(*) Editorial Palabrava, Santa Fe, año 2022 (142 páginas).
(*) Editorial Palabrava, Santa Fe, año 2022 (142 páginas).
"El pulso secreto de las cosas" reúne veinticuatro textos de Javier Núñez que se publicaron a lo largo de varios años en diferentes medios (la contratapa de Rosario/12, el suplemento Cultura y Libros del diario La Capital), y que se han reordenado para que se potencien, se resignifiquen y lleguen a nuevos lectores. Las columnas literarias suelen proponer textos que van de lo periodístico –enlazado a un momento del mundo– a lo literario –enlazado a un momento personal–. Juegan con la hibridez del relato, del ensayo y de la crónica en una indeterminación que pone en jaque a una editorial que emprende antologías como la que presentamos hoy. Palabrava eligió denominarlas "narraciones breves", un término que habla de su longitud y de su promesa: cuentan algo trascendente en pocas páginas.
No se trata de un formato nuevo, sino que tiene maravillosos antecedentes. Además de las ya legendarias "Aguafuertes porteñas" de Roberto Arlt, en nuestro país se publicaron libros de este tipo con columnas de Juan Forn ("Los viernes", 2015-2019), de Leila Guerriero ("Teoría de la gravedad", 2019) y de Pedro Mairal ("Maniobras de evasión", 2015). En España, Almudena Grandes publicó en 2003 "Mercado de Barceló", que recoge una serie de artículos que escribió para El País Semanal entre 1999 y 2003, y en 2019, "La herida perpetua: El problema de España y la regeneración del presente". También se compilaron artículos de García Márquez en "El escándalo del siglo" (2018).
Como antología, "El pulso secreto de las cosas" actualiza otra cuestión: una antología puede construirse según diferentes criterios, como las fechas originales de publicación, quién escribió los textos, el país donde se publicaron en principio. Este es el caso de una antología personal. Se partió de una compilación, se hizo una mínima selección y luego vino el trabajo de ordenamiento y presentación de los textos. Se decidió ordenar por tema y armar un arco narrativo que permite atravesar el libro casi como quien lee una novela. El personaje que se construye en este arco cuenta separaciones, mudanzas, viajes, conversaciones íntimas.
Conocemos de dudas y obsesiones, de libros recobrados y de fotos que persiguen. Alguno de estos textos caerá a nuestro lado, tal vez, con la contundencia de la viga que convenció a Flitcraft de atreverse a dar un giro trascendente, aunque después la rutina vuelva a devorarnos. Sabremos de la tortura del fumador que decide dejar el hábito, de la valentía de donar un objeto para rememorar una relación amorosa del pasado, de la soledad de la playa cuando no se comparte el viaje; seguiremos el derrotero de M., el músico que de tanto insistir fabricó su propia buena suerte, la aventura de amor propio de la morocha de rulos que se casó consigo misma y la del amor imposible de C., que se quedó esperando un reencuentro. El estilo medido y delicado de Javier conmueve como pocos: se aleja del golpe bajo y pega directo al pecho.
Otra decisión editorial fue la de no especificar las fechas de los textos ni su proveniencia, lo que borronea su origen y los hace nacer nuevamente, esta vez en un mundo otro, el de un libro. Este soporte produce una nueva manera de leer. La migración del medio gráfico al libro debilita la conexión que los textos pueden haber tenido con el día a día e intensifica otras cualidades, más literarias y trascendentes. Las columnas retienen, sin embargo, una relación con su tiempo histórico, aunque ese enlace sea ahora más sutil. Con coherencia renovada, los textos ofrecen una perspectiva sobre el autor en tanto escritor y en tanto hombre contemporáneo, no ya como creador de ficciones, que es su faceta más conocida. Bien sabemos, como nos dice en "La fiesta secreta", que Núñez vive con la amenaza de "una historia que los sigue a todas partes".
Cuando las columnas literarias se reorganizan de esta forma, hacen una pirueta: abandonan su contexto, su periodicidad y su tiempo real de lectura, y producen un efecto novedoso en quienes pueden haberlas leído hace años, cuando se publicaron originalmente. Por empezar, en tanto objeto, un libro abre un horizonte de expectativa que no es el de una publicación periódica. Libres del paratexto del medio gráfico, que muchas veces interfiere con la lectura, los textos se independizan de la palabra dedicada a la actualidad y a la coyuntura. Ganan un tiempo de lectura más reposado y refuerzan otros mecanismos de la memoria, ya que algo persiste del texto anterior en la lectura del texto siguiente. Y su capacidad de evocación se intensifica, porque su actual ordenamiento y el tiempo pausado de la lectura permiten tomarles el pulso para construir nuevas interpretaciones.
Además, las características de la escritura de Núñez se concentran. La experiencia vivida y su textualidad pasan a ser agua reposada, libre de las turbulencias del contexto inmediato y de la vecindad de las noticias, agua clara que deja ver el fondo de las cosas. Luis Benítez ha descrito estos textos como "fogonazos fotográficos que más bien se asemejan a radiografías, pues poseen la capacidad de señalar o bien sutilmente insinuar qué es lo que de veras sucede detrás del primer plano escenográfico de cada descripción de circunstancias". Esa radiografía nos acerca al mundo de Javier, pero no nos deja flotar allí por demasiado tiempo, porque pronto nos encontramos preguntándonos por nuestra propia experiencia, nos sumimos en esos recuerdos que se habían apagado y encendemos reflexiones sobre lo propio y lo posible.
Con dulzura, precisión y profundidad, con algo de poesía pero sin abandonar la naturalidad del lenguaje casi hablado, Núñez alumbra –da luz y da a luz– lo que creíamos perdido, eso que permanecía a salvo en algún bolsillo del olvido. El lector encontrará sutileza en la percepción y sensibilidad en la interpretación, un ritmo envidiable en las oraciones, la difícil sencillez que da la experiencia, reflexiones sobre el oficio de escribir, historias de vida y de amor, narraciones de vivencias solitarias y compartidas, propias y referidas. Irá ascendiendo por una estructura de encastres precisos y se dejará arrastrar por una emoción que fluye sin detenerse ni apurarse. Encontrará, en suma, excelente literatura: ese lugar que no es infierno y donde podemos quedarnos un tiempo a desear que perdure.