Querida Sociedad de Santa Fe:
Si quieren mucho a su familia, aunque sea por esa persona especial que tienen en sus vidas, cuídense. De corazón, ojalá nunca les toque tener que recibir ese llamado, la peor noticia que desgarra el alma.
Querida Sociedad de Santa Fe:
Por la presente me siento a escribir esta carta, porque tengo unas palabras para compartir con todos ustedes, desde lo más profundo de mi corazón.
Desde hace varios años soy médica del área critica, y me ha tocado tener un rol en la trinchera de esta lucha que estamos dando a diario durante estos largos meses desde que empezó la pandemia. Sin descanso y sin parar, atendemos a los pacientes poniendo nuestra mejor cara en el día a día, para no asustar a nuestros familiares y generar un buen clima de trabajo con los compañeros que están en la misma batalla, sin descanso.
Pero hoy me ganó por primera vez el desgano, se me desdibujó la sonrisa y se me cayeron las lágrimas. Escondida en la pieza de la guardia, tratando de que nadie me vea, el dolor me ha derrotado.
Este virus nos ha aislado tanto, que ni los informes podemos dar personalmente, sin poder establecer contacto con los familiares, transformándonos en una "mera voz en el teléfono", frente a personas que aguardan día y noche por buenas noticias de su ser querido.
Debo confesar que no nos cansa tener que hacer 4 días de guardias, de los 7 días que tiene una semana, no nos cansa tener que intubar pacientes, pronar y despronar más de 3 por guardia, no nos cansa tener que hacer vías centrales, modificar estrategias ventilatorias, ni de sedación o pancultivarlos sea la hora que fuese del día o la noche. Es ese llamado que cada vez se hace más frecuente en la guardia, en el que "la voz en el teléfono" tiene que comunicarle a una familia que una vida se ha terminado, a pesar de ser joven, anciano, si tenía o no factores de riesgo, si hacía días que estaba internado o sólo unas horas. Es ese llamado, en el cual sentimos cómo una serie de proyectos, sueños y oportunidades se truncan sin aviso, lo que más nos duele en el alma.
Por favor, no nos cansamos ni nos vamos a cansar de pedirles que se cuiden en esta pandemia, pero ya ni siquiera les pedimos que lo hagan por ustedes. Si quieren mucho a su familia, aunque sea por esa persona especial que tienen en sus vidas, cuídense. De corazón, ojalá nunca les toque tener que recibir ese llamado, la peor noticia que desgarra el alma.
Fuerza. No bajemos los brazos, y ayudémonos entre todos. La vida es muy corta, vivámosla, no la desperdiciemos.
La Dra. A. B.
Esa voz en el teléfono.***