Queridos amigos. ¿Cómo están? Días atrás muchos se preguntaban: ¿quién será el nuevo papa? Hoy ya lo sabemos. Es Robert Prevost. Un papa norteamericano, que no figuraba tanto en la lista de los principales candidatos.


Queridos amigos. ¿Cómo están? Días atrás muchos se preguntaban: ¿quién será el nuevo papa? Hoy ya lo sabemos. Es Robert Prevost. Un papa norteamericano, que no figuraba tanto en la lista de los principales candidatos.
¿Continuará con las enseñanzas e ideas del papa Francisco, o elegirá otro camino? Hay que ver, hay que esperar. El papa no sucede al papa, sino a Pedro. Y Pedro debe ser fiel a Jesucristo. Lo que debemos pedir al nuevo papa es que tenga un corazón según el corazón de Dios, que lleve la luz a las naciones.
Avanzamos con el tiempo pascual que nos invita a descubrir la presencia de Jesús resucitado en nuestras vidas. Hace una semana hablábamos de la importancia de escuchar a Dios, con la frase: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres".
Transitando ya el cuarto Domingo de Pascua, la Liturgia de la Palabra de Dios nos hace las siguientes preguntas: ¿Cuál es nuestra identidad? ¿Es decir, quiénes somos? ¿Cuál es nuestra misión?
San Lucas, en la primera lectura de hoy es contundente al decir: "Yo te he puesto como luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra". Palabra de Dios. Te alabamos Señor.
En las circunstancias actuales de este mundo, donde hay tantas oscuridades, nubarrones, tendencias y confrontaciones, debemos ser la luz, una presencia viva y significativa de Dios. Por otro lado, se nos llama a ser auténticos testigos de Cristo, a anunciar el mensaje de Jesús, pues la evangelización es la tarea fundamental de la Iglesia. Y es tan importante que el Santo Juan Pablo II afirmaba: "Si la Iglesia no evangeliza, es una Iglesia incompleta, enferma". Por consiguiente, si yo no evangelizo: ¿qué nombre me pongo?
Permítanme compartirles una experiencia personal: hace treinta y siete años falleció mi papá, con apenas 57 años. Fue un hombre que dejó huellas profundas en mi vida. Sin él no sería hoy lo que soy.
Entre tantas cosas lindas que guardo de él en lo más íntimo de mi corazón, recuerdo esta: en la mesa de luz en la habitación donde dormía, mi papá tenía dos libros: uno, "La Nueva Alianza del Nuevo Testamento", el otro, "La Imitación de Cristo". Los leía todos los días antes de dormir. Era un ritual importante para él: su alimentación diaria. La Palabra de Dios iluminaba sus pasos.
Si lo cuento es para decirles que cada vez que leo la Palabra de Dios, cuando me toca predicar, pienso en mi papá, en su ejemplo y en su testimonio de vida. Incluso, me animo a decir: si hoy soy misionero de la Palabra, si soy Verbita, mi vocación sacerdotal y religiosa se la debo a él.
Este hombre sencillo llamado José me enamoró de la Palabra de Dios. A él aplico estas palabras del adagio latino: "Verba docent, ejempla trajunt". Es decir: las palabras enseñan, pero el ejemplo atrae, entusiasma, convence.
"Yo te he establecido para ser la luz de las naciones...". Ciertamente, el mundo ha cambiado, pero hoy, igual que antes, los padres son llamados a ser la luz para sus hijos con su palabra y con sus obras, a ser los primeros catequistas.
El hogar es la verdadera y primera escuela de formación en valores cristianos, formadora de las personas íntegras. Por eso pregunto: ¿Puede haber otra institución más humana y humanizadora que la familia? El papa Juan XXIII, hoy santo y llamado el "Papa Bueno", cuenta esta bella historia tan profunda, significativa e inspiradora:
"Desde que salí de casa he leído muchos libros y he aprendido muchas cosas que ustedes no podían enseñarme. Pero lo poco que aprendí de ustedes en casa es ahora lo más precioso e importante que sostiene y da sentido a mi vida.
De ustedes aprendí a confiar en el Señor, a conservar la Paz del corazón, a buscar el lado bueno de la gente y de las cosas, y a hacer el bien a todos y nunca mal (…)"
Mis queridos amigos, más allá de su cargo, profesión y título, ustedes también son llamados a ser la luz, un ejemplo de honestidad y transparencia para todos. Nuestra Patria está llena de predicadores, charlatanes, y más que nunca necesita de personas honestas y coherentes, que hagan lo que dicen.
A cada uno de nosotros, hoy Dios nos dice: "Yo te puesto como luz de los hermanos, para que lleves mi salvación a todos los hombres".
Pensemos por unos minutos: ¿Quiénes somos y cómo vivimos nuestra misión de anunciar a Cristo? En el corazón de muchos hermanos y hermanas de nuestro pueblo hay mucha bondad, muchas reservas éticas y morales que no siempre se presentan en momentos puntuales y difíciles que requieren de una presencia profética y significativa.
Que Dios nos bendiga en esta misión de ser la luz y sus testigos.
"Queridos hermanos y hermanas, este es el primer saludo de Cristo resucitado, el Buen Pastor que ha dado la vida por el rebaño de Dios. También yo quisiera que este saludo de paz llegue hasta sus corazones, que alcance a sus familias, a todas las personas, donde sea que se encuentren, a todos los pueblos, a toda la tierra. La paz esté con ustedes. Esta es la paz de Cristo resucitado. Es una paz desarmada, humilde y perseverante. Dios nos ama incondicionalmente a todos (...)
Seguimos conservando en nuestros oídos esa voz débil pero siempre valiente del papa Francisco que bendijo a Roma y al mundo entero en esa mañana de Pascua. Permíteme seguir esa bendición. Dios nos quiere, Dios nos ama a todos y el mal no prevalecerá. Todos estamos en manos de Dios, por lo tanto, sin miedo, unidos de la mano de Dios y entre nosotros vayamos hacia adelante, seamos discípulos de Cristo (...)
El mundo necesita de su luz y la humanidad necesita de él, como puente para ser alcanzada por el amor de Dios. Ayudémonos los unos a los otros a construir puentes mediante el diálogo, uniéndonos todos para hacer un único pueblo, siempre en paz (...). Quisiera agradecer a todos los hermanos cardenales que me han elegido para ser el sucesor de Pedro y caminar junto a ustedes como Iglesia unida, buscando siempre la paz, la justicia, trabajando como hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo, para proclamar el Evangelio y ser misioneros (...)".
(*) Fragmento del primer discurso de Robert Francis Prevost Martínez como nuevo papa (León XIV). 8 de mayo de 2025.
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