Por Valeria Elías
Por Valeria Elías
Tengo en mis manos "Saudade", el primer poemario de Rogelio Alaniz, si bien ya ha publicado novelas, esto ya tiene otro color, otra impronta. Acostumbrados a un periodista político, con un perfil más bien histórico, Rogelio muestra su perfil humano y por qué no, romántico; romántico en el sentido de romanticismo clásico y también el moderno.
La poesía, tiene sus temas de los cuales ningún escritor escapa, el amor, la vida, la muerte y algunas otras hierbas, pero las tres primeras son las reiteradas e infaltables.
Nostalgias, tristezas y añoranzas. Amores pasajeros, pero profundos, una vida marcada por la política, un ser político nato, que se muestra por primera vez humano, vulnerable, existencialista. Un amor verdadero que pasó y dejó su marca, es lo que da nombre a la obra. Dicho entre líneas, una aventura de descubrimientos es esta lectura.
Excelsa y punzante, quienes vivimos el amor intenso, sabemos de estas palabras y nos reconocemos, entre nosotros, en respetuoso silencio. La obstinación, y el olvido, las ausencias y sus matices. Rogelio, tiñe de lluvia, días nublados, grises, como viejas películas que él admira, sus recuerdos más preciados, en donde no hay dolor, solo un amor incondicional por lo vivido.
Un hombre de la noche, con muchos amigos y sus respectivos enemigos (quién se precie, los tiene) y sus recurrentes momentos en el bar, los cafés, entregando a la resignación y al intento de olvido esas historias que aún resuenan en el alma.
"Iniciar otra noche es olvidarse de uno mismo; es callar palabras que nunca debieron decirse; es pisar hojas secas que crujen como huesos" reza en uno de sus versos, retratando lo antes dicho. Invitar a esta lectura es obligatorio, es conocer un nuevo mundo, una nueva forma de contar y decir, un sentir personal pero compartido.
Debo decir, mal que le pese a la historia de Alaniz, que he leído lo suficiente y lo necesario, lo clásico, lo imperioso y lo local. Esas lecturas enseñan y educan, por lo tanto mi lectura nunca es pacífica y mucho menos, tolerante. Hay que poder profundizar y sobre todo, tener una intimidad entre lo escrito y lo que pasa al leer.
Mi tesis está comprobada Alaniz. Pueden tus años de profesorado, y la historia de tu vida, brindarte esa autoridad exclusiva, pero, claramente, también estoy validada por mi propia historia y conocimientos, por ello, he ganado esta discusión. Por ello, puedo pararme en este lugar y reconocer tu trabajo.
Dicho lo propio, invito a todos a leer a este autor despersonalizando sus cuestiones políticas, y tener una lectura inteligente y activa de su poesía, que merece un lugar en la biblioteca.