El ministro Marcelo Sain volvió a las andadas o, mejor dicho, reaparecieron los audios del titular de la cartera de Seguridad de la provincia. Son unos pocos segundos cargados de obscenidades y comparaciones desubicadas y acciones atroces (ver aparte) en el que se coloca por sobre los policías santafesinos y de sus administradores. Por extensión, puede entenderse además que desde un Olimpo Porteño, castiga furibundo, lo que le ha tocado en suerte: una provincia cargada de mediocres propios de Uganda.
Grosero, insultante e incapaz de revisar sus dichos
En el hilo de twitter que el funcionario desplegó luego de conocido el audio, se encarga de ubicar el cuándo y el dónde. Grabado, dice, hace más de un año en momentos en que le respondía a un jefe policial "con aspiraciones a ministro" y en ocasión de la detención de jefes narcos.
Nada manifiesta respecto de las debidas disculpas a todos los habitantes de la geografía provincial que se han sentido escandalizados por la impropia terminología empleada por un ministro (o por entonces funcionario santafesino); nada dice sobre pedir perdón porque los hábitos manden al descanso a la hora de la siesta a mucha gente o la lamentable comparación de Argentina devenida en Uganda si los santafesinos administraran la Nación.
A fines del año pasado tres jugadores de rugby fueron sancionados por sus clubes y asociaciones, junto con una repulsa social generalizada, por expresiones racistas en 2012. Además, cada uno de ellos pidió disculpas y mostró arrepentimiento por supuestos "chistes" que habían intercambiado años antes. Si bien la condena pública se mantuvo, al menos se pudo escuchar la palabra "perdón".
La altanería de Marcelo Sain le impide acto semejante. Sigue siendo un actor importante que milita en la "primera división" y no puede confundirse con gente que está muy por debajo suyo, "en la D" y que, además, son "negros".
El ministro de Seguridad que se ufana en un tuit por la detención de un narco importante (bienvenido sea) debería además preocuparse mucho más por la inseguridad en la que están sumergidos los habitantes de Santa Fe. Una inseguridad que golpea desde arrebatos hasta homicidios con frecuencia alarmante y en cualquier barrio o ciudad. Y debe entender además que como el funcionario que es desde hace varios años, él también forma parte de la supuesta tropa de Idi Amín Dada sobre la que despotrica.
Ojalá el fanfarrón pueda descender de su pedestal y pueda pedir perdón. Sería más humano, inteligente y propio de la función.
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