El río suena, y dicen que cuando es así, agua lleva. En la realidad, lo que trae es mugre, piedras, basura, islotes de camalotes y alguna que otra alimaña. Cuando el río suena, mueve el fondo, sus claras y diáfanas aguas se tiñen de marrón, se oscurece, se viste el río de suciedad y arrastra en su inquietud eterna, la basura a la superficie. El río suena, trae mugre. Certera metáfora de que el ruido que hace al correr trae a la superficie lo que está escondido. El sonido es el "run run" (tráfico de rumores) y lo que se cuenta en el rumor es lo que, supuestamente, no debería decirse. Se dice en voz baja, se susurra, es como un siseo, desde las trincheras, a escondidas. Se dice casi en silencio para que se cuente a los gritos. El rumor es insistente, repetitivo, insidioso.
El rumor no necesariamente se basa en una verdad. En estos tiempos de informaciones, desinformaciones y "fake news", solo es necesario disfrazar una noticia con las palabras exactas, el logo correcto, la seriedad correspondiente y publicarla desde una cuenta en alguna red social y ya está. Así se cocina el rumor. Se coloca un sujeto en un contexto en particular, se refiere a ese alguien en determinada situación y/o conducta, sin especificar si se ha sido testigo de la misma, en palabras de una voz autorizada y socialmente respetada (en este caso el axioma es: más status = más veracidad) se replica la voz a través de ciertos canales de información, o ciertos voceros que actuarán de difundidores del mensaje, que no debería decirse y siempre ¡pero siempre! es recomendable agregar una pizca de misterio, un chorrito de indignidad, cierta gestualidad histriónica y así presentar el convite con cierta malicia adornada de buen humor y complicidad. El plato está servido. El "delivery" se entrega solo y se reparte al arrebate.
Malintencionado, la mayoría de las veces, el rumor se expande con la velocidad de la luz (o la velocidad de la conexión a internet). La validez de lo que se dice, o se cuenta, siempre queda en el plano de lo hipotético. Las pruebas, que en el rumor no existen, ya aparecerán. Solo hay que saber mirar los indicios y la historia quedará escrita. O no.
No está nada mal asociar la palabra rumor al ruido que el agua trae, pues la palabra latina que la define es "rumorem" que trasladada al español significa ruido. Se escucha, uno es consciente de que se está hablando de eso, que hay convicción y con supuestas pruebas que aunque no se muestren, los que lo dicen, dicen que existen. ¿Verdad? No se sabe. ¿Falsedad? Puede ser. Pero en el ruido hay una fuente que emite. Lo lamentable de todo esto es que la mayoría de las veces el rumor solo termina siendo eso, un ruido. Ruido que a veces tapa la realidad y que otras veces la define.
"Che, te cuento algo, me dijeron que…". Ese es el principio, así se genera. En ese determinado momento el casi chisme pasa a ser casi verdad. Solo se necesitan dos personas para que el rumor se convierta en una fuente informativa. La veracidad del mismo generalmente está en duda y es casi imposible corroborarlo. La información que trae un rumor pasa a ser nociva, cuando entre los propagadores de cierta información están los medios informativos que se hacen eco de una verdad relativa, o simplemente de una mentira.
Disfrazada de información, la mentira pasa a ser verdad, y por más que quienes la transmiten duden de la veracidad de tal información, terminan siendo los responsables y las efectivas fuentes que generan el contenido en forma de noticia. Y tanto se repite, qué a fuerza de reiteración, lo improbable se convierte en verdad. Y todo nace en el rumor.
De esa forma surge la llamada posverdad, ni más ni menos que la repetición intencional de una mentira. Así se difunde intencionalmente una mentira en desprecio de la verdad, porque quien miente es consciente de lo que es verdad y lo usa a su criterio, generalmente con el interés propio de sacar ventaja de una situación determinada. Y entonces la posverdad se instala, se asimila, hasta se ignora porque termina siendo parte obvia de la realidad.
Lo peligroso de informar rumores es que ese ruido se instale como algo cierto, ya que trae aparejado la indiferencia o el desdén que supone dar por cierto algo que no lo es, que se instale como certeza. Además, el peligro que supone la defensa fanática y el negacionismo de ciertas cuestiones comprobables, hacen de esta postura la herramienta, o el arma, con las cuales se crean las guerras ideológicas basadas en mentiras o medias verdades.
Nuestra Argentina de los últimos tiempos se zarandea entre dos posturas y visiones contrapuestas. El debilitado gobierno de Alberto Fernández se tambalea en la incertidumbre económica y en la incertidumbre política. Los rumores hablan de un vacío de poder; lo rumores se instalaron y los informadores se encargan de decir que quien manda es fulano; que quien debería dar un paso al costado es tal otro; y que zutano se está aliando en fuerzas con mengano.
Entre tanto ruido, que hasta ahora no es de cacerolas, estamos nosotros y claro, los dólares. Dicen que va a subir; dicen que va a bajar. Lo cierto es que, entre tanta suba y baja del verde billete, nosotros nos comemos el aumento de todos los productos y servicios, o nos morfamos cada día que nuestro peso queda sin peso específico. Masticamos bronca e impotencia y vamos subsistiendo con lo que tenemos a mano.
La verdad es una sola y es deber de los medios de comunicación informar con la ella; como es un derecho de la población la de saber la verdad. Porque es sabido… a río revuelto, ganancia de pescadores.
Malintencionado, la mayoría de las veces, el rumor se expande con la velocidad de la luz (o la velocidad de la conexión a internet). La validez de lo que se dice, o se cuenta, siempre queda en el plano de lo hipotético. Las pruebas, que en el rumor no existen, ya aparecerán. Solo hay que saber mirar los indicios y la historia quedará escrita. O no.