Por Mariana Páez (*)
Sexualidad, naturaleza y cultura
Por Mariana Páez (*)
Para el señor presidente de Argentina, Javier Milei, las políticas proteccionistas y educativas en torno al cuidado del planeta y la sexualidad son la causa de nuestros males, no una posibilidad hacia más humanidad. Así lo escuchamos en Davos, al cuestionar las agendas internacionales en torno a la mujer y al medioambiente.
La Educación Sexual Integral (ESI) es la primera política pública que reivindica la sexualidad como potencia primera donde se manifiesta la diversidad, lo humano, los afectos. Algo complejo porque conjuga naturaleza y cultura. Naturaleza como impulso vital que compartimos con otros seres alimentados de leche materna, necesitados de contacto, afecto, cuidados. Con respecto a la cultura, nos atraviesa la dominación patriarcal.
El patriarcado es el problema radical del mundo, consiste en organizarlo todo jerárquicamente: humanidad sobre naturaleza, masculino sobre femenino, lo humano sobre otras manifestaciones vitales, razón sobre corazón e instinto, pensar sobre sentir, agresión sobre ternura, conquista sobre cooperación, sospecha sobre confianza.
Un cambio climático inaugura esta lógica. El actual desierto del Sahara, al norte de África, era un bosque donde la humanidad cazaba y recolectaba y lo femenino se asociaba a la naturaleza. Tierra y mujer se conectaban. Fertilidad, vida, nutrición, comprensión de las plantas y origen de la agricultura. Hace unos 10.000 años se secó. La comida escaseó. Comienzan las conquistas, se inventan las propiedades, la tierra como mercancía, ejércitos y herencias. La mujer, el canal de parto para que esto funcione.
La naturaleza se convierte en una fuerza a disciplinar, a explotar. La mujer igual. Así nace la mente patriarcal, equivalente a un 15% de la historia humana. Si durante el 85% de nuestra existencia lo femenino era importante y lo masculino también, ahora una parte conforma el todo. Si fuimos una posibilidad para la biodiversidad, ahora nos autoproclamamos especie propietaria del planeta Tierra.
Estas meditaciones surgen a partir de Davos, al conocer un like que nuestro señor presidente dio a la litografía de Franz von Bayros (1866-1924), ilustrador y pintor austríaco, referente del erotismo escandaloso. La mayoría de sus obras son críticas a la moral anquilosada. Se ríe de la sexualidad reducida a la reproducción. De la monogamia y la heteronormatividad.
Ese like fue dado a un tuit de "Lady Market", influencer libertaria, que publica el grabado y escribe: "Javier Milei yéndose de Davos después de mandar a la mierda a Klaus Schwab". El dibujo representa a un hombre cuyo pene inmenso es llevado al hombro por dos mujeres. Su rostro es severo. Su pecho henchido. En una mano lleva un flagelo (instrumento romano de tortura), en la otra una soga. Ellas van atadas, oprimidas. ¿Cuál es la conexión entre la frase del tuit y esta imagen? ¿En qué se parece el presidente a ese macho deforme?
Tras revisar gran parte de la obra de Bayros deduzco que el artista representó el patriarcado en su litografía, la prepotencia de un patriarca violento impuesta por el sexo. Sacada de contexto, esta obra podría figurar a un hombre poderoso. Pienso que así lo entendieron la influencer y Milei, por eso la resignificaron como insulto a Klaus Martin Schwab, el economista y empresario alemán que preside el Foro Económico Mundial de Davos.
La alusión al tamaño del pene y a la inequidad genérica son muy usuales en las burlas callejeras, en mi barrio y un tema de la ESI, donde miramos los sentidos que nos llegan, los desarmamos para ver qué esconden y los reinventarlos a favor de más humanidad. Sin embargo, para quien ejerce la presidencia en Argentina la desigualdad de género no existe. Como al pasar, recordemos que Claudia Goldin obtuvo en 2023 el Premio Nobel de Economía por su contribución al entendimiento de la brecha en el mercado laboral cuando la mujer deviene madre.
Para cerrar, manifiesto que creo en un Estado promotor de políticas en torno a la sexualidad y a la naturaleza. Dos hilos de la trama que, desde una mirada antropológica, son el mismo. Dejar la vida librada al mercado es un error. La vida, paradoja de fragilidades y potencias, necesita ser acompañada, alentada. En eso creo (como creer, como crear). Desde aquí sigo haciendo la ESI.
(*) Doctora en Ciencias Sociales, ludopedagoga y docente Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales UADER. Contacto: [email protected]
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