"El oro del lugar" (*), libro de Mariano Fiszman, continúa una serie de obras siempre explorativas, donde la forma vertebra la anécdota (y no viceversa). Fiszman viene de un camino más experimental, pero ahora se repliega hacia una zona tal vez más clásica (léase accesible), progresivamente minimalista. Son "cuentos", avisa la contratapa, aunque algunos textos operan más como viñetas ("Tres carnizas", tómese por caso), o algo mejor: superficies narrativas un tanto ambiguas y libres de toda etiqueta.
Pero si hay una cualidad particular en este libro, es el sesgo personal que toman. Son escritos casi íntimos, sobre vivencias personales, sea a través de viajes que realizó Fiszman por Europa, o de personajes que conoció a lo largo de su vida, y los rememora, no sin un dejo de nostalgia y leve humor, como en el caso de "Cabezón 2915", donde se aproxima a la figura de su maestro y amigo, Néstor Sánchez.
Mirá tambiénBárbara Belloc y su reciente libroAsí, los relatos avanzan, siempre sosegadamente, con claridad expositiva casi analítica, desplegando un ritmo controlado. Frases cortas, austeras por ser híper trabajadas, que recuerdan un poco los mejores momentos de la prosa depurada del Enrique Wernicke de "La ribera", o, acaso, "El agua".
El ojo descriptivo de Fiszman sondea lo visto, lo vivido a flor de piel: rescata el oro de los días. Siguiendo la pulsión afectiva de la memoria, su prosa teje el mapa de las sensaciones, ese lirismo de lo cotidiano que no desdeña los énfasis épicos. Mención aparte merece "La avenida más larga del mundo", relato obsesivo donde narra en segunda persona la vida (y trágico desenlace) de un amigo cercano de su juventud.
La forma en que está articulado (ecos de Michel Butor mediante), a través de oraciones expresivamente breves para reflejar el espíritu frenético del biografiado, resulta notable. La historia de una amistad agitada, narrada desde un lugar rítmico insólitamente efectivo. Dicha colocación, deja en el lector, la asertiva impresión de que solo ilumina lo que se siente, como cierta vez dijo el peruano Gamaliel Churata.
Mariano Fiszman (Buenos Aires, 1965), publicó, entre otros libros: "Trama" (cuentos propios y de Eduardo Rubinschik), "El antílope" (cuentos), "La historia que nunca les conté" (novela en colaboración con Roberto Raschella), la admirable "Muñecas 970" (novela), "Los Trucus" (novela), "Las calles de Villa Crespo" (poesía). Es traductor literario y audiovisual. Tradujo obras de Proust, Beckett, Apollinaire y Ghérasim Luca.
(*) Trabajo publicado por Editorial Cúmulus Nimbus. Buenos Aires, Argentina, año 2023 (94 páginas).
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