"Los historiadores refieren con detalle ciertos acontecimientos para que la posteridad pueda aprovecharlos como ejemplos en idénticas circunstancias" - Maquiavelo (1)
Reflexiones.
"Los historiadores refieren con detalle ciertos acontecimientos para que la posteridad pueda aprovecharlos como ejemplos en idénticas circunstancias" - Maquiavelo (1)
En varios de sus discursos por no decir en todos, el presidente Javier Milei hace mención a que "hemos vivido 100 años de modelo empobrecedor", que "a principios de siglo XX nuestro país era potencia mundial", también los hay economistas como el Dr. Ricardo Arriazu, quien en su nota "Carta abierta al próximo presidente" - Diario Clarín 18/11/2023- propone "Para elevar la tasa de crecimiento al 4% anual, mejorando la calidad de inversión, se tendría que hacer lo mismo que a fines del siglo XIX". Esta perspectiva no deja de presentar serias inconsistencias en base a los señalamientos que realiza en relación al proceso histórico, económico y social. La problemática suele ser más compleja.
Interesante resulta analizar y abrir el debate respecto a ¿qué es eso que se hizo a fines del S.XIX y se debería hacer ahora?, situación que implica retroceder en el tiempo 100 años, desconociendo procesos históricos fundamentales que influyeron ampliamente en nuestra configuración de modelo de país, como ser dos guerras mundiales, la gran depresión 1929/30, la pérdida de la hegemonía del comercio mundial de Gran Bretaña, con quien la relación de nuestra economía era complementaria, a manos de Estados Unidos, cuya economía es competitiva con la nuestra, la caída del patrón oro en 1971, desajustando los precios relativos a nivel internacional, debido a diez años de una inflación de entre 10 y 15% anual en EE.UU (expansión monetaria), los petrodólares de 1973, el consenso de Washington, y recientemente la crisis de las subprime, donde el Estado se hizo cargo de la crisis bancaria, no estando nuestro país ajeno a dichos cambios y a su impacto, implicando con intensidad en el ámbito local dichas políticas como así también en las economías latinoamericanas (ejemplo las crisis de deuda).
Haciendo un relevamiento del citado período f. SXIX, Argentina ingresa al capitalismo desde afuera, amoldándose a la división internacional del trabajo imperante que era ser proveedor/exportador de alimentos y materias primas e importador de bienes de consumo y de capital, con un modelo rentístico agrario y de concentración de la propiedad de la tierra, con escaso interés de parte de los terratenientes en la inversión productiva, colocando sus excedentes en actividades especulativas, dependiendo ampliamente del crédito externo y la inversión extranjera directa (IED), principalmente de Gran Bretaña que destinaba a desarrollar la infraestructura que el país necesitaba para cumplir con su rol en la división internacional del trabajo (transporte interno, obras de infraestructura, servicios públicos y transporte de ultramar, ferrocarriles, puertos, frigoríficos, etc.)
Nuestra economía vulnerable profundamente a los ciclos externos, evidenciándose por ejemplo en el manejo de la tasa de interés internacional, expandiendo o contrayendo los flujos de capitales hacia países periféricos, los requisitos de los acreedores de prestar a cambio de comprar sus productos, limitando el uso de dichos créditos, la incidencia del cierre de los mercados europeos como producto de la primera guerra mundial (1914 –1918), generando una industrialización forzosa, o el impacto que produjo la gran depresión de los años 30', generando un gran deterioro de los términos de intercambio, con la consecuente degradación de las cuentas internas.
El crecimiento al que hace mención el Dr. Arriazu tenía por base el endeudamiento externo y un continuo balance favorable del comercio exterior dependiente del dinamismo de las exportaciones agropecuarias.
Según Alejandro Bunge (2), "Después de 1908, la Argentina era un país estático desde el punto de vista de su organización económica, la zona pampeana había llegado a un límite y Gran Bretaña entraba en un cono de sombras como proveedora de los capitales y manufacturas que nuestra economía requería".
Internacionalmente según Prof. Alberto J. Pla (3) "el signo de la transformación económica de fines del S. XIX es una revolución agraria y la aparición de los monopolios, mientras que en la década de posguerra (1ra) el signo económico estará dado por la consolidación de los trusts, la cartelización y el dominio de la economía norteamericana".
No menos importante es el cambio de paradigma en la teoría económica, originado a partir de la crisis de sobreproducción acontecida en los Estados Unidos de 1930, debido a los veloces cambios en la productividad por los avances tecnológicos (cadena de montaje, estandarización) y el no acompañamiento de la demanda debido a la lenta y mala distribución del ingreso. No olvide Sr presidente que los fundamentos teóricos por Ud. ponderados "laissez-faire", lay de Say (la oferta crea su propia demanda), son los mismos con los cuales el presidente Hoover intentó utilizar para salir de la gran depresión, no siendo efectiva y generando el surgimiento de la teoría Keynesiana y su aplicación a través del New Deal por el presidente Roosvelt (1933 – 1945), con el consiguiente intervencionismo estatal.
Aquí en Argentina, claro exponente de las nuevas ideas a nivel mundial es el Dr. Federico Pinedo quien, a partir de su plan de 1940, enuncia "La vida económica del país gira alrededor de una rueda maestra, que es el comercio exportador. Nosotros no estamos en condiciones de reemplazar esa rueda maestra por otra, pero estamos en condiciones de crear al lado de ese mecanismo algunas ruedas menores que permitan cierta circulación de la riqueza, cierta actividad económica, la suma de la cual mantenga el nivel de vida de este pueblo a cierta altura". (4) Siendo este plan antesala del advenimiento del peronismo (sustitución de importaciones).
El prof. J.J Llach (4), hace mención a que "El estallido de la Segunda Guerra Mundial significó un nuevo y rudo golpe para quienes todavía confiaban en la "vuelta de la normalidad" de la expansión conjunta del comercio exterior y el desarrollo, que se había interrumpido desde la crisis de 1930 rehabilitándose tenuemente a partir de 1933. En cambio, las fuerzas proclives al desarrollo del mercado interno, la industrialización y otras actividades urbanas y las economías del interior, no solamente resultaban beneficiadas ahora por el curso "natural" de los acontecimientos sino también, por segunda vez en diez años, por una conmoción exterior que obligaba a un mayor cierre de la economía".
Espero lo enunciado, sirva para pensar más abarcadoramente lo que tanto el presidente como el Dr. Arriazu nos proponen, que es volver a la discusión del proteccionismo – librecambio, poniendo en debate el modelo de país que queremos, esto es el desarrollo exclusivo de una economía basada en las ventajas comparativas con la respectiva reprimarización de la economía y su consiguiente vulnerabilidad de la estructura productiva o lograr una estructura productiva más equilibrada donde junto al sector agropecuario exista una industria nacional que aporte al crecimiento económico del país. Los shocks externos y las políticas económicas internas erráticas del pasado (ejemplo déficit fiscal crónico, potenciado después de los 70') y lo subrayo, se conjugaron muchas veces explicando el deterioro presente, examinar los procesos históricos para explicar y comprender los desaciertos, progresos, continuidades, rupturas es imprescindible para no repetir las desventuras.
(1) Historia ¿Para Qué?, C. Pereyra, L. Villoro, L. González y otros, Ed. Siglo XXI, 1982.
(2) Historia económica, política y social de la Argentina (1880 – 2003) , M. Rapaport, Ed. Ariel, 2007.
(3) Hoover, El crack financiero de 1929, Alberto J. Pla, Rev. Historia de América en el S. XX, Ed. Centro editor de América Latina, 1984.
(4) El Plan Pinedo de 1940, Juan José Llach- Desarrollo Económico, v. 23, N°92 - enero – marzo 1984.
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