Cada 15 de octubre se conmemora el Día Mundial de Concientización sobre la Muerte Gestacional, Perinatal y Neonatal, una fecha que invita a reflexionar sobre una realidad dolorosa y muchas veces silenciada: la pérdida de un hijo durante el embarazo, el parto o en los primeros días de vida.
Esta jornada busca visibilizar el duelo de las familias, promover una atención humanizada y abrir el debate sobre los derechos de los niños fallecidos antes de nacer. La muerte gestacional no es solo una pérdida física. Es una experiencia que afecta profundamente en lo emocional, simbólico y social.
En muchos casos, el entorno no reconoce el dolor, lo que lleva a que el duelo se viva en soledad. Romper el silencio, validar el sufrimiento y generar espacios de contención son acciones fundamentales para acompañar a quienes atraviesan estas pérdidas.
Una ola de luz que recorre el mundo
A las 19 del 15 de octubre, miles de personas encienden una vela en memoria de los bebés que partieron demasiado pronto. Esta “ola de luz” se extiende por todo el planeta, creando una red simbólica de amor y esperanza. Es un gesto colectivo que recuerda que el vínculo con esos hijos trasciende el tiempo y el espacio.
En distintas ciudades se organizan caminatas, charlas, encuentros de apoyo y ceremonias simbólicas. Estas actividades no solo permiten compartir el dolor, sino también construir comunidad y promover una cultura del respeto y la empatía.
Marco legal y desafíos normativos en Argentina
En nuestro país, la disposición del cuerpo en casos de muerte gestacional está regulada por normativas que buscan garantizar un trato ético y respetuoso.
La Ley 27733 establece procedimientos médico-asistenciales para la atención de mujeres y personas gestantes frente a la muerte perinatal, incluyendo el derecho a recibir información clara, acompañamiento profesional y respeto por las decisiones familiares.
Sin embargo, persisten desafíos. Protocolos hospitalarios como el de Red Salud Armenia indican que los cuerpos de fetos de más de 20 semanas o 500 gramos deben recibir un tratamiento similar al de un cadáver adulto. En casos de menor edad gestacional, aún se los considera residuos patológicos, una práctica que está siendo revisada por nuevas normativas más humanizadas.
El proceso incluye consentimiento informado, documentación (certificado de defunción fetal, registro clínico, trazabilidad), y decisiones sobre el destino final (sepultura, cremación o estudios médicos). La cadena de custodia debe garantizar el respeto y la dignidad del cuerpo.
Acompañamiento emocional y atención integral
Programas como “Trascender Acompañados”, del Ministerio de Salud de Tucumán, promueven una atención integral que contempla la identificación de pacientes en duelo, comunicación empática y espacios adecuados para la despedida. Estas iniciativas buscan humanizar el proceso y evitar prácticas que puedan generar daño emocional.
Desde el ámbito académico, se destaca la importancia de formar profesionales capaces de abordar estas situaciones con sensibilidad, evitando frases que minimicen el dolor y favoreciendo una comunicación compasiva.
Una mirada jurídica: dignidad desde la concepción
El conversatorio “Muerte humana prenatal en Argentina-Derechos e intereses en juego”, a cargo del abogado Pablo César Possetto, aporta una perspectiva jurídica que interpela al sistema legal y sanitario. Possetto critica la terminología común (“pérdida temprana”, “aborto espontáneo”) por invisibilizar la humanidad del niño fallecido, y propone el uso del término “muerte gestacional humana”.
El Código Civil y Comercial de la Nación sostiene que la existencia de la persona humana comienza desde la concepción (artículo 19), lo que fundamenta el reconocimiento de derechos pos mortem. Possetto cuestiona la discriminación basada en la edad gestacional y el peso, y denuncia que la Ley 27733 aplica solo a embarazos de más de 28 semanas, excluyendo a muchas familias del acompañamiento legal.
Asimismo, recuerda que la Ley Nacional de Residuos Patológicos (24.051) no incluye a los cadáveres de niños no nacidos, por lo que todo cuerpo humano merece un trato decoroso. Los profesionales de la salud tienen la obligación legal de extender el certificado de defunción, y deben garantizar el consentimiento informado sobre el destino del cuerpo.
Humanizar, reconocer, acompañar
El Proyecto Arimatea, mencionado en el conversatorio, busca garantizar espacios y rituales para que los padres puedan sepultar dignamente a sus hijos y realizar el duelo. En Neuquén, un fallo judicial reconoció los derechos post mortem de un niño fallecido antes de nacer, incluyendo el derecho a la identidad, al nombre y a la sepultura.
Acompañar, escuchar, respetar y comunicar adecuadamente ayuda a sanar
En Argentina, se avanza hacia un trato más humano y legalmente justo, reconociendo en estos casos el derecho del niño a la sepultura y a la identidad; y los derechos de sus familiares, a resguardar su cuerpo y darle sepultura para honrar su memoria, rendirles culto y elaborar su duelo.
Desde la Universidad Católica de Santa Fe promovemos una atención integral, sensible y respetuosa, que reconozca la dignada de todo ser humano, por breve que haya sido su vida.
El autor es médico, doctor en Medicina, docente e investigador, vicerrector Académico de la Universidad Católica de Santa Fe.
Redacción asistida por el ecosistema de IA de la Universidad Católica de Santa Fe.
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