Furibunda andaba aburrida. Trescientos años atrás había venido de visita su prima Tremebunda y las cosas habían salido mal... ¡Pero re mal! Así que descartó llamarla. Se arreglaría sola para divertirse haciendo maldades. El otoño que había llegado hacía un tiempo, resulta que la había puesto de mal humor. La gente del pueblo, en lugar de protestar por las hojas caídas que ensuciaban las veredas, salía a sacar fotos a los árboles que se habían pintado rojizos. Para colmo, no soplaba el viento, así que las hojas no caían y no molestaban. Y ya sabemos que todo lo bueno y lindo la molestaba.
El bosque detrás del pueblito era un abanico de colores. Dorado, verde antiguo, hasta carmesí, engalanaban toda la vegetación. Tan hermoso estaba todo, que hombres y mujeres, llevando canastas, iban contentos al bosque a recolectar hongos y arrancaban las frutitas azules de los arbustos. Todo eso llenaba de ira a Furibunda. ¡Basta! gritó. Y llamó a NoGato, un gato tan malvado que su familia no le quiso poner nombre y por eso le decían que No era Gato (*). Y el michi brujeril le dio una idea salvadora a Furibunda: que cambiara el otoño a invierno y que trajera una ola de frío polar que congelara todo. Le gustó la propuesta a esta maligna. Así que subió a su escoba voladora y varita en mano salió a recorrer.
Llegó a una zona más despejada, aterrizó la escoba y con la varita para un lado y para el otro comenzó a recitar los poderosos ensalmos que ella sabía. ¡Frío por acá! ¡Frío por allá!... Iba ordenando. ¡Y comenzó a refrescar! No conforme con eso y enojada como andaba, se distrajo,... ¡Frío por allá, frío por acá! Y la varita se le escapó de la mano y le cayó encima... y el ¡Frío por acá! comenzó a actuar con rapidez. Sus ensalmos eran muy efectivos. Y la ola polar que ordenó le cayó encima... ¡Y la congeló! Todo el frío fue para ella. En el resto del bosque sólo había refrescado.
Cuando los chicos vieron esa figura de hielo quedaron encantados. Hicieron rondas y cantaban alrededor. Uno trajo un sombrero viejo y se lo puso. Una nena dijo que la iba a abrigar y la disfrazó con una manta colorada. Todo era diversión y alegría a su alrededor. ¿Cómo terminó Furibunda? en el pueblo no saben qué ocurrió con ese muñecote de hielo. Simplemente...un día desapareció.
(*) Del cuento "Furibunda", de la misma autora, publicado en Revista Nosotros el 9 de diciembre 2023.
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