La hepatitis C es una infección viral que afecta al hígado y que, en muchos casos, no presenta síntomas evidentes durante años. Esto hace que muchas personas desconozcan su condición hasta que la enfermedad ha avanzado significativamente.
En Argentina, se estima que aproximadamente 250.000 personas viven con hepatitis C, una afección que puede derivar en cirrosis o cáncer de hígado. Un especialista brindó detalles y recomendaciones.
La hepatitis C es una infección viral que afecta al hígado y que, en muchos casos, no presenta síntomas evidentes durante años. Esto hace que muchas personas desconozcan su condición hasta que la enfermedad ha avanzado significativamente.
El Dr. Fernando Daniel Marozzi (MP 2566), gastroenterólogo hepatólogo, dialogó con El Litoral sobre esta enfermedad, que es considerada una pandemia.
“Se estima que del 1 al 2% de la población mundial está contagiado por la hepatitis C” indicó el especialista y agregó que la principal causa de transmisión o de riesgo es la vía parenteral, es decir “aquella que inocula sangre en el organismo”.
Según Marozzi, es una enfermedad que es muy importante reconocerla porque no da síntomas, la mayoría de ellos se presentan cuando la afección ya está avanzada.
“Los síntomas son escasos, muy pocos. Habitualmente se sospecha cuando uno se hace un estudio de rutina como un análisis, ecografía o tiene algún tipo de de riesgo de haber contraído la enfermedad”, expresó.
La hepatitis C se transmite principalmente por contacto con sangre infectada. Aunque desde 1992 se controla el uso de sangre segura en transfusiones y otras intervenciones, existen grupos que estuvieron expuestos antes de esa fecha y hoy tienen más riesgo de haber contraído la infección sin saberlo. Algunos de los principales factores de riesgo incluyen:
En la actualidad, la hepatitis C tiene una un tratamiento extremadamente efectivo que oscila entre un 97, 98 100% de los casos con posibilidad de curarse: “Es una de las pocas infecciones crónicas que se puede curar”, afirmó Marozzi.
“Por eso es importante hacer un un chequeo a la población, sobre todo los mayores de 50 o 60 años, para determinar la existencia o no de este tipo de virus e indicar el tratamiento”, expresó.
“Se considera que es una enfermedad silenciosa porque el virus es tóxico para el organismo, produce una lesión en el hígado, pero no da manifestaciones sistémicas. La enfermedad se hace crónica y claramente se manifiesta cuando ya es evidente”, señaló el especialista.
“Si la enfermedad hepática está avanzada o con alguna complicación, en algunos casos se puede indicar el trasplante de hígado. Pero la idea es que el paciente no llegue a eso, sino detectarlo y tratarlo precozmente”, concluyó.
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