Por Ricardo A. Qüesta


Por Ricardo A. Qüesta
El presidente francés Emanuel Macron honra a Francia porque no sólo es uno de los más grandes estadistas del mundo de la actualidad, sino porque –además- tiene una honestidad y un comportamiento ejemplar. No corresponde que algunos periodistas de su país lo hayan criticado por haber consolado a Mbappé al finalizar el encuentro entre Argentina y Francia en la final del campeonato por la Copa del mundo.
Ese gesto revela que también es una persona sensible frente a la tristeza o el dolor ajeno y no tiene ningún prejuicio para hacerlo, por más que haya dejado de lado el protocolo por un momento y sea el presidente de Francia.
Los argentinos no olvidamos que para la reunión del G20 estuvo en Buenos Aires, camino por sus calles ,visitó una librería, compró libros y también entró a un bar, mostrándose siempre muy afable lo cual lo interpretamos como una muestra de amistad hacia nuestro país, gesto que nos llenó de alegría y por el cual nos sentimos muy honrados. Además, Macron está desempeñando un papel preponderante en lograr acuerdos para poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania.

Francia no tiene que entristecerse por no haber podido ganar la final del campeonato mundial de fútbol. Con sólo pensar en los grandes científicos, geniales, que ha tenido y tiene, debe sentirse orgullosa y que además revela tener una educación de excelencia a lo largo de su historia.
Ejemplo de ello es Claude Bernard, que tanto aportó al desarrollo de la fisiología humana y al de la medicina experimental, con su monumental obra en 19 volúmenes y su gran libro: "Introducción al estudio de la medicina experimental". El doctor Bernardo Houssay, premio Nobel de Medicina en 1947, expresó en una conferencia que dio en la Universidad de Córdoba que se consideraba discípulo de Bernard sólo por la lectura de sus obras y por cómo influyó en su pensamiento.
De igual modo podemos nombrar a Louis Pasteur, otro gran genio. Y a los esposos Pierre y Marie Curie, o a Henri Poincaré. Y en una época anterior, al filósofo y científico René Descartes. También el papel importantísimo que desempeñó la Revolución Francesa en la evolución del pensamiento universal. O a sociólogos como Emile Durkheim, al novelista Honorato de Balzac, y a artistas y músicos de gran talento, hasta llegar a la actualidad con un desarrollo científico y tecnológico notables. Eso es producto de una excelente educación.
Un mundial de fútbol no tiene que afectar las excelentes relaciones que siempre tuvimos con Francia. Al contrario, debe contribuir a mejorarlas. Y a incrementar el intercambio económico, científico, cultural y pedagógico, para lograr una educación de excelencia en nuestros colegios y universidades basada en principios y método científico.
Es la única forma de salir del estancamiento y crisis por la que estamos pasando, en parte por falta de una formación ética y conocimientos en algunos representantes de nuestra clase dirigente.
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