Sabido es que la situación actual es caldo de cultivo a nivel mundial para prácticas autoritarias y discrecionales escudadas en la emergencia. Lamentablemente la Lotería de Santa Fe no ha escapado a este problema. Desde hace unos días realiza una campaña publicitaria en todos los medios de la Provincia.
¿Todos? No, por supuesto. Al igual que ocurre con los pagos de la deuda de Lotería, los medios vinculados a El Litoral han sido completamente excluidos. Las posibles razones para este comportamiento discriminatorio por parte de Lotería de Santa Fe pueden ser:
a) el desconocimiento absoluto de su vicepresidente Rodolfo Cattáneo (porteño, residente en Pilar) del mapa comunicacional de Santa Fe (El Litoral es desde hace decenas de años el segundo medio en importancia en la provincia y también lo es en internet, muy cerca del primero y superándolo en ciertos meses). Este sería el argumento más naif y deseable (aunque improbable).
b) el enojo del propio Cattáneo por un Filtrado donde se daba cuenta de su escasísima asistencia laboral, sus magros antecedentes para el cargo -lo más cercano es una vinculación con la agencia de publicidad de los hermanos Banfi en Buenos Aires y con un juego de Telefé organizado por “Corcho” Rodriguez para recaudar fondos para la Fundación Felices Los Niños durante el menemismo que concluyó con una causa judicial abierta y con el sobreseimiento de Carlos Banfi titular de Teleinfor-. Pero si la decisión de no publicitar en El Litoral obedece a un malestar personal, el funcionario ha antepuesto sus cuestiones personales por sobre la política comunicacional de la provincia.
Ahora bien, si la organización que dirige Cattáneo estuviese tratando de aleccionar vía un pautado discrecional a los medios obsecuentes, acallando voces críticas y extorsionando con el no pago a los medios independientes, estaríamos frente a un caso grave que ameritaría que el Tribunal de Cuentas se expidiera. Ante esta última opción sería oportuno que el gobernador Omar Perotti reconduzca el accionar del funcionario para alinearlo dentro de los valores de la democracia republicana en la que queremos vivir.