La hipertensión, o presión arterial alta, está emergiendo como una preocupación creciente en la salud pública, afectando a una amplia variedad de grupos, incluidos los niños, las mujeres en diferentes etapas de la vida y los ancianos.
La obesidad y el sedentarismo son un llamado de alerta para padres y profesionales de la salud. El 17 de mayo Día Mundial de la Hipertensión
La hipertensión, o presión arterial alta, está emergiendo como una preocupación creciente en la salud pública, afectando a una amplia variedad de grupos, incluidos los niños, las mujeres en diferentes etapas de la vida y los ancianos.
Este fenómeno está estrechamente ligado al aumento de la obesidad infantil y al estilo de vida sedentario, según expertos en la materia. La Dra. Marcela Tripolone, presidente del Comité de Hipertensión Arterial de la Federación Argentina de Cardiología (FAC), subrayó que la hipertensión es una "afección multifacética que requiere una comprensión completa y un enfoque integral para su manejo y tratamiento efectivos". Con un diagnóstico oportuno, cambios en el estilo de vida y una atención médica adecuada, es posible controlar la presión arterial y reducir el riesgo de complicaciones graves.
La hipertensión se caracteriza por una fuerza excesiva que la sangre ejerce contra las paredes de las arterias. Esta presión se mide en milímetros de mercurio (mm Hg) y se considera alta cuando las lecturas son iguales o superiores a 140/90 mm Hg. La hipertensión no controlada puede dañar gravemente los vasos sanguíneos y los órganos del cuerpo, aumentando el riesgo de complicaciones severas como ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, aneurismas, insuficiencia cardíaca, problemas renales, problemas oculares, síndrome metabólico y demencia.
Aunque la hipertensión puede manifestarse en cualquier etapa de la vida, hay tres grupos que requieren especial atención: los niños, las mujeres y los ancianos.
En los últimos años, se observó un aumento alarmante en la hipertensión infantil. Tripolone señaló que este fenómeno está estrechamente vinculado al incremento en la obesidad infantil y a otros factores de estilo de vida poco saludables. "El control de la presión arterial en niños es vital y requiere el uso de equipos de medición adecuados", enfatizó la profesional. Es crucial que los padres y educadores fomenten hábitos saludables desde una edad temprana, como una dieta equilibrada y la actividad física regular, para prevenir el desarrollo de esta condición.
El cuidado de la presión arterial debe comenzar desde el embarazo, ya que la hipertensión puede tener consecuencias graves tanto para la madre como para el bebé. Durante el embarazo, la hipertensión puede llevar a complicaciones como la preeclampsia, una condición potencialmente peligrosa que afecta tanto a la madre como al feto. Además, las mujeres al entrar en la menopausia también pueden experimentar cambios significativos en su presión arterial. "Los cambios hormonales durante la menopausia pueden contribuir a un aumento en la presión arterial, por lo que es fundamental que las mujeres en esta etapa se sometan a chequeos regulares y mantengan un estilo de vida saludable", añadió Tripolone.
En los ancianos, la presión arterial sistólica tiende a aumentar con la edad debido a la rigidez de las arterias. Mantener las cifras dentro de rangos normales es esencial para reducir el riesgo de complicaciones cardiovasculares en personas mayores. "La hipertensión en los ancianos es una condición común, pero no por ello menos peligrosa. Es crucial que los mayores realicen controles regulares y sigan las recomendaciones médicas para mantener su presión arterial bajo control", subrayó la profesional.
La hipertensión puede clasificarse en dos tipos: primaria (o esencial) y secundaria. La hipertensión primaria es la forma más común y generalmente se desarrolla gradualmente sin una causa específica identificable. Los factores de riesgo incluyen la genética, el estilo de vida y la acumulación de placa en las arterias (aterosclerosis). En contraste, la hipertensión secundaria es el resultado de afecciones subyacentes como problemas renales, trastornos hormonales o el uso de ciertos medicamentos.
Factores de riesgo comunes
Genética: Un historial familiar de hipertensión puede aumentar el riesgo de desarrollar esta condición.
Estilo de Vida: La dieta alta en sal, la falta de actividad física, el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo son factores de riesgo significativos.
Obesidad: El exceso de peso aumenta la presión sobre el corazón y los vasos sanguíneos.
Estrés: El estrés crónico puede contribuir al aumento de la presión arterial.
Tratamiento y manejo
El tratamiento de la hipertensión puede incluir el uso de medicamentos, pero es fundamental realizar cambios en el estilo de vida para controlar eficazmente esta condición. Según la especialista, los pasos iniciales para regular la presión arterial incluyen:
Dejar de fumar: El tabaquismo es un factor de riesgo significativo para la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.
Reducir el consumo de alcohol: El consumo excesivo de alcohol puede elevar la presión arterial.
Controlar el peso: Mantener un peso saludable reduce la carga sobre el corazón y los vasos sanguíneos.
Hacer ejercicio regularmente: La actividad física ayuda a mantener el corazón y los vasos sanguíneos en buen estado.
Seguir una dieta saludable: Una dieta baja en sal y grasas saturadas es crucial para controlar la presión arterial.
El diagnóstico temprano de la hipertensión es esencial para prevenir complicaciones graves. La Dra. Tripolone insistió en la importancia de realizar chequeos regulares, especialmente para aquellos en grupos de alto riesgo. "La detección temprana permite intervenir a tiempo y adoptar medidas preventivas que pueden marcar una gran diferencia en la salud a largo plazo", afirmó.
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