En el año 1943 el tango fue prohibido. Aparte de considerárselo desde siempre como prostibulario, mal consejero y hasta inmoral a la vista de la alta sociedad porteña, ya venía perdiendo viento por el ingreso a nuestro país de otros ritmos.
En el año 1943 el tango fue prohibido. Aparte de considerárselo desde siempre como prostibulario, mal consejero y hasta inmoral a la vista de la alta sociedad porteña, ya venía perdiendo viento por el ingreso a nuestro país de otros ritmos.
Felizmente, en 1949 volvimos a tener conexión con el tango pero ya teníamos fuerte viento de cola, porque el rock ya estaba haciendo ruido por lo que era previsible una relación de amor y odio entre ambos.
Recuperada la identidad de nuestra música popular, entre los años 50 y los 60, el tango volvió a ganar terreno, pero el rock nunca se detuvo y comenzó a ganar adeptos, con el impulso avasallador de los jóvenes bajo el eslogan de "La nueva ola".
Sandro venía pisando fuerte, ni hablar de Elvis Presley, pero en 1967 esta "nueva música" se consolida definitivamente al estallar el tema "La Balsa", de Los Gatos, dando nacimiento al denominado "rock nacional".
Más allá de considerarla extranjera, los seguidores del ritmo del 2x4 decían que esa "nueva música" era "poco profunda y sin pasión". "Pa' pior", diría el Gringo Paviotti, Enrique Cadícamo le echó más kerosene al fuego y le escribió un poema en lunfardo titulado "Música beat", donde defenestra al rock y a Los Beatles. Aquella creación de Enrique decía así:
Unos chantas amigos me invitaron/ a escuchar discos a un lugar pituco/, me sirvieron whisky y comenzaron/ a darle leña a un tango de Pichuco.// Era pa' que entrara por el aro/ porque poco después puso un cretino/ canciones de Los Beatles y les declaro/ que las sufrí como un tormento chino.
Era un ruido de cuerdas que mataba/ un tono dominante insoportable/ el cantor era un rope que ladraba/ y todos lo encontraban formidable.// Esa moda que a mí me reventaba/ A ellos les hacía erizar la piel/ Ninguno de estos turros, yo pensaba/ Habrá escuchado un disco de Gardel.
El guante en la cara no se hizo esperar y los del rock contraatacaron. Veían al tango como una "música antigua" y "pasada de moda", sin energía sin rebeldía y "para viejos" ("que lo tiró, qué falta de respeto che"). "Susanita" fue víctima de esos encontronazos:
"Ese amor que nos unía, mi querida Susanita/ esa noche en aquel baile para siempre terminó/ cuando el Chiche petitero, hermanito de Cholita,/ sin decir ni buenas noches/ te sacó a bailar el rock (…)"
El amor en disputa había comenzado, el conflicto cultural en marcha y aparentemente sin solución y para nada negociable. La nostalgia por el amor perdido estaba en la agenda y el personaje ve desmoronarse no solo su amor por él, sino el amor por el tango al que siempre la niña se aferró:
"Cuando vi que te tiraba para abajo, para arriba/ reaccioné de tal manera que la rabia me cegó/ me llevaron por desorden y me dieron cinco días/ y bailando vos seguías, ¿te acordás?, el rock and roll (…)"
El rock no solo fue la introducción de un estilo musical apetecible para la juventud, fue un símbolo de identidad, los tangueros se sintieron desplazados y hasta traicionados como en este caso donde no se entendía como el tango, que era el género dominante, había sido desplazado literalmente por esta "chifladura", mezcla rara de "acrobacia combinada con el catch":
"Susanita, vos sabés que te quería/ vos sabés que me moría/ por la gloria de tu amor/ Che pebeta, te volviste petitera/ vos que fuiste tan tanguera/ no me hagas esta traición (…)"
El tipo estaba desesperado, Susanita se alejaba cada vez más y distante estaba de normalizar la situación.
La rivalidad entre las generaciones se acrecentaba, los padres y abuelos consideraban que se había perdido la sofisticación y la tradición del tango, mientras que los hijos y nietos la veían como una música de "abuelos enfundados en pantuflas y pañoletas", que lo de ello había perdido fuerza por decirlo de una manera respetuosa y no decir directamente que estaban "musicalmente sepultados".
Esa rivalidad no solo se vio reflejada en la música sino en la moda y en la cultura:
"Como puede ser posible que cometas la locura/ pero escucha este tango y después me la contás/ para mí eso no es baile, solo es una chifladura/ mezcla rara de acrobacia combinada con el cath.// (…) Todavía estas a tiempo de salvarte Susanita/ voy a ir hasta tu casa para darte la ocasión/ quiero oír en tu vitrola el tango La Cumparsita/ que es la forma de ganarte otra vez mi corazón"
No insista amigo, el amor esta perdido y tu resistencia al cambio y la defensa de las raíces culturales también. Si no cambias tu actitud y seguís aferrado a no abrir ese refugio y permitir el ingreso de la modernidad, estás frito hermano. La música es un reflejo de tensiones y transformaciones de toda índole pero ambos son símbolos de identidad y pertenencia.
Hoy por suerte no existe esa brecha y todos disfrutan de todo. Lo importante es que los dos siguen vivos y que nos permite seguir disfrutando y respetando el gusto de cada uno como primera y única condición, más cuando es posible combinar la pasión y energía del rock con la sofisticación y la complejidad del tango.
El verdadero titulo del tango es: "Yo me quedo con el tango, vos quedate con el rock", renombrado, "Yo me quedo con el tango", o simplemente... "Susanita" . Sus autores fueron el prolífico letrista Reinaldo Yiso (*) y Enrique Alessio, compositor de la música. Hasta la próxima.
(*) Reinaldo Yiso (1915-1978) es autor, entre otras significativas y afamadas letras, de "Gardel en París", "Glorias del ayer", "El sueño del pibe", "El tiburón del Quillá", "El match de boxeo", "El Gran Premio", "El equipo de Liniers", "El equipo de José", "Campeonato", "Y siempre Peñarol", "Y dale, dale, Rojo", "Querido campeón"...
..."Por siempre Amadeo", "Muchachos yo soy de Boca", "Las chicas y el fútbol", "La número cinco", "Horacio Accavallo", "Son cosas del Carnaval", "Hasta el otro campeonato" y la singularmente emotiva "El bazar de los juguetes". También le pertenecen, entre otras, "La vuelta de Juan Domingo", "El hipo" y "El santo de la espada".
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