Rampas para discapacitados
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Rampas para discapacitados
"Este mensaje es para solicitar que los consultorios externos del Sanatorio Mayo, a los que se ingresa por calle Rivadavia, les agreguen rampas de acceso para discapacitados porque para quienes tenemos dificultades motrices es realmente muy difícil acceder a las instalaciones. Gracias".
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¡Bravuconadas no!
"Al Sr. Máximo Kirchner: en su discurso en la Cámara de Diputados, manifestó que la oposición debe de "aprender a escuchar". En realidad, todos los ciudadanos argentinos estamos muy prácticos en cuestiones de oír y prestar atención a largos discursos; como por ejemplo, los de su madre. Tanto en ceremonias, actos, y más de 100 cadenas nacionales que protagonizó siendo presidenta. Si el joven diputado deja a un lado su soberbia y altivez, quizás pueda evaluar y sacar cuentas de la catastrófica derrota del "Frente de Todos" en las elecciones legislativas nacionales de noviembre, donde perdieron 15 puntos (respecto a las elecciones a presidente en octubre del 2019). Lo que le significo una pérdida de 5 millones de votantes, que optaron por no elegirlos nuevamente. El nombrado congresista deberá reconocer que el Congreso ya no es como era antes, una escribanía donde se aprobaba todo lo que fuera conveniente y ventajoso para su propio partido político. Ahora tiene que aprender a debatir y consensuar con sus rivales y así comprender que a veces (en la vida) la razón la tienen los demás. Usted ostenta un alto cargo, pero es evidente su escasa capacidad intelectual y dialéctica. Por lo cual, le sugiero que para mejorar su manera de hacer política, primero estudie alguna carrera que aumente sus conocimientos. Le aconsejo buscar un trabajo en alguna empresa del ámbito privado (no del Estado, sino formada por personas capaces), creo que por ser hijo de una ex presidente ocupa un puesto que no se merece. Creo que el traje de Congresal, no es de su talla... ¡le queda bastante holgado!".
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Llegan cartas
Los presumidos fiduciarios de la fe
En tiempo de Adviento comparto estas reflexiones del Rev. Harold Segura
«Señor, no merezco que entres bajo mi techo. Pero basta con que digas una sola palabra, y mi siervo quedará sano. Porque yo mismo soy un hombre sujeto a órdenes superiores, y además tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: 'Ve', y va, y al otro: 'Ven', y viene. Le digo a mi siervo: 'Haz esto', y lo hace.
Al oír esto, Jesús se asombró y dijo a quienes lo seguían: "Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe». Mateo 8.8–10 - nvi
En este episodio, la persona a quien Jesús señala como ejemplo de fe es una que se encuentra fuera del círculo de la religión oficial. Este hombre ni es maestro de la ley, ni funcionario de la sinagoga; es un centurión del ejército romano. En otras palabras, es un militar que viene ante Jesús interesado por la salud de uno de sus subalternos. ¡Vaya a saber lo que pensaron los discípulos cuando lo vieron venir!
El lenguaje del centurión es pragmático; su concepto de autoridad es propia de quienes ejercen las funciones militares: órdenes breves y obediencias incondicionales. Así, bajo esa mentalidad propia de su oficio interpretó la fe en Jesús. Y por su sencillez y sinceridad (de la que se derivó una teología) recibió lo que pidió y, además, fue elogiado por creer como pocos.
Ya Jesús nos ha acostumbrado a verlo usar como ejemplo a los que menos esperamos y a enjuiciar y cuestionar a los supuestos fiduciarios de la fe. Para él lo que más vale es la sencillez del corazón, la solidaridad con el necesitado (el centurión intercede por su siervo paralítico) y la humildad de quien lo busca pidiendo auxilio. Para él está primero lo que hacemos, sin importar quién lo haga; solo después cuenta lo que creemos en su forma dogmática o doctrinal. ¡Qué desconcierto para los religiosos de todos los tiempos!
Para seguir pensando: «El milagro no fue que Dios dividiera las aguas del Mar Rojo, sino que, una vez divididas, el pueblo fuera lo bastante fiel como para estar dispuesto a caminar confiadamente entre las murallas de agua. Esa es también nuestra tarea». Joan Chittister.
Que el Señor renueve la fe de quienes nos llamamos cristianos y cristianas; para que esa fe tenga una proyección práctica en la vida diaria.
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Nocturnidad
Soy una de las muchas personas afectadas por la generación indiscriminada del llamado "polo gastronómico" de barrio Candioti y seguramente "responsable" de la intolerancia y falta de paciencia que esgrime uno de sus funcionarios, que nos quiere hacer creer que hacen falta nuevas normas para regular la nocturnidad por culpa de los vecinos.
Desde mi perspectiva, ya existe una ordenanza sobre ruidos molestos, otra sobre estacionar frente a las cocheras, otra sobre los horarios de descarga sobre la izquierda, en doble o triple fila, otra sobre la prohibición de avanzar sobre las veredas de los vecinos, otra sobre la prohibición de estacionar motos y bicicletas en las veredas propias y ajenas y seguramente otra que prohíbe circular con esos vehículos por las veredas, otras sobre la forma de tratar los residuos y -estoy casi seguro- muchas más sobre lo que pueden hacer o no los bares, pubs, restós, restaurantes y afines en las calles, veredas y patios propios con sus parlantes, equipos de música, dj's, espectáculos circenses, etc., etc.
No pretendo que la ciudad se transforme en un sepulcro ni nada parecido. Por el contrario, hace más de 50 años que disfruto de muchos y varios tipos de esos establecimientos en distintos barrios de la ciudad: sur, centro, avenidas, bulevar, zona norte, barrio Candioti (preferentemente), Costanera Este, etc.
Y resulta que ahora los vecinos necesitamos normas de "convivencia" para garantizarles a los empresarios gastronómicos su "flexibilidad" bajo la excusa de generar fuentes de trabajo, movimiento económico, atractivos turísticos y hasta cultura. ¿En serio?
De las clínicas médicas y afines preexistentes, ni hablar, ¿no?
De los alquileres de casas y departamentos que rescinden sus contratos de alquiler ¿ni una palabra?
¿Y de la pérdida de valor de nuestras casas o departamentos que se transformaron en invendibles? ¿Nada de esto afecta a la actividad económica?
Sres. funcionarios, señores empresarios: dejen de relatarnos su distorsionada realidad porque a la verdadera realidad, la de todos los días, ya la conocemos y la sufrimos cotidianamente.
Lo único que tienen que hacer esos empresarios y la Municipalidad es respetar las normas que ya existen.
¿Es tan imposible cumplir la ley?