Por Lic. María Claudia Pettinari (*)


Por Lic. María Claudia Pettinari (*)
Hace casi 160 años, en septiembre de 1862, el Congreso Nacional aprobaba por ley la realización en todo el territorio nacional del "Primer Censo General de Población". Los enfrentamientos entre la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires planteaban una realidad compleja en todo el país. Recién en 1869, siete años después de su aprobación, pudo concretarse este primer censo. En esos días Domingo Faustino Sarmiento había sido electo Presidente de la Nación.
A decir de Gabriel Carrasco, "Este censo fue el primer monumento estadístico de la población de estos vastos territorios y forma el punto de partida de todos los cálculos que en esa materia pueden hacerse de un país…"
"Necesitamos fundar gobiernos y no hemos dado este ejemplo aún… Hace medio siglo que vamos marchando con la sangre en los tobillos para ser libres y dejar a nuestros hijos la seguridad y la quietud".
Las cifras del censo fueron contundentes, así como lo era el atraso que padecía nuestro país. Argentina era un país prácticamente despoblado, donde vivían 1.836.490 habitantes, para peor con una distribución desigual y muy heterogénea. El 5% constituía la población indígena y el 8% la población extranjera de origen europeo. La sociedad era mayoritariamente rural, mestiza y analfabeta. El 30% del total vivía en ciudades y solo el 29% sabía leer y escribir. Unos 207.673 ranchos de barro y paja albergaban a la mayoría de las familias argentinas; solo había 54.760 casas de material más elaborado.
"Una sociedad lacerada con 61.424 viudas, 3.000 inválidos y 87.000 huérfanos, que sumaban un número potencial de 300.000 ciudadanos aptos para votar, de los cuales apenas 50.000 eran capaces de escribir su nombre en un registro electoral, y en la que asomaba a ras del suelo un conjunto insignificante de profesiones modernas con 2.307 maestros y profesores, 458 médicos y 194 ingenieros; en contraste había 9.602 militares, 1.047 curanderos y 439 abogados", Natalio Botana
Esta información le permitió a Sarmiento tener una representación aproximada de la realidad a la que se enfrentaba. Con estos números en la mano, llamó de manera urgente a una reunión de gabinete y allí pronunciaría una reconocida frase: "Sres. Ministros, ante los primeros datos del censo, voy a proclamar mi primera política de Estado para el siglo: escuelas, escuelas, escuelas…".
Estaba claro que, para Sarmiento, el censo no sólo fue útil para saber cuántos éramos, sino hacia dónde queríamos ir. De la veintena de escuelas que había al inicio de su gobierno, al finalizar su mandato ese número ascendió a 1.120. Además nos legaba 100.000 chicos formalmente educados, plena vigencia del modelo de las escuelas normales para formar maestros -la primera fue inaugurada en 1869-, y con ellas la lógica de una educación que dinamizaba la proyección social, el trabajo, la justicia y la paz.
El próximo 18 de mayo en nuestro país se desarrollará un nuevo Ceso Nacional de Población. Lamentablemente en la Argentina del siglo XXI, la pandemia de Covid 19 vino a desnudar una tragedia educativa anunciada. Un 2020 con las instituciones cerradas, sin clases presenciales, y un 2021 con muy poca asistencia, fueron decisiones de las actuales autoridades que aceleraron el deterioro que padece hoy nuestro sistema educativo. Se sabe que más de un millón estudiantes se desvincularon de la escuela, muchos, directamente han dejado de asistir.
"Nosotros necesitamos escuelas, porque ellas son la base de todo gobierno republicano… Ningún país en el mundo está en peores condiciones, señores, que el nuestro para ser República. Porque estamos divididos en aristócratas y plebeyos, y esa división es el fruto de la educación mala que se da…". Fragmentos del discurso de Sarmiento al asumir como Presidente de la Nación. Octubre 1869.
Este 15 de febrero se cumplen 211 años del nacimiento del Maestro de América. Ante las lacerantes cifras que dominan el escenario nacional respecto de pobreza y marginalidad, sobre todo de niños y jóvenes, hacemos votos porque la política de Estado que prime para el siglo XXI sea el legado sarmientino: "escuelas, escuelas, escuelas…", escuelas abiertas y en excelentes condiciones edilicias, escuelas abiertas y docentes con salarios dignos, escuelas abiertas… y en ellas una educación que signifique oportunidades para todos los estudiantes.
(*) Presidenta de la Asociación Civil "Instituto Sarmientino" de Santa Fe.