derecha a izquierda, mientras que entre nosotros es al revés; o viceversa. No he podido verificar si es verdad. No sólo porque en nuestro hemisferio nadie ha mirado jamás de qué parte se va el agua, sino también porque después de varios experimentos en Brasil comprendí que no es nada fácil descubrirlo. El torbellino es demasiado rápido como para poder seguirlo, y probablemente su dirección depende de la fuerza e inclinación del chorro, de la forma del lavabo o de la bañera [...] Amparo se mantenía firme en su fe. 'No importa lo que suceda en el caso empírico', me decía, 'se trata de un principio ideal, que debe verificarse en condiciones ideales, o sea nunca. Pero es verdad'."
La diferencia en el sentido de giro sí es observable a mayor escala: las corrientes marinas, los vientos o los proyectiles de largo alcance sufren desviaciones en su movimiento de acuerdo a las previsiones del efecto Coriolis. Pero, a la escala de una pileta, un inodoro o algún otro recipiente similar, el efecto es indetectable. Como dice Bart Simpson en "Bart contra Australia": ¡El agua gira como se le da la gana!