Queridos amigos, Tengan ustedes muy buenos días. ¿Cómo están? ¿Cómo se encuentran? Espero que bien. Ya estamos transitando el mes de junio, mes de la Caridad y de la Fraternidad. Hoy celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad. Se nos dice que en una sola naturaleza divina habitan tres personas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
Iniciando mi reflexión en un día tan especial, me ayuda mucho compartir la siguiente historia tomada de nuestra realidad argentina. María del Valle, en el artículo "Este es el mundo real" publicado en el diario El Litoral el 11 de junio de 2022 escribe:
"Estuve viendo, muy conmovida, la nota que le realizó Viviana Canosa a Esteban Bullrich. Totalmente inmovilizado, hablando por medio de una máquina, Esteban advirtió: 'La grieta nos está destruyendo como sociedad. Nos agredimos, nos odiamos... ¿Cómo vamos a salir adelante como país? Con la energía que gastamos en la grieta haríamos 100 Vacas Muertas. Si la política fracasa no podemos vivir en paz La vida es hoy, el presente, sentir el amor de la familia. Aún tengo mucho por hacer. Le agradezco a Dios por la familia que me dio, y sigo luchando. Resignarse es perder la oportunidad de vivir'. Y Viviana emocionada agregó: 'Cuánta insensibilidad, soberbia, de los políticos... Se matan por el poder, y la vida es tan finita... ¿Van a ser ricos en el cementerio? ¡Cuánto tiempo perdemos en estupideces, egoísmos, maldad, odio! ¡Deberíamos hacer todo lo contrario, para vivir todos mucho mejor! El mundo está tan loco', concluyó".
Queridos amigos. Alguien puede preguntar: ¿Por qué comento este hecho? ¿Tienen algo que ver las reflexiones de Esteban y de Viviana con la Fiesta de la Santísima Trinidad? Sí. Veamos algunas implicancias concretas. Primero, me impactó mucho ver una nota así, en la que se hablaba de Dios. De Él casi no se habla en los medios. Algunos lo sienten como ajeno, lejano, incluso fuera de contexto, que es para otros... se avergüenzan, no quieren comprometerse ni con Dios ni con el Evangelio.
Segundo, lo hago, porque todo lo que se dice sobre "nuestra sociedad actual argentina" tan marcada por las grietas, divisiones, es la cara opuesta a la Fiesta de la Santísima Trinidad. El Dogma de la Santísima Trinidad afirma que nuestro Dios es comunidad, Dios es comunión, es familia. Lamentablemente, el mundo que hemos construido y mantenemos, es una "caricatura" del Proyecto de Dios. Todo aquello que acontece entre las tres personas divinas, es decir: la comunicación, la comunión, la unión, el diálogo, el amor, la caridad, la fraternidad, debería reproducirse en mí, en la familia, en la sociedad, pero no siempre ocurre. Nuestro ideal cristiano no es lo que hace tiempo afirmaba el filósofo ingles Tomás Hobbes, "Homo homini lupus est" ("El hombre es un lobo para el hombre"), todo lo contrario: somos hermanos y debemos querernos, respetarnos y amarnos como hermanos.
Tercero. La Fiesta de la Santísima Trinidad no sólo hace un fuerte cuestionamiento sobre nuestro modo de ser y actuar, sino que apunta a implicancias prácticas. No es suficiente cuestionar o criticar. Hay que vivir y actuar de otro modo. Hay que decir, como nos pedía el papa Francisco: "Sí al encuentro y no al choque, sí al diálogo y no a la violencia, sí a la negociación y no a la hostilidad. (...) Hoy más que nunca necesitamos edificar puentes y no levantar muros, defendiéndonos de los demás".
Cuarto: esta fiesta nos recuerda que todos los seres humanos somos "perlas preciosas", "creaturas Dios". Todos tenemos una eminente dignidad. La Doctrina Social de la Iglesia, aclara esto diciendo: "La persona es el principio, sujeto y fin de todas las cosas". No se la puede usar como objeto o medio para lograr otros fines, como con frecuencia sucede. Paradójicamente, cuidamos y defendemos a los animales, pero por otro lado condenamos a muerte a niños inocentes; miramos más las "pantallas" que "las caras" de los demás.
Mis queridos amigos, que también les llegue a cada papá en su día mi más afectuoso saludo. Felicitaciones, que Dios los acompañe y bendiga, y que nuestra Madre la Virgen María los proteja con su Manto Maternal. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
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