Por Ricardo Miguel Fessia
La Batalla de Las Piedras fue el Primer triunfo militar en el Río de la Plata y como tal revivificó el espíritu de otros pueblos americanos.
Por Ricardo Miguel Fessia
Mayo es el mes de la patria. Desde siempre la historiografía lo ha celebrado y con distinta significación el propio Estado lo ha festejado con esos imponentes desfiles, embanderamiento de los edificios y jornadas en las escuelas. Pero poco se habla de la primera acción bélica, la Batalla de Las Piedras, que afirma lo resuelto en el Cabildo de Buenos Aires.
I– El centro de poder a principios del siglo XIX estaba en Europa y lo que allí ocurría impactaba en los territorios americanos, todos dependientes de alguna corona.
Hacia fines de 1807 Napoleón Bonaparte decidió invadir Portugal, reino aliado a Gran Bretaña, enemigo de los galos y una suerte de punta de lanza en el continente al que aspiraban gobernar a su antojo. Frente a ello la familia real lusitana y la cohorte -más de 10.000 personas- se embarcaron hacia Brasil, su colonia de ultramar e instalaron la sede de la Casa de Braganza en la misma Río de Janeiro a cuyo frente estaba la reina María I de Portugal y el príncipe regente, futuro Juan VI de Portugal.
Con los franceses asolando España y sus reyes desactivados -uno renunciado, Carlos IV, y el otro preso, Fernando VII- Carlota Joaquina de Braganza, a la sazón hermana del rey español y esposa del portugués, en 1811 se proclamó defensora de los dominios americanos de su hermano y envió tropas a la Banda Oriental bajo el mando de Diego de Souza que en diciembre de 1811 ya estaba designado como gobernador militar de esa avanzada.
Una de las primeras medidas políticas de la Primera Junta porteña fue remitir mensajeros a las provincias para que acaten su autoridad y designen diputados. La provincia del Paraguay lo rechaza enfáticamente, por lo que el 24 de septiembre de 1810 se designó a Belgrano como comandante en jefe para "auxiliar" al Paraguay. A poco de llegar es rechazado en la batalla de Paraguarí y Tacuarí por las milicias guaraníes, que se manifestaban refractarios tanto de la autoridad peninsular como de la centralista de Buenos Aires.
De regreso, y con el peso de la derrota política y militar, Manuel Belgrano se encaminó a la Banda Oriental para sumarse a las fuerzas enviadas allí desde Buenos Aires y que estaban al mando de José Rondeau para enfrentar al virrey Francisco Javier de Elío.
En ejercicio de sus funciones, el 10 de abril de 1811, el general Belgrano designa a José G. Artigas, segundo jefe del Ejército Auxiliar del Norte. Unos días después a Belgrano se lo reemplaza por Rondeau y se le ordenó bajar sin más a Buenos Aires, ya suspendido de "Grados y Honores" para ser sometido a juicio por las derrotas militares del Paraguay. El proceso concluye en 9 de agosto de ese año con la absolución y fue reivindicado de tal baldón.
II- El Consejo de regencia en España, apenas toma conocimiento de los hechos de Mayo en Buenos Aires, el 31 de agosto de 1810, designa a Francisco Javier de Elío como virrey del Río de la Plata. Al arribar, el 19 de enero de 1811, declara a Montevideo capital del virreinato pero la Junta grande de Buenos Aires lo desconoce. El virrey dispone el cierre del puerto de Montevideo a los barcos que proceden de Buenos Aires.
Poco quedaba por hablar. Artigas ejercía un fuerte liderazgo sobre la población rural que se expresa a favor de la causa revolucionaria, de forma que abandona la guarnición española en Colonia, para la que había sido designado en defensa de un posible ataque. Este movimiento fue una verdadera revolución del campesinado, en sintonía con los hechos del año anterior en Buenos Aires, pero con un componente distinto; no eran las minorías de intelectuales o comerciantes las que se levantaron.
Muy pocos días después, el capitán Venancio Benavídez y Pedro José Viera, al frente de un centenar de personas y a orillas del arroyo Asensio, proclamaron el final del gobierno español en la Banda Oriental, en lo que se conoce como el "Grito de Asencio".
Artigas se instala en Mercedes, donde comenzó a preparar un precario ejército formado por campesinos, sin instrucción militar. Utilizaron armas sencillas, como boleadoras, cuchillos, palos enastados y lanzas, confeccionadas con cañas, en cuyas puntas colocaban una de las hojas de las tijeras que usaban para esquilar.
Con mas voluntad que pertrechos, con más decisión que armas, marchan hacia el sur para llegar a Nuestra Señora de Guadalupe, hoy Canelones, ubicada a 40 kilómetros de Montevideo. Las improvisadas tropas de Artigas, unos 600 hombres a caballo y 400 a pie, deberán enfrentar al ejército hispánico, comandado por el capitán de fragata José Posadas que reunía alrededor de 1.200 hombres.
Artigas estaba en las puntas del Canelón Chico donde el 17 de mayo se suma Manuel Artigas con 304 voluntarios. El 18 amaneció con sol y luego del informe de las partidas de observación sobre el campo enemigo, dispuso de dos columnas de caballería; una al mando de Juan de León que ocupaba el ala izquierda, y la otra a cargo de Antonio Pérez que ocupaba el ala derecha. Una tercera columna, dirigida por Manuel Francisco Artigas se plantaba para cortar la posible retirada del adversario.
Los godos habían instalado su campamento en una altura, situando a la caballería muy próxima al arroyo de Las Piedras. Antonio Pérez, fue el encargado con sus tropas a pie, de acercarse a los enemigos, y luego, retroceder ante el ataque de sus balas, con el fin de hacer salir a los españoles de su posición para iniciar una persecución. Por la izquierda avanzó el hermano de Artigas, impidiendo la retirada, causando sorpresa.
La batalla comenzó a las once de la mañana y terminó al ponerse el sol, "después de una rigurosa resistencia se rindieron los contrarios quedando el campo de batalla para nosotros", según el Parte de la Batalla de Las Piedras que dictó el mismo Artigas.
III - Encaminadas hacia Montevideo las Milicias Patriotas, llega a tomar el mando José Rondeau, que había sido designado por la Junta Grande al frente del Ejército de la Banda Oriental el 22 de abril.
El Primer Triunvirato, recién instalado en Buenos Aires, en octubre acordó con el virrey español, Francisco Javier de Elío, levantar el sitio de Montevideo. Las negociaciones incluían el retiro del ejército portugués de la Banda Oriental, siendo que los portugueses no cumplieron el trato, pero sí las fuerzas de Buenos Aires.
Artigas ante tal medida decide retirarse iniciando el "Exodo" marchando hacia el norte, formando el campamento de Ayuí con 300 soldados y 1600 personas del pueblo.
IV - La Batalla de Las Piedras fue el Primer triunfo militar en el Río de la Plata y como tal revivificó el espíritu de otros pueblos americanos. Abrió el Frente Oriental de lucha, que hasta el momento había fracasado en su afán de liberar los territorios norteños. Artigas siempre protegerá el flanco Oriental con su Liga Federal, como Protector de los pueblos Libres.
V - Fue crucial en el enclave estratégico del Río de la Plata y como tal, de proyección continental, porque se derrotó a los españoles frente a ese Montevideo poderoso que se oponía y se opuso luego de la batalla a entregar la plaza, fue la primera batalla en la que los españoles se fueron derrotados ante las fuerzas revolucionarias. Doble significación tiene que las milicias eran, en su cabal significación, populares; campesinos y gentes de las orillas.
Las Piedras inicia al campesinado nacional en el camino de las revoluciones, se erige como un pórtico magnífico que abre la vía hacia la independencia nacional al mostrar la capacidad de sostenerla en esfuerzo autonómico.
Finalmente, desde el punto de vista rioplatense, Las Piedras fue como el milagro que reavivó la llama de la fe en la causa republicana que declinaba sin pausa, desde la derrota de Belgrano en el Paraguay.
Las Piedras inicia al campesinado nacional en el camino de las revoluciones, se erige como un pórtico magnífico que abre la vía hacia la independencia nacional al mostrar la capacidad de sostenerla en esfuerzo autonómico.