Rogelio Alaniz
Se cumplen 75 años del levantamiento militar que dio lugar al inicio de la guerra civil española. El tiempo transcurrido permite evaluar los acontecimientos en todas sus contradicciones y dilemas. La tarea de la historia consiste precisamente en instalar los matices, percibir variaciones en donde lo que en su momento predominó fueron los antagonismos irreductibles. La historia no está obligada a practicar la tolerancia o el relativismo, su compromiso es con la verdad y es la verdad la que exige contemplar lo real con el abanico del arco iris.
Todavía hoy los historiadores se interrogan sobre lo que pasó en España para que el desenlace fuera la guerra civil. ¿El peligro del comunismo? Para 1936 el comunismo era una opción minoritaria. ¿El peligro del fascismo? Su expresión más visible, la Falange, fundada por Primo de Rivera, obtuvo el 0,50 por ciento de los votos en las elecciones de febrero de ese año. Sin embargo, la lógica de la guerra colocó en el candelero el desenlace fascista o comunista. La derrota del centro político primero y el repliegue de las variantes moderadas de derecha e izquierda, provocó una situación revolucionaria que la derecha franquista zanjó a su favor luego de tres años de guerra civil.
La literatura de izquierda le reprocha a la derecha haberse opuesto a las más tibias reformas económicas y democráticas. Según este punto de vista se trataba de una derecha clerical y anacrónica que recurrió a las armas para defender sus privilegios de casta. La derecha, por su parte, sostiene que fue la izquierda la responsable de haber tensado las contradicciones al límite y haber precipitado la guerra civil como antesala de la revolución social.
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